Juan Carlos Gené fue actor, autor, director, conferenciante: de todo. Un hombre entero de teatro. Desde que arrancó hace más de cincuenta años con El herrero y el diablo, y después, todo. Yo estuve muy cerca de él a partir de la obra de Carlos Gorostiza, Los prójimos, con Pepe Soriano, Cipe Lincovsky, Chiqui Laurenz e Hilda Suárez. Hicimos una temporada de seis meses con esa obra. Y ahí tuve una aproximación. El se acercó mucho a mí y yo mucho a él. Fuimos amigos de visitarnos, de venir él a leerme cosas, de todo. Se me murió un amigo, un amigo profundo, con el cual he tenido conversaciones que lamentablemente con otros amigos no he tenido. ¿Conversaciones de astronomía, por ejemplo? Sí, y de navegaciones, qué sé yo. Nos quedó siempre la conversación sobre la muerte, seguramente porque no sabíamos qué decir. El era un estudioso. Hacía Molière y leía todo Molière. Una vez me dijo: “Voy a preparar un espectáculo Borges”, que al final no hizo. Y se compró inmeditamente los cuatro tomos de Borges y se los leyó todos. Leyó todo Beckett antes de que hiciéramos Krapp, la última cinta magnética. Era de una exigencia que a mí, personalmente, me gustaba. Esa exigencia me hacía sentir bien, pese a que era bravísimo en su exigencia. Yo fui amigo de él y se ve que eso suaviza todo, también las exigencias.

* Actor.