Jueves, 4 de agosto de 2011 | Hoy
OPINIóN
Por Eduardo Fabregat
Es uno de esos errores que duelen, que se pueden arreglar en la versión digital, pero ya no hay nada que hacer con el papel: al escribir mi columna “Qué lujo, Campanella” (publicada el martes en Página/12) en el medio del frenesí que a veces puede ganar a una redacción, el elogio al reparto de la serie de Telefe hablaba de “la formidable máscara para ese cura de vocación tardía...” olvidando citar nada menos que a Luis Brandoni, dueño de la tal máscara y responsable de otro de los grandes trabajos actorales que distinguen a El hombre de tu vida. Con las disculpas del caso, se hace la justiciera, necesaria aclaración.
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