Lunes, 3 de mayo de 2010 | Hoy
EL FIN DE SEMANA MáS CONVOCANTE EN EL PREDIO DE LA RURAL
Los encargados de los stands coinciden en que hubo un crecimiento en la cantidad de visitantes y en la venta de ejemplares. “Este año viene mucho mejor que el anterior.” Claro que también los precios aumentaron respecto de la temporada pasada.
Como sucede todos los años, los fines de semana la Feria del Libro se transforma en el paseo ideal de muchos. Tanto el sábado como ayer, los pasillos de La Rural volvieron a colmarse de visitantes de todas las edades, ávidos de llevarse sus ejemplares favoritos o de disfrutar de alguna de las actividades que ofrece el encuentro. La cantidad de público ratificó una vez más el alto nivel de convocatoria e implicó una tendencia ascendente en las ventas. Las especulaciones en relación con el año pasado comenzaron, y los encargados de los principales stands ya aseguran que hubo un crecimiento.
“Este año para nosotros viene mucho mejor que el anterior”, manifestó Hector Massi, de El Ateneo. Ese es el espíritu entusiasta que se repite en gran cantidad de stands en la 36ª edición de la Feria. De cualquier forma, en la mayoría de los casos no es posible saber si el incremento es cuantitativo. A propósito, Susana Fernández, de Cúspide, aclaró que los libros “aumentaron bastante”, motivo por el cual “las cifras son mayores”. En la misma línea, Fernando Peralta, de Ediciones B, calculó que las ventas están por encima del 25 por ciento, aunque la cantidad de ejemplares vendidos alcanza un 5 por ciento más que en la edición anterior. Porcentajes de entre el 10 y el 20 más que en 2009 en el volumen de ventas manejan tanto Raúl Robledo (Planeta), Florencia Ure (Random House Mondadori) y Cristina Borras (Longseller).
Los clásicos, esos que resisten el paso del tiempo, se reivindicaron como tentaciones para el público. “Hicimos una diferencia importante con las ofertas en versión pocket”, contó Borras. Al pensar en los libros que despertaron la atención de los visitantes, Fernández mencionó los dos fascímiles de las ediciones originales de Julio Cortázar La vuelta al día en ochenta mundos y Ultimo round, cada uno a 95 pesos. En la vereda opuesta a esos imprescindibles, están los libros que intentan explicar fenómenos bien actuales e incluso brindar una mirada sobre gustos del público. Un ejemplo es La filosofía de House, que cuesta 65 pesos y que también se ubicó en el centro de las miradas.
Un punto fuerte de la Feria del Libro es el nutrido cronograma de presentaciones y actividades para grandes y chicos, e incluso instituciones educativas que, en la mayoría de los días, comienza a las 14 (la agenda puede consultarse en www.ellibro.com.ar/internacional/ programa). Los encargados de los stands coinciden en la ventaja que representa el contacto de los autores con el público. “En tres horas y media que duró la firma de Angeles en tus tumbas vendimos 350 ejemplares”, subrayó María Estomba (Ediciones B), al recordar la presencia del pastor evangelista Guillermo Prein. Asimismo, Estomba resaltó la visita de John Katzenbach, que ayer también autografió sus best-sellers, entre ellos El psicoanalista, La sombra y Juicio final. Ure destacó el auge de la novela romántica y la cantidad de personas ansiosas porque Gloria Casañas dejara sus huellas en sus recientemente adquiridos En alas de la seducción y La maestra de la laguna.
Los jóvenes se erigieron como “público de culto” de Rodolfo Fogwill, al asistir a la charla que el escritor brindó a propósito de la reedición de Los Pichiciegos. Por su parte, los más chicos también tienen su lugar en la Feria, con propuestas que combinan lo lúdico con lo educativo. Este fin de semana, un hecho destacado en el rubro infantil fue la presencia, por ejemplo, de Fernando de Vedia. En tanto, los más pequeños disfrutaban de la lectura de cuentos de Uranito, una colección infantil que reúne títulos de autores jóvenes como Fabiana Fondevilla, Nicolás Schuff, Patricia Suárez y Carolina Tosi.
La Feria materializó la idea de que los libros de autoayuda tienen su propio público. Claudio María Domínguez, quien se autodefine como un “difusor” de caminos para encontrar la armonía y la paz, presentó Despertemos ya mismo. Cielo Latini, que en Abzurdah contó su propia experiencia de anorexia, lanzó Chubasco, relato de la vida de una amiga obsesionada con Internet y con un romance volátil construido a través de Facebook, y convocó a buena cantidad de adolescentes. Y, siguiendo con los libros que se postulan como salvadores, imposible no mencionar a Bernardo Stamateas, quien firmó ejemplares de Intoxicados por la fe.
Para muchos, elfin de semana es el único momento en el que pueden visitar la Feria. Por eso los pasillos se vuelven materia susceptible de análisis: la heterogeneidad del público llega a su extremo, tanto en edades como en gustos. El libro, objeto de deseo, es llamado a responder a los más diversos encargos.
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