Miércoles, 16 de julio de 2008 | Hoy
JULIO BACCARO Y LA VUELTA DEL RADIOTEATRO EN VIVO
Dentro del ciclo Teatro para Aplaudir, creado para incentivar la actividad radiofónica y abrir camino a los autores noveles, el director estrena esta tarde en una única función Alma de venganza, de la marplatense Liliana Palermo.
Por Hilda Cabrera
Una de las prioridades de un director de radioteatro es crear planos, zonas de emisión de la palabra, y lograr clima –íntimo o bullicioso– con silencios y sonidos o música. Esto dice el director Julio Baccaro (ex director del Teatro Nacional Cervantes), quien ya estrenó en única función una de las obras ganadoras del cuarto concurso organizado por el Consejo Profesional de Radio de Argentores (La amante, de Claudia Isabel Silva) y hoy a las 19.30 presentará otra, Alma de venganza, de la marplatense Liliana Palermo, también en única función, en el auditorio Gregorio de Laferrere, de Argentores (Pacheco de Melo 1820), con entrada gratuita y capacidad limitada a 120 personas.
Se trata de piezas que integran el ciclo Teatro para Aplaudir, creado para incentivar la actividad radiofónica y abrir camino a los autores noveles. Entre la selección hecha por el jurado compuesto por Susana Torres Molina, Joaquín Bonet y Jorge Graciosi, La amante puso en primer plano la figura de María Ana Perichón, quien –como apunta Baccaro en diálogo con PáginaI12– “partió de la isla Mauricio (al sudoeste del Océano Indico), donde había nacido, se estableció en el Río de la Plata y tuvo influencia en los generales protagonistas de las invasiones inglesas”. Casada con Tomás O’Gorman (de ascendencia franco–irlandesa), fue amante de Santiago de Liniers y –según dice la historia paralela– del general inglés Beresford. La Perichona, como se la llamaba, fue para algunos una mujer de mala reputación, fabuladora y al servicio de los invasores, y para otros, una señora de agallas e ideas antiimperialistas. En La amante se la relaciona con otra historia, la de su nieta Camila O’Gorman, la niña de alta sociedad embarazada por el cura Ladislao Gutiérrez, fusilada en tiempos de Juan Manuel de Rosas. En opinión de Baccaro, “mujeres apasionadas que tuvieron participación activa en nuestra historia y cuyos finales fueron la locura y la muerte”.
–¿Cuánto facilita el radioteatro la divulgación?
–Una obra como La amante, por ejemplo, no se puede hacer fácilmente en cine o televisión, porque obligaría a una reconstrucción compleja y costosa, salvo que se encare el trabajo como lo hizo el año pasado Canal 7, en un ciclo organizado por el dramaturgo y guionista Juan Carlos Cernadas Lamadrid, donde se hizo una mixtura trasladando la reflexión al presente. En un regreso de Alta Comedia a la televisión, pude dirigir un libro de Cernadas, Raíces de la tierra nuestra, donde actuaron María Rosa Gallo y Leonor Manso. La acción se situaba en la época de la caída de Manuel de Rosas; teníamos la ropa del Teatro Colón y una escenografía monumental levantada en el viejo Canal 9. Era muy costoso: se necesitaron extras, coches, caballos.
–¿Qué le exige básicamente la radio?
–Reclama una imaginación distinta de la que se aplica a los medios visuales: la palabra sostiene el relato y los efectos especiales y la música hacen todo lo demás. El trabajo del relator es fundamental, también el del sonidista, que en otro tiempo se manejaba con elementos artesanales. Hubo sonidistas prodigiosos como Ernesto Catalán. Dirigiendo teatro conocí a artistas de voces privilegiadas. Las actrices Celia Juárez e Hilda Bernard eran mágicas: nos hacían creer lo que querían. La experiencia en Argentores es interesante también porque el público aprueba o desaprueba y los autores con sentido autocrítico pueden ver por dónde pasan sus problemas.
–¿Participó de alguna transmisión histórica?
–No, aunque la radio me atrajo desde chico. Recuerdo los ciclos de Las Dos Carátulas y las transmisiones desde los teatros, en general de obras del circuito comercial. Durante el intervalo los actores se acercaban al micrófono y hacían sus comentarios. A veces me pregunto qué me llevó a seguir una carrera artística. Nací en Quilmes y ahí llegaba teatro, pero lo fundamental era el cine de los domingos, el continuado de los miércoles, y la radio, lo más inmediato. Cuando me contacté con Nené Cascallar, se asombró de los títulos y personajes que tenía grabados en mi memoria desde los siete años. Con la radio, uno puede vivir mundos muy distantes y crear espacios muy propios.
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