SE PRESENTA HOY EN EL C.C. DE LA COOPERACION
Un libro que revisa a Raúl González Tuñón, periodista
Planteado como un trabajo “de reconstrucción arqueológica”, el libro de Germán Ferrari rescata varios artículos escritos por el creador de Juancito Caminador a partir de la década del ’20: algunos de ellos aún tienen una actualidad asombrosa.
› Por S. F.
Fue un proletario de la máquina de escribir cuando un buen poema era la mejor carta de presentación de un periodista, según opinaba Natalio Botana. En el año del centenario de su nacimiento, Raúl González Tuñón, periodista (Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación), de Germán Ferrari, que se presenta hoy a las 19 (Corrientes 1543), es un libro que redescubre y analiza los trabajos periodísticos esparcidos por decenas de publicaciones nacionales y extranjeras del creador de Juancito Caminador. En Crítica, donde dio a conocer sus primeras colaboraciones en 1925, publicó un extenso reportaje al poeta indio Rabindranath Tagore, Premio Nobel de Literatura 1913. Tuñón, que miraba y sentía como poeta, se involucraba con comentarios y observaciones en primera persona del plural: “Nos despedimos dejándolo en su cuarto, junto a su mesa de trabajo. Está atardeciendo y el poeta por el balcón mira al río que corre allá abajo. Cuando bajamos, divisamos al cocinero que hace sus preparativos para la cena. ¡Es un hombre que se da buena vida este Tagore! Por eso los vecinos no creen que es poeta sino un príncipe; pero un príncipe viejo, loco y taciturno”.
Ferrari cuenta en la entrevista con Página/12 que la investigación arrancó hace 15 años, cuando estudiaba periodismo en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ). En una de las materias que cursaba, Periodismo y Literatura, empezó a descubrir la faceta periodística de Tuñón. En este trabajo que define como de “reconstrucción arqueológica” (que va de Crítica a Clarín y que incluye también los artículos que el poeta publicó en diarios y revistas del Partido Comunista), Ferrari plantea que la escritura de Tuñón anticipa lo que más tarde se conocerá como nuevo periodismo. “Una de las marcas es el involucramiento, a través de un yo o de un nosotros, con el acontecimiento que está registrando como periodista”, explica Ferrari, docente de la UNLZ y colaborador en las revistas Todo es Historia y Tercer Sector. “Las notas sobre el surgimiento de la primera villa miseria de la Argentina es el caso más emblemático: Tuñón se convirtió en un marginal más para entrar a la villa, se vistió con ropas raídas, se dejó crecer la barba, se calzó alpargatas y convivió con ellos, sin darse a conocer hasta que publicó los primeros textos en Crítica.” Ferrari sostiene que le parece imprescindible reivindicar la obra periodística de Tuñón como un antecedente válido del nuevo periodismo, más allá de la figura fundadora de Rodolfo Walsh con Operación Masacre.
“Tuñón era aventurero, curioso, él iba siempre más allá, se metía en el barro. Recorrió las provincias del Norte argentino, se metió en los ranchos, fue a los ingenios, habló con los obreros, tuvo una participación muy directa y se nota todo el tiempo que está ahí presente”, señala Ferrari y agrega: “Pudo ocupar puestos de relevancia en el periodismo argentino, pero prefirió ser un cronista antes que un jefe aferrado a la rutina burocrática”. Muchas de las reflexiones de Tuñón sobre el oficio periodístico en los ’20, cuando la redacción de Crítica estaba en la calle Sarmiento al 1400, en varias habitaciones de una vieja casona, con escritorios de madera y escasas máquinas de escribir, siguen vigentes. Ferrari recuerda en el libro un incidente que protagonizó González Tuñón. “Los viernes, en una página ciertamente singular, colaborábamos varios poetas y escritores miembros de la redacción. En una de esas apareció un artículo mío sobre Henry Ford, el cual había adquirido vastos terrenos en la zona cauchera del Brasil para explotar en forma directa el producto. A la mañana siguiente me llamó el subdirector, advirtiéndome: ‘El director te espera, llevá la renuncia preparada. ¿Estás loco? Te metiste con Ford y los de la agencia acaban de retirarnos los avisos’. Pero el director, sonriendo, se limitó a mostrarme la carta que sería enviada a los agentes del empinado personaje”, comentaba el poeta. En esa carta, Botana replicaba: “El señor Raúl González Tuñón, premio municipal de poesía y redactor responsable de este diario, como no está de acuerdo con la teoría que el Sr. Ford representa en el mundo, se ha permitido formularle críticas. Ustedes, con su actitud, lo han rebajado al nivel de un vulgar fabricante de automóviles”. Pese a la amenaza, los avisos continuaron apareciendo en las páginas de Crítica. “Algunos problemas de nuestro trabajo han empeorado”, subraya Ferrari. “Que Botana lo haya defendido de esta manera nos lleva a preguntarnos, en los tiempos que corren, cuántos dueños de empresas periodísticas defenderían a sus cronistas en una situación similar.”
En unos apuntes para un libro sobre periodismo que le pidió Conrado Nalé Roxlo, y que Tuñón nunca llegó a escribir, trazaba un panorama de las dificultades y contradicciones que atravesaba la prensa. “La máquina invade la calle con su enorme rumor de bestia herida por la velocidad de su propia potencia. El diario va a todas partes. Avisos de los burgueses al lado de notas sobre la desocupación. Notas de arte junto al chiste obsceno. Brulotes por aquí y adulonerías por allá. Mientras tanto hay que mantener el ánimo de los redactores. Hay que decirles: ‘Pueden ustedes escribir con toda libertad’. Pero cuidado si esa libertad molesta a la oficina de publicidad. Entonces la oficina de publicidad amonesta, hace callar al redactor, asume toda la responsabilidad del momento y consigue el aviso amenazado. Entonces, ah, entonces hay que mantener el ánimo del redactor. Entonces se le llama y se le encarga un brulote a la tiranía de Venezuela. Todas las tiranías son despreciables. Menos la tiranía de la oficina de publicidad.”