Mar 24.08.2010
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BLURRED VISION Y SU VERSIóN DE “ANOTHER BRICK IN THE WALL”

“Ojalá esta canción ayude”

Sepp y Sohl, iraníes exiliados en Canadá que consiguieron más de 290 mil “visionados” en YouTube con su “Hey, ayatolá, leave the kids alone”, detallan que todo fue tan sencillo como pedirle permiso a Roger Waters. “Ahora la canción es suya”, les dijo.

› Por Jerome Taylor *

Aterrorizada, temiendo por su vida, una joven mujer con una bufanda roja atraviesa corriendo una puerta hacia un cuarto oscuro. Perseguida por un furioso mulá, saca su teléfono e intenta desesperadamente llamar por ayuda, pero el celular no tiene señal. La escena podría ser otra pieza de video secreto contrabandeada fuera de Irán por la clase de jóvenes activistas que tomaron las calles el verano pasado, cientos de miles de personas en las protestas más multitudinarias desde la revolución iraní. Pero no es eso, sino la escena de apertura de una nueva versión de la fundacional canción de protesta de Pink Floyd “Another brick in the wall”, que se está convirtiendo en un himno de resistencia underground para quienes se oponen al régimen de Teherán.

Blurred Vision, una banda de rock liderada por dos hermanos cuyas familias huyeron de Irán y se instalaron en Toronto, realizó una relectura del clásico grabado por el grupo de rock británico en 1979. Sepp y Sohl –el dúo prefiere dejar su nombre completo en secreto, debido a que aún tienen familiares en Irán– filmaron el video prácticamente sin presupuesto, pero tuvieron ayuda de Babak Payami, un cineasta iraní que ahora vive en Austria, y Terry Brown, uno de los productores de rock más conocidos de Canadá. Combinado con imágenes de la protesta del año pasado, el video es un potente lamento por los jóvenes desprotegidos, y termina con una versión alterada del estribillo original: “Hey, ayatolá, ¡dejá a los pibes en paz!”.

La canción ya cosechó más de 290 mil “visionados” en YouTube y fue incluida en la categoría musical del festival de cortometrajes del Soho londinense, donde se vio en igualdad de condiciones con producciones mucho más pulidas de grupos como Faithless y Gorillaz. En un café del Soho, los hermanos explican cómo su canción captura la imaginación de los jóvenes iraníes, en un país donde el rock está prohibido por ser un producto occidental decadente y subversivo. “Estamos recibiendo mensajes de muchísimos iraníes que dicen que están usando la canción como una manera de darles voz a sus protestas”, dice Sohl, el hermano mayor, de 35 años. Sepp, de 28, agrega: “La semana pasada nos llegó un mensaje, y cuando Sohl lo tradujo tenía lágrimas corriendo por sus mejillas. Era un fan que vive en Irán, y que decía todo el tiempo: ‘Mantengan nuestra voz viva, mantengan nuestra voz viva, si ustedes no lo hacen, nadie nos escuchará’”.

Como muchos otros iraníes exiliados de todo el mundo, los dos músicos vieron las protestas del año pasado con una mezcla de excitación y foreboding, a medida que el régimen mostraba que estaba preparado para usar todo el poder de sus fuerzas de seguridad para ahogar las demostraciones. La banda, formada en 2000, se dio cuenta de pronto de cuán importante se había vuelto Internet para mantener la atención del mundo focalizada en Irán, y para coordinar las protestas en el lugar. “De pronto, las protestas les dieron credibilidad a redes sociales como Facebook, Twitter y YouTube”, dice Sepp. El grupo empezó a alentar a los iraníes a usar su sitio web como punto de tránsito para colocar imágenes de las protestas, pero rápidamente el gobierno bloqueó el acceso. No importó demasiado, porque los iraníes están más duchos en los modos de sortear las restricciones colocadas en la red.

Los hermanos buscan alentar a los activistas en Irán a que usen un software llamado Haystack, un ingenioso sistema de encriptación que logra eludir los controles de Internet del gobierno. “Fue inventado por un pibe de 24 años de California que estaba tan furioso con lo que sucede en Irán que decidió programar un software para los iraníes”, explica Sepp. “Funcionó tan bien que a las supercomputadoras les llevaría cientos de años hackearlo y detenerlo. Ni siquiera es iraní: sólo quería ayudar.”

Alimentada con una dieta de rock clásico (entre sus influencias, los hermanos citan a The Beatles, The Rolling Stones, Led Zeppelin y Pink Floyd), la banda empezó a hablar de la posibilidad de hacer una versión de “Another Brick in the Wall”. “Al principio estábamos preocupados porque la gente lo tomara a mal”, admite Sepp. “Mierda, yo mismo me enojaría si alguien se metiera con Pink Floyd. Pero la letra encajaba con Irán de manera perfecta.” El dúo grabó la canción y se la envió a Roger Waters. “No queríamos hacerlo sin su aprobación, pero él nos contestó enseguida y dijo: ‘De aquí en adelante, esa versión de la canción es suya’.”

Ahora, el grupo tiene esperanzas de que el single (la mitad de lo que recaude irá a Amnesty International) inspire a los disidentes de Irán del mismo modo en que sirvió en Sudáfrica, cuando los activistas contra el apartheid usaron el himno de Waters para manifestarse contra la segregación racial en las escuelas. Sohl espera que la difusión que tuvieron las protestas del año pasado ayude a cambiar la percepción que los occidentales tienen de Irán, de una república islámica dedicada al desarrollo de armamento neutral a un país que, como Sudáfrica, está exigiendo un cambio. “En la superficie puede parecer que los manifestantes fueron aplastados, pero ellos abrieron una puerta a lo inevitable”, dice. “La opinión en Occidente está cambiando, y yo creo que con el tiempo la gente hablará por los iraníes. Se trata de salvar la grieta entre Este y Oeste. Con suerte, esta canción podrá ayudar un poco a que eso ocurra.”

De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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