EL DISCURSO DEL REY ES LA FAVORITA DE LA 83ª CEREMONIA DE LA ACADEMIA DE HOLLYWOOD
Sin la adrenalina que generó la presencia argentina el año anterior, el show de esta noche promete pocas sorpresas: el rey tartamudo lleva todas las de ganar, salvo en el rubro mejor actriz, donde no compite. Y allí se perfila el cisne de Natalie Portman.
› Por Luciano Monteagudo
A diferencia del año pasado, donde todo el suspenso y las expectativas y el triunfalismo de tribuna estaban puestos en el Oscar a El secreto de sus ojos, esta vez no sólo no hay una película argentina en carrera por la estatuilla de la Academia de Hollywood sino que además, según todos los análisis previos, queda muy poco lugar para las sorpresas. Con lo cual la noche de hoy –la número 83 de un ritual no por repetido menos celebrado– puede ser demasiado larga para atravesarla sin bostezos. Con la mano en el corazón: ¿alguien piensa llegar en vela hasta las dos de la mañana, ansioso por ver subir al escenario del Kodak Theatre de Los Angeles a los productores de El discurso del rey? No parece precisamente el más apasionante de los finales. En Hollywood, los hermanos Weinstein son una leyenda, aunque más no sea por su prepotencia de trabajo y su aspecto de mafiosos, pero fuera de ese radio y en los otros 200 países a los que la ceremonia se propalará en directo son unos perfectos desconocidos.
Tampoco es que su protagonista, Colin Firth, claro favorito a llevarse la estatuilla al mejor actor, sea Jack Nicholson o Robert De Niro. Algunos quizá recuerden vagamente haberlo visto antes en Mamma mia!, pero no es esa clase de figuras magnéticas o carismáticas capaces de despertar al más dormido cuando lance su discurso de agradecimiento. ¿O acaso tartamudeará, a diferencia de lo que sucede en su película? Al fin y al cabo, no va a poder tener a Geo-ffrey Rush a su lado para ayudarlo a pronunciar el speech.
¿Y las chicas? Ahí tampoco da la impresión de que vaya a producirse ningún sobresalto, pero al menos la favorita tiene un atractivo –aquello que solía llamarse “sex appeal”– del que Firth manifiestamente carece. Medio mundo se juega por Natalie Portman, y no sin razones. Su tour de force en El Cisne Negro es un auténtico protagónico absoluto, a diferencia del de Annette Bening en Mi familia, que aparece como su competidora más cercana, pero varios cuerpos atrás, apenas encabezando un pelotón de rezagadas. Y el hecho de que Portman esté embarazada le puede agregar una dosis de azúcar al premio...
Los nerds de Hollywood computan unas cuantas ganadoras del Oscar a la mejor actriz que subieron al escenario con panza: Eva Marie Saint (Nido de ratas), Meryl Streep (La decisión de Sophie), Rachel Weisz (El jardinero fiel) y Catherine Zeta-Jones (Chicago). Pero otros les retrucan que el solo hecho de estar embarazada no significa nada: si no que le pregunten a su compañera de rubro, Mrs. Bening, que ya pasó por esa decepción, justo antes de ser madre, como antes lo hicieron Judy Garland, Glenn Close, Marcia Gay Harden y Cate Blanchett.
El Oscar al mejor director, que entregará la ganadora del año anterior, Kathryn Bigelow (como para compensar la escandalosa ausencia de cineastas mujeres en la ceremonia de este año), viene un poco más peleado. Las apuestas –cuándo no, en una película que suma la friolera de doce candidaturas– se inclinan hacia Tom Hooper, por El discurso del rey. Después de todo, este británico egresado de Oxford ya ganó la votación entre sus pares, el Director’s Guild of America, y habitualmente quienes resultan premiados aquí también se llevan la estatuilla del Oscar. Las estadísticas indican que, desde 1948, sólo en seis oportunidades este premio no coincidió con el de la Academia. Pero (siempre hay un pero) los insiders de Hollywood susurran que en el DGA votan muchos directores de televisión, que quisieron celebrar el ascenso de uno de sus pares, en la medida en que Hooper se ha dedicado hasta ahora casi exclusivamente a las miniseries, a uno y otro lado del Atlántico. En cambio, para el Oscar vota toda la masa societaria de la Academia, unos 5000 miembros, y allí puede sacar ventaja David Fincher por su estupenda Red social. Sería justicia.
Los premios al mejor actor y actriz de reparto son de los primeros en entregarse y allí quizás haya también algo de suspenso. Entre los varones, la pelea de fondo está entre el favorito Christian Bale por El ganador y Geoffrey Rush por El discurso del rey. Pero todo indica –los premios previos, las casas de apuestas de Las Vegas– que el primero puede llegar a ganar por KO. El caso de las actrices secundarias es diferente: aquí nadie parece ponerse de acuerdo. La veterana Melissa Leo se roba todas sus escenas en El ganador, pero hay quienes le ponen unas fichas a los 14 años de Hailee Steinfeld (la obstinada adolescente de Temple de acero), mientras que otros no descartan el efecto arrastre de El discurso del rey y señalan a Helena Bonham Carter. En fin, tampoco es la final de la Copa del Mundo.
La que corre con el caballo del comisario es Toy Story 3, en el rubro mejor película de animación. En la categoría mejor film extranjero, las agencias de noticias hispanoparlantes han hecho creer que Biútiful, del mexicano Alejandro González Iñárritu, es la favorita. Es verdad que el protagónico de Javier Bardem funciona como una poderosa fuerza de tracción, pero los bloggers de Hollywood miran en cambio un poco más lejos e indican que la que pica en punta es la película dinamarquesa In a Better World, aún inédita en Argentina. No habrá que esperar mucho. Aproximadamente una hora después de iniciado el show, pasadas las once de la noche (hora argentina), la reina Helen Mirren será la encargada de anunciar al ganador de la terna.
Ah, para tener en cuenta: si cuando se anuncia el Oscar al mejor largo documental el ganador es Exit Through the Gift Shop no se asusten si sube al escenario un tipo enmascarado o disfrazado de mono. Es su director, Banksy, un famoso artista internacional del graffiti, cuyas obras pueden aparecer tanto en la Nueva Orleans post Katrina como en el infame muro que separa a Israel de la Franja de Gaza. El tipo guarda celosamente su identidad, para trabajar más cómodo y evitar represalias, y no parece muy probable que esta noche elija mostrarle al mundo cómo es su cara. En todo caso, qué mejor promoción para sí mismo que ocultarse allí donde todos se muestran.
¿Los animadores? Anne Hathaway (la Reina Blanca de Alicia en el País de las Maravillas) y James Franco, que al haber aceptado este rol sincera las nulas posibilidades que tiene de ganar el Oscar al mejor actor por su protagónico en 127 horas. Quienes tuvieron acceso a los ensayos afirman que en el segmento inicial se pueden llegar a lucir en sus intervenciones digitales, mezclados en diferentes escenas de las diez candidatas a la mejor película. Y que después van a depender del guión, a cargo de los libretistas de siempre (Bruce Vilan y John Mack) a quienes los productores han sumado un par de nombres nuevos, para remozar un poco la ceremonia: entre ellos, el de Jordan Rubin, de la escudería Judd Apatow, responsable de la llamada Nueva Comedia Estadounidense. Se rumorea también que –para sumar alguna risa, que siempre hace falta– asomará un invitado sorpresa. ¿Billy Cristal? Quizás. Habrá que ver para creer.
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