En la Argentina, igual que en Uruguay, existe algo llamado “derecho público pagante”. Este gravamen reemplaza al derecho de autor en el caso de obras pertenecientes al dominio público y su recaudación es uno de los medios de financiamiento del Fondo Nacional de las Artes. El fundamento es, sencillamente, que quienes programan las obras de los autores muertos hace más de setenta años paguen un porcentaje de la recaudación, de la misma manera en que lo harían si el derecho de autor estuviera vigente, para incentivar la producción de los artistas vivos. Pero, claro, no todos pagan. Uno de los mayores deudores es el Teatro Colón, con el que el Fondo tiene dos juicios pendientes y está por comenzar el tercero.

Desde 2006 que el Colón no paga un centavo y, según dicen en el Fondo, ni siquiera los atienden. La cifra adeudada desde ese año hasta 2010 es de 2.802.647 pesos. “Cabe señalar que, actualmente, el precio de las localidades, en el caso de las funciones de ópera y ballet que tienen lugar en el Colón, no responden a objetivo benéfico alguno”, dijo a Página/12 Héctor Valle, director del Fondo Nacional de las Artes. “Por el contrario, se cotizan a valores internacionales. En función de los mismos, están dejando de abonar una suma en el orden del millón de pesos mensuales, por derechos de representación.” El funcionario señaló, por otra parte, que “es cierto que ese tipo de actividades, debido a sus altos costos, en todo el mundo es deficitaria y sólo viable a partir del compromiso estatal por solventarla. Pero ello no omite la obligación que, por ley, tiene quien programa las obras. Así, por ejemplo, el Teatro Argentino de La Plata, atiende regularmente el pago de los referidos derechos”.