Pocos intérpretes fueron tan influyentes como ella. Pocos transformaron tanto las maneras de cantar la música de la Edad Media y el Renacimiento como Montserrat Figueras. Nacida en Barcelona en 1942 y formada en la Schola Cantorum Basilensis, quien fue fundadora del grupo Hespèrion XX junto a su marido, el violagambista Jordi Savall, murió ayer en esa ciudad. Su voz se había hecho famosa en la banda de sonido de Todas las mañanas del mundo, de Alain Corneau, donde cantaba una de las Leçons de ténèbres de François Couperin. Su voz sin vibrato, la agilidad de sus ornamentaciones y un espíritu y una manera de frasear que venía de las músicas populares españolas significaron una revolución en la música antigua. Los discos de Hespèrion XX dedicados a la música medieval y renacentista española, entre otros, fueron centrales para una nueva forma de entender la interpretación de música antigua.
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