Martes, 1 de mayo de 2012 | Hoy
PEDRO AZNAR CELEBRó EL LEGADO DE LUIS ALBERTO SPINETTA
Durante dos horas y media, el cantante, compositor y bajista repasó una extensa lista de temas inolvidables de todas las épocas y de todas las formaciones del Flaco. Unas 50 mil personas disfrutaron del encuentro en Plaza Italia, frente a la Feria del Libro.
Por Karina Micheletto
“Pedro Aznar celebra la música de Luis Alberto Spine-tta”, fue la invitación servida anoche en Plaza Italia, frente a la Feria del Libro, en el marco del Día de la Ciudad. Una invitación que se cumplió en la exactitud de la belleza de las canciones reinterpretadas ahora por Aznar, una extensa lista de temas inolvidables de todas las épocas y de todas las formaciones del Flaco. Unas 50 mil personas, según las cifras del gobierno porteño, organizador del concierto, enfrentaron la fría noche con el cobijo de temas como “Kamikaze”, “Todas las hojas son del viento”, “Los libros de la buena memoria”, “Resumen porteño”, “Blues de Cris”, “Que ves el cielo”, entre tantos otros coreados en voz baja y agradecidos por la multitud. Primero solo, luego en dúo con el tecladista y compositor Andrés Beeuwsaert, más tarde en un trío al que se sumó Héctor “Pomo” Lorenzo, baterista que compartió diversos proyectos con Spinetta, y también con la cantante Roxana Amed como invitada en un par de temas, Aznar dio muestras de su talento en la exacta medida en que intervino el espíritu de los clásicos ajenos con el propio.
“Es muy difícil describir la emoción que representa homenajear a alguien que ha cambiado nuestras vidas tanto y para siempre. Por un regalo de la vida me toca estar acá, cuando la ciudad está homenajeando a uno de los ciudadanos más importantes de la historia”, comenzó diciendo Aznar, al explicar por qué eligió resaltar la idea de una “celebración” más que la de un “homenaje” para el concierto. “Voy a tratar de conectarme con las canciones más que con el recuerdo porque, si no, no voy a poder cantarlas”, agregó. A pesar de la autoadvertencia, no pudo evitar recordar esa marca que, en el recuerdo, deja ligadas estas grandes canciones a momentos de la vida. Eso que pasa con las marcas de las canciones que se vuelven eternas, y cada uno entre los presentes, seguramente, habrá puesto en juego anoche las propias.
Dos temas con marcas multiplicadas interpretó Amed, en dúo con Aznar: “Barro tal vez” y “Durazno sangrando”. Como en varias ocasiones a lo largo del concierto, un siempre perfeccionista Aznar invitó a retomar algunos tramos de temas, o directamente hacerlos de nuevo, cuando fallaba el sonido, o se iba de tiempo, o no llegaba a afinar. “Perdonen, pero el frío desafina los instrumentos. Y antes de hacer esto desafinado, me corto un dedo”, bromeó en un momento. El final llegó con tres perlas como bises, “Quedándote o yéndote”, “Ella también” y la siempre pedida “Muchacha ojos de papel”. Puentes amarillos –un título que dio lugar a una ingeniosa circulación de bromas por la feliz coincidencia entre la evocación de la “Cantata” del disco Artaud, y el color chillón que es la marca de los organizadores– se extendió durante dos horas y media, bastante más allá de las 21, cuando la Feria abrió sus puertas en forma gratuita.
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