CONTROVERSIA ALREDEDOR DE UNA TAPA DE LA REVISTA W
› Por Carola Long *
La imagen de Demi Moore en la tapa de la revista W era sospechosamente esbelta. Al primer vistazo, la actriz de 47 años –encajada en un corsé dorado– parece muy flaca. Pero cuando los analistas de medios echaron una mirada más cercana, emergió un consenso: la foto había sido digitalmente alterada. Parte de la cadera izquierda parece haber sido borrada y su muslo es más ancho que su cadera. La estrella de Ghost y Striptease utilizó Twitter para postear la que dice que es la foto original, negando que haya sido alterada. Allí escribió: “Esta es la imagen original. Gente, mis caderas no fueron retocadas”. Los fotógrafos Mert Alas y Marcus Piggott también negaron haber alterado la foto de Moore.
Pero ahora la controversia tomó un nuevo giro, luego de que se sugiriera que, más que alterar la foto, los directores de arte de W simplemente le sobreimprimeron una imagen de la modelo polaca Anja Rubik, usando el mismo vestuario. Las fotos parecen coincidir a la perfección, y un fotógrafo de Los Angeles, Anthony Citrano, ofreció donar cinco mil dólares a una institución de caridad si Moore puede probar que la foto de tapa no fue manipulada. Ni la actriz ni W han respondido aún.
No es la primera vez que una supuesta manipulación digital de fotos de moda causa controversia. En octubre, Ralph Lauren fue forzado a disculparse por haber transformado el aspecto de la modelo Filippa Hamilton en una publicidad de los jeans Blue Label: su cintura fue reducida hasta algo improbablemente pequeño. En 2003, GQ admitió haber alterado un retrato de tapa de Kate Winslet para hacerla lucir más delgada. El retoque es un secreto a voces en la moda y publicidad, y casi todas las imágenes que aparecen en las revistas fueron mejoradas de algún modo, para balancear el color de la piel o remover manchas. Una edición reciente de Elle reveló cómo una foto de tapa de Kate Hudson fue tratada para remover sombras.
Belinda Coleman, de la agencia de retoque londinense The Shoemakers Elves, dice: “Casi todas las imágenes son alteradas. Es una cuestión de grados, aunque la gente puede volverse adicta al retoque. Se trata de mejorar la fotografía, no de alterarla hasta volverla algo completamente distinto”. Según Coleman, la manipulación drástica, como lo que parece ser la tapa de W, “no es algo que suceda a menudo... pero sin ver la foto original es imposible decir qué es lo que hicieron”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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