Lun 22.08.2005
espectaculos

CONGRESO SOBRE MUSICA

“Habría que redefinir qué es lo popular”

La investigadora Alejandra Cragnolini habla del encuentro que empezará mañana. Participarán más de 130 especialistas.

› Por Diego Fischerman

“No puede compararse a Soledad o Luciano Pereyra con la Mona Jiménez. La Mona tiene una trayectoria creativa de importancia.” Alejandra Cragnolini, una de las más destacadas investigadoras argentinas en el área de la música popular y, también, una de quienes más hizo para que se realizara en Buenos Aires el sexto congreso de la Rama Latinoamericana de la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular (Iaspm), que comienza mañana en el Centro Nacional de la Música (México 564) y se desarrollará hasta el próximo sábado, mira ciertas músicas subestimadas por la intelligentzia y distingue, dentro de ellas, las que muestran procesos de elaboración y un cuidado en la terminación de las que, simplemente, obedecen a operaciones de mercado.
Esta especialista, que ha realizado trabajos acerca del chamamé entre migrantes correntinos residentes en Buenos Aires, del circuito de promoción de la música de la bailanta y de su influencia en la creación y recreación de estilos, está particularmente interesada en el deterioro de ciertas prácticas relacionadas con la creación –el tiempo de ensayo y la posible dedicación a la composición, por ejemplo– a partir de la explotación que sufren los músicos en el mercado de la movida tropical. Estos temas, junto a otros que van desde el tango hasta la música caipira del Brasil, el reggae en México DF o el estilo de Piazzolla, serán parte de este congreso, del que participarán más de 130 investigadores provenientes de distintas ciudades argentinas y de Canadá, Estados Unidos, Israel, España, Brasil, Uruguay, Chile, Cuba, México, Venezuela y Colombia, y cuyo lema temático será “Música popular, exclusión/inclusión y subjetividad en América latina”.
“La Rama Latinoamericana de la Iaspm se creó hace cinco años y es interdisciplinaria; reúne no sólo a musicólogos sino también a académicos provenientes de la sociología, de los estudios culturales, del área de la comunicación y de la antropología. La propuesta es tratar de entender a la música como un hecho más complejo que lo meramente sonoro”, cuenta Cragnolini. “Y en el caso de esta rama de la asociación, su existencia tiene que ver con el hecho de que ciertas prácticas obligan a teorizar desde un lugar más local, a pensar en América latina como un campo diferenciado”, cuenta Cragnolini.
–El hecho de que se haya creado una asociación para el estudio específico de la música popular hace pensar en que la musicología tradicional no la tenía demasiado en cuenta.
–La musicología histórica siempre fue bastante reticente al estudio de la música popular, un poco, supongo, a partir de los propios supuestos básicos que manejaba: la idea de la obra como autónoma, independiente de los condicionamientos sociales, el privilegio de la esfera más espiritual de la música. La música popular era vista como demasiado contaminada socialmente y no pasible de ser recortada como un objeto de estudio, al nivel de los parámetros estéticos.
–¿Eso sucedió sólo en América latina o en el mundo entero?
–En todo el mundo. Uno de los invitados al congreso, John Shepherd, planteaba en los ’70, justamente, esta cuestión de la resistencia a los estudios sobre música popular por considerarla de un menor nivel estético. Eso también tenía que ver, creo, con la pertenencia de los académicos a determinados grupos sociales y con sus propios juicios estéticos. Un investigador es también un sujeto, cargado de subjetividad, con sus gustos y sus valores, y eso, a la hora de acercarse al análisis de un cierto tipo de música, genera rechazo o aceptación.
–¿No es un campo demasiado grande e impreciso el de la música popular, en tanto se incluyen allí objetos funcionalmente muy distintos?
–Habría que redefinir qué es lo popular, más allá incluso de la música. Si se define lo popular por lo resistente, por lo contrahegemónico, hoy lacultura de mercado parece no ser ni resistente ni contrahegemónica. Pero sí hay muchos trabajos que se presentan en congresos como éste, que tienen que ver con la música de mercado. Creo que los deslindes, en la actualidad, son difíciles. Las definiciones son muy estancas. Quizá sería preferible hablar de músicas de determinados grupos y no de categorías cerradas. Y entran, en efecto, muchas cosas en esa definición. Músicas de sectores marginales, de sectores medios. Y se suma a eso, desde ya, lo que sucede con las condiciones del mercado, con el lugar del músico en la sociedad y con las maneras en que sus músicas son escuchadas en distintos ámbitos.

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