A apenas cinco meses del fallecimiento de Adrián Otero, su compañero de Memphis La Blusera, Emilio Villanueva, saxofonista fundador del ensamble de blues y boogie woogie, falleció en la noche del lunes a raíz de una descompensación cardíaca, según informó la familia del músico conocido como “el Saxo de La Paternal” y por su permanente look barbado de hombre sabio y manso.

Tanto a bordo del barítono como del tenor, Villanueva marcó con su saxo el pulso caliente de muchas de las más inconfundibles piezas de Memphis, como “La Bifurcada” o “Moscato, pizza y fainá”, ya desde los comienzos del grupo en el barrio porteño de Floresta. De hecho, en la pizzería Universal, que menciona esa última canción, fue que se gestó el combo que mantuvo vivo el blues argentino durante tres décadas, entre 1978 y 2008. En esos años, participó de trece producciones discográficas del grupo. Luego de la separación del grupo, Villanueva y el bajista Daniel “El Ruso” Beiserman formaron Viejos Lobos y publicaron en 2009 su único CD, Viejos lobos del blues, en el que siguieron explorando el blues tradicional y el boogie woogie, e interpretando canciones de su anterior grupo con Beiserman en la voz.

Villanueva mamó estos géneros de joven, cuando vivió en Chicago, meca de estos sonidos, y también pudo darles cuerda en Kansas City Boys, un grupo de covers en el que intentó como cantante.

En una entrevista, ámbito en el que rara vez participaba porque prefería dejarles el entuerto a Otero y Beiserman, Villanueva consideró que Memphis “es el arrabal y los cien barrios porteños, desde La Boca hasta Floresta pasando por La Paternal y desde Puente Alsina hasta Boedo con ese perfume a jazmín y la Luna reflejada en el empedrado y un viejo blues sonando en un bodegón, el puerto con sus guinches, Eugenia revoleando el monedero en la zona roja y el moscato de la Universal”.