Lun 13.10.2008
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TIM RICE-OXLEY, COMPOSITOR Y PIANISTA DE KEANE

“Sólo seguimos nuestro instinto”

El músico británico analiza la evolución artística de la banda. En su tercer CD, Perfect simmetry, próximo a salir, Keane busca ir más allá del estereotipo de “piano rock” que los hizo famosos. Rice-Oxley, además, dice que no ve la hora de volver a tocar en Buenos Aires.

Afirmar que una banda con sólo tres discos editados completó la trilogía volviendo a las raíces puede parecer apresurado. Pero vale para explicar cómo es Perfect simmetry, la novedad discográfica de Keane, que aquí edita Universal el 23 de octubre. Para este disco, esta banda inglesa de piano rock –como han catalogado los neologistas– retoma el tipo de canciones de Hopes and fears y se aleja de la oscura densidad de Under the iron sea. Lo que para los que desconocen su música se traduce en baladas rockeras, canciones en un 4x4 más acelerado y un regreso del piano a la función de guía y no de clima. Es justamente a Tim Rice-Oxley, compositor y pianista, a quien le toca responder esta entrevista y la pregunta obligada...

–Volviendo a las primeras sesiones de composición para Perfect simmetry, ¿qué cambió desde los tiempos oscuros de Under the iron sea?

–Habíamos terminado una gira muy difícil, que nos tuvo cansados y confundidos. Eso se siente en nuestro segundo álbum. Cuando pudimos frenar, nos refrescamos y fue divertido, tuvimos un tiempo hermoso y creativo. Más descansados, escribimos nuevas canciones que salieron así: funkies, frescas. ¡Entusiastas! Creo que ésa es la mejor palabra.

Rice-Oxley está tan convencido de que ése es el término correcto que lo repetirá constantemente mientras mecha recuerdos de su visita a la Argentina, tribulaciones sobre el concepto de cambio constante de la banda –que se completa con el babyface Tom Chaplin en voces, órgano y guitarra y Richard Hughes en batería–. Dominic Scott fue guitarrista hasta 2001 y sobre la ausencia del instrumento clave del rock le toca dar otra respuesta a Tim.

–Aunque son básicamente una banda de piano rock, hay momentos en sus canciones que decantan hacia una guitarra que nunca aparece.

–No es que hayamos decidido no incorporar una guitarra. Tom es un gran guitarrista, pero arrancamos con esta cosa del piano y la gente pensó en nosotros como una banda con piano. Sí, hay momentos en que la música sube hacia donde tendría que haber una viola, pero funcionamos bien así.

Desde ya, en algunos momentos –pocos y muy específicos—, Tom se cuelga la acústica e incorpora ciertos matices de folk y motown al sonido de la banda. Para Perfect simmetry lo hicieron en “Playing along”, básicamente. Pero lo más visible de este tercer álbum es el giro de timón hacia las penínsulas del funk, la música disco y la a veces demasiado amplia gama de la electrónica. Así, “Lovers are losing”, corte difusión de típica estampa Keane, o “You haven’t told me anything” suenan mucho más contemporáneos que baladas como “You don’t see me”, en la línea “Somewhere only we know”.

–“Better than this” tiene el clima característico para un remix con bombo en negra. ¿Están intentando meterse en las pistas de baile?

–No conscientemente, solo seguimos el instinto. Under the iron sea no fue divertido, pero ahora fuimos hacia lo que queríamos. Nos metimos en ritmos bailables porque estábamos excitados y creemos que es importante para que el álbum no sea flaco. Prince o Talking Heads nos han inspirado mucho al verlos divertirse con su música. Es hermoso sentirse así haciendo hip-hop o motown, funk o música disco.

Claro, también habrá que ver las influencias actuales y el estado de la música en 2008, once años después de sus primeros ensayos en Battle, East Sussex, para entender por qué en “Better than this” Tom suena como Mika y el resto de la banda como unos Depeche Mode on speed. “La idea es cambiar todo el tiempo, como Los Beatles o U2. Es difícil, pero estamos orgullosos de poder”, reconoce Rice-Oxley, desde la ida de Scott el único compositor.

–En el tema “Perfect simmetry”, Tom canta: “Pasando el párrafo, clickeando en la foto”. Eso es en lo que muchos jóvenes –y adultos, por qué no– se pasan el día hoy por hoy. ¿A ustedes también les pasa?

–Sí, paso mucho tiempo en Internet. Puede ser bueno mientras no sea una obsesión y sigas interactuando con gente. Esa canción surgió porque me la pasaba viendo malas noticias en Internet. Me obsesioné con leer sobre accidentes aéreos y ahora temo volar. Es genial tener toda esa información disponible todo el tiempo, pero hay que tener mucho cuidado.

El pianista aclara que su afición a Internet no tiene que ver con que se tomen dos años para cada álbum. “Amaríamos hacer música más rápido, pero giramos mucho y además queremos cuidar la calidad”, explica Tim. En su tercer opus, más allá del acercamiento de Keane a una música más moderna que en los primeros dos CD, siguen apareciendo las referencias constantes a maravillas, miedos y fantasmas, la cosmogonía Keane.

–¿La magia y el misterio son distintivos del concepto Keane?

–No soy muy religioso pero creo en el poder del espíritu y de la gente. Veo a este álbum como algo más filosófico, sobre el sentido de que podemos dar más. Hoy todos quieren estar en Gran Hermano o ser Victoria Beckham, por eso queremos inspirarlos a hacer cosas constructivas, algo más romántico que tiene que ver con la magia en un mundo tan destructivo.

–¿Saben que hay chicas argentinas que eligen temas suyos para entrar en su fiesta de quince?

–¡Wow, no sabíamos eso! ¡Es increíble! Cuando fuimos allá fue increíble, nos sentimos como Los Beatles. En tu país la gente es tan pasional y entusiasta con la música que fue conmovedor. Esa es la razón por la que hacemos música, para sentirnos vivos. No puedo esperar para regresar. El próximo año iremos, te lo prometo.

Informe: L. P.

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