STAR WARS - THE CLONE WARS, DIRIGIDA POR DAVE FILONI
El nuevo producto del imperio Lucas es apenas un poco de diversión extra para los millones de seguidores y, claro, una nueva fuente de facturación con los personajes de siempre, pero sin tener que lidiar con actores de carne y hueso.
› Por Eduardo Fabregat
STAR WARS - THE CLONE WARS
(EE.UU., 2008)
Dirección: Dave Filoni.
Guión: Henry Gilroy, Steve Melching y Scott Murphy, sobre personajes creados por George Lucas.
Productor ejecutivo: George Lucas.
Música: Kevin Kiner y John Williams.
Con las voces (versión subtitulada) de Matt Lanter, Ashley Eckstein, James Arnold Taylor, Nika Futterman, Samuel L. Jackson y Christopher Lee.
La pregunta es inevitable, aun para los fans acérrimos de la saga Star Wars: ¿era necesario? Más allá de los proyectos animados generados para Cartoon Network –el anterior de Genndy Tartakovsky y la serie de 22 episodios que llegará antes de fin de año–, ¿pedía la historia de los Jedi un nuevo largometraje? La justificación de George Lucas tiene cierta lógica, ya que en La venganza de los Sith se asistía a la caída de un Anakin Skywalker ya curtido en la guerra de los clones mencionada en el episodio de 1977, pero poco se veía de esa misma guerra. Así fue como llamó al director Dave Filoni, responsable de Avatar (para Nickelodeon) y enfermo de la saga desde su más tierna edad, para darle forma a una coda que transcurre entre los Episodios II y III, un poco de diversión extra para los millones de seguidores y, claro, una nueva fuente de facturación con los personajes de siempre y sin tener que lidiar con actores de carne y hueso.
¿Funciona? A medias. Lucas y Filoni diseñaron un estilo de imagen que abreva en las posibilidades de la animación CGI, pero también en las viejas marionetas de Gerry Anderson: eso da un resultado raro, pero al cabo atractivo, y sin dudas quien vaya al cine esperando grandes batallas, naves a velocidades que quitan el aliento y alucinantes combates con sables de luz, saldrá recompensado. Esa textura visual es quizá lo que más atrae de The Clone Wars –y hay varios momentos en los que el comuñe Anakin exhibe más gracia y plasticidad que Hayden Christensen–, pero la mayor decepción es que lo que cuenta el film, la historia que viene a llenar ese “bache”, nunca termina de ser suficientemente interesante. Es casi un pecado: con un inagotable universo de posibilidades, Lucas y Filoni se dejaron vencer por la pereza y bosquejaron un guión en el que el centro del conflicto es que Skywalker y su flamante padawan Ahsoka Tano deben devolverle a Jabba The Hutt su hijito secuestrado (lo que propicia más de una intolerable imagen alla Disney), o éste le abrirá las rutas de abastecimiento al Conde Dooku y los separatistas en vez de al ejército de clones de la República.
Para empeorar las cosas, The Clone Wars vuelve a abusar del diálogo excesivamente explicativo y artificioso, y no termina de sacarles el jugo a los personajes. Más allá de Obi Wan, a quien también se le “completa el perfil” con sus acciones guerreras, por la pantalla deambulan Mace Windu, Yoda, Pal-patine/Sidious, el Conde Dooku, Padme Amidala, C3-PO, R2-D2, Jabba The Hutt, en rangos que van de cierto protagonismo al cameo con fórceps para buscar la empatía. Ahsoka viene a cumplir, de manera evidente y no del todo lograda, el mismo rol de Obi Wan en Episodio I, Anakin en el II y Luke en el IV: la aprendiz que debe refrenar sus impulsos y dar el toque liviano y hasta humorístico, un contraste con la gravedad del maestro. Y ni siquiera la villana Asajj Ventress llega a meter verdadero miedo, casi siempre respaldada por un ejército de droides. Darth Vader o Darth Maul se las arreglaban muy bien solos.
No es que Clone Wars resulte intolerable, ni deba ser considerada un rotundo fracaso. El fan de la saga sabrá reconocerle sus méritos, pero también será su más feroz crítico, porque advertirá ciertas incongruencias en el guión general (¿dónde fueron a parar Ahsoka y Ventress en el Episodio III?, ¿por qué no se menciona aquí al General Grievous?, ¿cómo es que aquí Anakin es considerado un jedi master, si es nombrado como tal en La venganza de los Sith?), y la cantidad de oportunidades desaprovechadas para ampliar realmente el universo Star Wars, agregar información y relevancia a lo ya visto en las películas con actores. Y será el primero en advertir, también, que Lucas se preocupó por insertar una escena muy similar a la de la taberna de Tatooine, pero no tuvo la viveza de incluir ciertos guiños clásicos, necesarios para su público principal. Baste apuntar que en los noventa y pico de minutos no se pronuncia ni una sola vez la ya clásica línea “I have a bad feeling about this...” (“Tengo un mal presentimiento...”); o, peor aún, a nadie se le ocurre despedirse con un “Que la Fuerza te acompañe”. Y ahí es donde los dibujos empiezan a desteñir.
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