Lunes, 7 de septiembre de 2009 | Hoy
CAZA DE LETRAS, UN CONCURSO LITERARIO DE LA UNAM
Sealtiel Alatriste, coordinador de Difusión Cultural de la Universidad Nacional de México, cuenta cómo el concepto de Gran Hermano puede alejarse de la banalización televisiva y convertirse en una plataforma para la creación literaria.
Por Silvina Friera
El lema de este Gran Hermano de la literatura podría ser “la imaginación a la web”. Caza de Letras, el primer Virtuality literario, inspirado en los reality shows televisivos con nominados y expulsados, fomenta la creación literaria, la difusión de nuevos autores y su publicación, a través del uso de las nuevas tecnologías. La tercera edición de este certamen organizado por la Universidad Nacional de México (UNAM), que se realizará vía Internet en www.cazadeletras.unam.mx, está destinada al cuento, género de elevado prestigio y aceitadísima tradición por estos pagos latinoamericanos, que sigue luchando contra el escaso interés de las editoriales. Todos los escritores de habla hispana de hasta 40 años que tengan un libro de cuentos en proceso, rigurosamente inédito, podrán inscribirse hasta el 14 de septiembre utilizando un seudónimo y un avatar, personaje animado, bajo cuya identidad se amparará mientras participe en el concurso. En una segunda etapa se seleccionarán los 12 integrantes de la casa virtual y cada uno recibirá una cuenta de blog ligada al portal Caza de Letras. Durante las siete semanas que durará este concurso-taller on line (del 7 de octubre al 25 de noviembre), interactuarán con los miembros del jurado, los escritores Alberto Chimal, Martín Solares y Guadalupe Nettel (ver aparte), quienes leerán y opinarán sobre los textos con el objeto de mejorar los trabajos, además de sugerir distintos ejercicios que los participantes deberán realizar y publicar en sus respectivos blogs. Las expulsiones se decidirán tanto por los votos del jurado como del público. El ganador se alzará con los 100 mil pesos mexicanos del premio (unos 7800 dólares) y la publicación de la obra en una coedición de la UNAM con Alfaguara.
Lejos de banalizar la literatura mediante el chisme y el culto a la personalidad del escritor, este Virtuality literario, experiencia inédita y única en su género que en esta edición también hará uso de las redes sociales como Facebook, YouTube y Twitter, se propone como un ámbito de fogueo para los escritores y un puente virtual entre creador, público y jurado. La elasticidad de esa extraña musculatura que es la imaginación y la capacidad de escribir y de enfrentarse a los comentarios críticos serán los auténticos protagonistas de este reality literario. El escritor mexicano Sealtiel Alatriste, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM y padre de esta propuesta, cuenta a Página/12 que “más que reticencias, lo nuevo genera siempre suspicacia, pero con el paso del tiempo las percepciones cambian”. El autor de Besos pintados de carmín, cuyo apellido tomó prestado Arturo Pérez-Reverte al iniciar la saga del famoso capitán Diego Alatriste, plantea que en tiempos de Internet, chat y Facebook, instrumentos que son utilizados por centenares de millones de personas todos los días, “resulta natural que la web sea un espacio colectivo y participativo de creación, sin que ello signifique suprimir la individualidad del creador”. En el Virtuality 2007 183.500 “cazadores furtivos”, definición del lector de Michel de Certeau, visitaron la página de Caza de Letras. En la edición del año pasado el número de visitas fue de 45.300. Esta diferencia se explica porque en la primera versión se trataba de textos breves, que podían ser leídos con mayor rapidez, mientras que en la segunda edición, por tratarse de una novela corta, el tiempo de lectura y permanencia en la página era mayor.
“El formato de los reality fue muy exitoso precisamente porque incluían la participación del público. Y si pensamos que estamos en la era de la web 2.0, definida por la participación de los usuarios a través de comunidades, usar este formato para la creación y consumo literarios fue un gran acierto que quedó demostrado con el éxito de esta iniciativa. De hecho, un escritor siempre va a estar sujeto a la respuesta de la gente, que emite un criterio favorable o negativo al comprar un libro, nada más que en este caso lo hace en el desarrollo mismo del proceso de escritura”, compara Alatriste. “Cientos de miles de personas han ingresado a la página. Es un número de visitas extraordinario, que no hace sino ratificar el entusiasmo que se ha generado con este puente virtual entre creador, público y jurado. Y es que no se trata del concurso tradicional que usualmente apunta a los escritores consagrados, sino de una especie de taller que busca cazar nuevos talentos y recuperar esfuerzos de creación que, de otra manera, podrían quedar inadvertidos.” Fernanda Melchor, ganadora de la primera versión del Virtuality, “de todas formas habría encontrado la manera de hacerse leer, pero Caza de Letras le facilitó mucho más las cosas”, subraya Alatriste. Arturo Vallejo, ganador de la edición 2008 que participó con el seudónimo de “Ciencia Vudú”, acaba de publicar su primera novela, No tengo tiempo, en una coedición de la UNAM con Alfaguara. “Simplemente piense en lo importante que es para un escritor que comienza, el hecho de que su primer libro sea publicado por una de las más importantes casas editoras del mundo hispano”, agrega el coordinador de Difusión Cultural de la UNAM.
–Una vez que quedan seleccionados los 12 “habitantes” de la casa virtual, el público puede ingresar al blog de cada uno, escribir comentarios y votar. ¿Cómo se combinan los votos del jurado y los lectores? ¿Cuánto vale cada uno, o quién tiene la última instancia de premiación? Podría suceder que el jurado se incline por un ganador y el público por otro, ¿no?
–La dinámica de votación varía en cada edición y es parte de la sorpresa del concurso. En el Virtuality 2007, al principio hubo cierta discrepancia entre las preferencias del público y las del jurado, y las atribuyo más bien al carácter general del concurso-taller y a una primera inclinación de los lectores a no juzgar el trabajo en el taller, sino lo llamativo de ciertas personalidades. A medida que el concurso-taller avanzó, el público se concentró más en los resultados del trabajo que en el perfil de los participantes. En la segunda edición, en la cual se trabajó un producto medianamente terminado –una novela breve–, prácticamente no hubo discrepancias entre público y jurado o, si las hubo, éstas fueron las que pueden existir en cualquier concurso literario, donde la selección de ganadores casi siempre genera controversia. La diferencia es que Caza de Letras es como una vitrina en la que quedan al descubierto todas estas diferencias y coincidencias. Eso es lo llamativo del formato.
–En este Virtuality se intenta que prevalezca la obra y la imaginación en detrimento de la construcción de una figura pública de los escritores, que participan con seudónimos y avatares. A pesar de que no hay fotos de los participantes ni aparecen sus nombres reales, ¿Se ha conseguido evitar el peligro de que el personaje animado, el avatar, se coma a la obra o esta posibilidad, aunque más en un segundo plano, forma parte también del juego?
–Caza de Letras es un concurso-taller literario, cuyo propósito es no sólo apoyar a los jóvenes creadores, sino también recuperar para la creación literaria los nuevos espacios de intercambio público que ofrece la tecnología. Efectivamente, la socialización del proceso creativo a través de la red, puede determinar que la personalidad de los participantes tenga alguna relevancia en principio, pero en última instancia lo que se premia es la obra. Quisiera insistir en que lo que queremos en este Virtuality no es sólo que los concursantes “escriban” mejor, sino animar la lectura, que los lectores sientan pasión por lo que leen, que lo comenten, lo discutan entre ellos, con los autores y el jurado. Podríamos decir que el concurso se convierte desde el principio en un gran foro de lectura.
–¿Qué tipos de ejercicios suele solicitar el jurado y cómo ha sido la reacción de los participantes cuando son sometidos al “tribunal” del jurado y los lectores?
–Yo diría que más que ejercicios, son desafíos que el jurado plantea a los participantes para contribuir, por ejemplo, a una mejor definición de los personajes y/o la trama de un relato. La escritura no deja de ser un acto solitario, porque a fin de cuentas es el narrador quien resuelve aspectos de forma y fondo, pero el componente de taller-foro, le puede ayudar a superar ciertos vacíos o dudas. Al verse sometidos al juicio del jurado y del público en los procesos de nominación-eliminación, la reacción de los participantes ha sido en general responder con trabajo al reto.
–¿Qué balance hace del impacto que está teniendo este Gran Hermano Literario entre lectores y escritores?
–El balance es ampliamente positivo, no sólo porque Caza de Letras, en su corto tiempo de vigencia, se ha convertido en referente de un nuevo formato de concurso literario, sino porque precisamente esa modalidad ha profundizado la complicidad creador-lector en el proceso de elaboración de la obra. A fin de cuentas, los objetivos eran y son, promover la creación y fomentar la lectura. En ambos aspectos, vamos por muy buen camino.
–¿Por qué el cuento, que goza de tanta reputación y prestigio en casi toda América latina, sigue siendo un hueso duro de roer para el mercado editorial, que le presta escasa o nula atención y espacio en los catálogos?
–Creo que es un fenómeno relativamente reciente, porque no hay que olvidar que muchos de los narradores latinoamericanos consagrados comenzaron publicando cuentos, relatos cortos. La obra de Horacio Quiroga, Cortázar, Onetti, Vargas Llosa, el propio Juan Rulfo, García Márquez, en fin, varios representantes de una muy importante generación de creadores, ofrece un ejemplo muy claro de lo que sostengo. Hay que reconocer, sin embargo, que las editoriales le han otorgado cierta preferencia a la novela e incluso a la poesía. Dado que el cuento es un género que tiene exponentes brillantes en América latina, se trata de abrir nuevamente un círculo de producción que parece cerrado. Resulta curioso pero, a pesar de este abandono del mercado, el cuento es, junto a la poesía, el género más abordado por los jóvenes escritores. Al optar por el cuento como tema de esa Caza de Letras, la UNAM pone su grano de arena para revertir esta situación.
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