El estado de salud de Mercedes Sosa continuaba siendo ayer muy delicado, según el último parte médico del Sanatorio La Trinidad, donde la cantante permanece internada desde el último 18 de septiembre. El padre Luis Farinello la visitó para darle “la unción de los enfermos” (el último sacramento religioso que se otorga a los católicos), a pedido de la familia de la cantante. A diferencia del jueves pasado, cuando se conoció la noticia del grave estado de Mercedes, su familia no organizó una rueda de prensa en la puerta de la clínica.

“Vengo a compartir el dolor por esta situación y sólo resta esperar un milagro”, dijo Farinello. El religioso es amigo de la familia y destacó que en las charlas que mantenían “Mercedes decía que la injusticia es obscena y que el hambre de los pibes es obscena”. El texto de los profesionales que atienden a la tucumana consigna que la artista, de 74 años, “se ha agravado en las últimas 24 horas, como consecuencia del mayor deterioro de sus funciones orgánicas”. Se indica también que “continúa en coma farmacológico y con asistencia respiratoria mecánica, (y) su pronóstico sigue siendo reservado”.

La expectativa en torno del estado de la intérprete trascendió lo artístico y las fronteras argentinas, y la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, dijo desde San Carlos, cuna de Violeta Parra: “Quisiera que desde aquí le enviáramos nuestro cariño y admiración a Sosa”. A fines de 2007, Bachelet condecoró a la cantante con la Orden al Mérito Bernardo O’Higgins. Se supo además que la presidenta Cristina Kirchner puso a disposición de la familia “todo lo necesario en este difícil momento que están atravesando”, aunque, según indicaron fuentes oficiales a Página/12, dispuso también que no se perturbe a los familiares con ningún tipo de consulta.