Viernes, 6 de febrero de 2009 | Hoy
EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON, DE DAVID FINCHER
Por Luciano Monteagudo
En el prólogo a su más famoso libro de cuentos, Ficciones, Jorge Luis Borges escribió: “Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario”. En los antípodas del pensamiento borgeano, los responsables de El curioso caso de Benjamin Button –el guionista Eric Roth, el director David Fincher– tomaron un relato breve de Francis Scott Fitzgerald y a partir de esa pequeña fábula construyeron un laborioso desvarío de casi tres horas, empobrecieron una idea brillante explayándose en todo tipo de elucidaciones y dictados morales que por cierto no provienen del texto original.
Teniendo en cuenta que Zodíaco no sólo fue una de las mejores películas del 2007 sino también una obra de madurez en la irregular carrera de Fincher, Benjamin Button debe ser considerado un serio paso atrás en su obra. Hecho que, paradójicamente, ahora confirma su consagración en la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, que después de haber ignorado olímpicamente a Zodiac viene de otorgarle a Button nada menos que trece candidaturas al Oscar para la entrega de premios que tendrá lugar en Los Angeles el 22 de este mes.
Se diría que salvo la ingeniosa premisa inicial –la idea de que un niño nazca como un viejo y después de una larga vida en reversa finalmente muera siendo un bebé– poco y nada ha quedado en el film de Fincher del relato original de Scott Fitzgerald, publicado como una “fantasía” en su volumen Cuentos de la era del jazz (1921). Allí donde el texto de Fizgerald es seco y preciso, la película en cambio parece extender cada una de sus escenas de manera redundante, mucho más allá de lo necesario; allí donde había humor ahora hay circunspección y solemnidad; cuando el relato sugería alguna ironía de raza o de género el film se esmera en ser políticamente correcto; y en lugar de la prosa aérea y ligera de Fitzgerald, que no pretendía aleccionar a nadie, ahora en cambio hay una película ahogada no sólo por el inmenso peso de su producción sino también por su sensiblería y su voluntad parroquial de andar impartiendo lecciones de vida.
No parece casual que el guionista de Button sea Eric Roth, el mismo de Forrest Gump, donde también allí, con la misma excusa de un freak, se dedicaba a pasear a su protagonista por los grandes acontecimientos de la historia de su época para que ofreciera –como hostias consagradas– su bonhomía y su pureza de corazón. Algo similar sucede ahora con Benjamin Button, que como ha nacido viejo tiene la experiencia suficiente como para mirar el mundo desde su sabiduría y su piedad, virtudes que desde la imagen Fincher refuerza con empalagosos amaneceres y atardeceres en los que se supone que no sólo los personajes sino también los espectadores pueden aprender a valorar las cosas verdaderamente importantes de la vida.
Que el narrador original –una distante tercera persona omnisciente del singular– haya sido reemplazado en el film por una anciana (un déjà vu de Titanic) que en su juventud amó a Benjamin Button y ahora desfallece en un hospital de Nueva Orleans justo cuando castiga a la ciudad el terrible huracán Katrina (¿?), parece uno más de los muchos malentendidos que están en el núcleo del film de Fincher. La actuación de Brad Pitt es otro de ellos: se supone que es un capolavoro que justifica su inclusión en las cinco candidaturas al Oscar al mejor actor protagónico, pero en verdad cualquier espectador va a estar siempre mucho más pendiente de su maquillaje (¿es él?, ¿no lo es?, ¿qué edad tiene ahora?) que de su actuación. Para cuando finalmente se lo puede reconocer plenamente, a la hora y media de película, ya parece también otro milagro del Photoshop y no un personaje de carne y hueso.
4-EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON
(The Curious Case of Benjamin Button; EE.UU., 2008)
Dirección: David Fincher.
Guión: Eric Roth, basado en el relato de Francis Scott Fitzgerald.
Fotografía: Claudio Miranda.
Música: Alexandre Desplat.
Intérpretes: Brad Pitt, Cate Blanchett, Taraji P. Henson, Tilda Swinton, Elle Fanning, Julia Ormond, Jared Harris, Faune A. Chambers, Elias Koteas.
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