“LOVE ME DO”, DE DOMINIO PúBLICO
Con los dos minutos y diecinueve segundos que dura “Love me do”, su primer sencillo, publicado en octubre de 1962, Los Beatles cambiaron el curso de la música popular. Esta canción de la dupla Lennon/ McCartney no causó el alboroto que “From me to you” ni desató la transatlántica reacción estadounidense a “I want to hold your hand”, pero marcó el inicio de su carrera fonográfica y asentó una jurisprudencia rockera: la composición y publicación de material propio. De acuerdo con la legislación europea, esta canción y su lado B, “P.S. I love you”, entraron al dominio público, pues ya terminó el año cincuenta desde la aparición de su primera grabación, aunque Paul y los herederos de John no perdieron los derechos de autor.
Es que si bien en la Unión Europea estos últimos expiran pasados setenta años desde la muerte del autor, los fonográficos –es decir, los relativos a la reproducción del material, que ostentan por lo general los sellos discográficos– se extienden sólo por cincuenta a partir de la primera aparición de una grabación registrada. Es posible, entonces, desde el 1º de enero reproducir públicamente, replicar y hasta vender copias de estas canciones en cualquier formato y sin pagar por ello a ninguna compañía. No obstante, la interpretación de los temas en espectáculos pagos, el remix o la realización de versiones o covers aún requiere de un permiso o un pago, pues en esos casos entra en juego el derecho autoral de Los Beatles, según explicó a Página/12 Beatriz Busaniche, experta en comunicación y nuevas tecnologías, así como en materia de leyes, de la fundación Vía Libre.
Hace unos años, cuando estaban por entrar a dominio público algunos hits tempranos del británico Cliff Richard, la figura de excepción de la música joven inglesa antes del ascenso beatle operó para la extensión de estos derechos fonográficos hasta 95 años, como es en los Estados Unidos. Sin embargo, los miembros del Parlamento Europeo votaron su extensión hasta los 70 años de publicada la obra, lo que entrará en funcionamiento en 2014. El lobby de las empresas discográficas, que hacen por estos días su negocio en base a obras de catálogo, fue contundente para la aplicación de esa normativa.
Entre tanto, dos empresas ya hicieron uso de “Love me do”: Digital Remasterings la incluyó en un compilado de grabaciones tempranas de Los Beatles, y Pristine Classical se animó a una remasterización de la obra. Esto último permanece como una intervención ilegal sobre la canción, ya que pasa sobre los derechos de los autores, pero la compañía explicó que lo hizo así para “reclamar por la extensión de derechos fonográficos”.
En cambio, otra empresa, en este caso estadounidense, hizo lo suyo para fundar nuevos derechos fonográficos en torno de canciones de Bob Dylan de 1962 y 1963: Sony Music publicó una recopilación de 86 inéditos en solo cien copias y en unas pocas ciudades de Europa. ¿El objetivo? Publicarlas antes de que venza el plazo de 50 años de registradas, para poder, una vez que en Europa sea extendido hasta 70 años, seguir sacando rédito de ellas. El título de esta obra es elocuente y bastante insolente: The 50th Anniversary Collection. The Copyright Extension Collection Vol.1.
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