SELENE COLOMBO Y 8 PASOS ADELANTE, EL DOCUMENTAL QUE ESTRENA MAñANA EN PARQUE CENTENARIO
La directora se cruzó de manera casual con la problemática del autismo y desde ese momento sintió la necesidad de hacer un aporte: “Pensaba hacer solamente el guión, pero no conseguí director, y sentí en mi corazón que tenía que hacer esta película”.
› Por Oscar Ranzani
Hija de padres italianos, Selene Colombo nació hace treinta y ocho años en Berna, Suiza alemana. Y desde chica conoció diferentes países, ya que viajó junto a su familia a Marruecos, Suecia y Francia. Hasta que a los dieciocho años se mudó a Italia, donde estudió Ciencias Políticas. Su peregrinar no culminó allí: en 2005 viajó a Nueva York, donde trabajó cinco años. Y en 2010 decidió visitar la Argentina para luego retornar a Italia a comienzos de 2013. Pero esos diversos países, con lenguajes y culturas distintas, no impactaron tanto en su manera de ver la vida como cuando conoció, casi por casualidad, el mundo del autismo. Colombo no tenía ninguna relación previa con personas con este trastorno ni tampoco familiares autistas. Pero un día fue a tomar un café con la prima de una amiga suya. Esa persona se llama Alexia Rattazzi y es la presidenta de Panaacea, institución cuya sigla significa Programa Argentino para Niños, Adolescentes y Adultos con Condiciones del Espectro Autista. Ese encuentro se produjo el 2 de abril de 2012, Día Mundial de la Toma de Conciencia sobre el Autismo. Y Colombo, con experiencia en el tema audiovisual, sintió la necesidad de contar lo que percibió desde el momento en que conoció a un grupo de chicos. El resultado es 8 pasos adelante, documental que se estrenará mañana a las 20 en el Anfiteatro del Parque Centenario, en el marco del 15º Bafici, que comienza hoy.
A Colombo le impresionó en esa charla que mantuvo con Rattazzi el aspecto fundamental de la detección precoz. “Como no se conoce la causa, la única manera de resolverlo es con la detección precoz. Y yo le pregunté a ella si era difícil detectar tempranamente un niño con autismo. Y ella me dijo que no, que es muy fácil. ‘El problema es que la gente no lo sabe’, me respondió”, cuenta la documentalista, quien sintió que con un poco de información “puede cambiar la vida de un montón de familias”, según relata en la entrevista de Página/12. El film muestra el trabajo llevado adelante por Panaacea, motivo por el que hablan algunos profesionales. Pero no se trata de un documental didáctico ni institucional, sino que establece una mirada humana registrando las interacciones de los chicos y adolescentes con sus terapeutas y sobre todo con sus familias. Esto permite entender qué significa el diagnóstico para las familias, cómo se pueden trabajar las habilidades vinculadas con la comunicación o maximizar su potencial. Y lo más importante: 8 pasos adelante contribuye a superar la barrera de los prejuicios sociales y a combatir la estigmatización en torno del “diferente”. Colombo presenta niños y adolescentes que son los verdaderos protagonistas del documental y que tienen distintos grados de autismo. Pero aclara que no hizo una selección previa, sino que “viendo chicos y adolescentes que frecuentan este centro, me pasaron frente a los ojos un montón de tipologías de autismo. No fue un casting, sino que fue todo casual, todo natural también”, especifica la directora.
–Si bien el film menciona el aspecto científico, usted buscó encararlo más bien desde una dimensión humana, ¿no?
–Sí. Yo diría que es solamente el aspecto humano. En mi caso, como no sabía nada de autismo y no soy una especialista, la filmación es completamente mi punto de vista humano. Encontré muchos niños que están resolviendo el problema del autismo con amor, esperanza y aceptación. Y eso hace que los padres acepten eso. No lo viven como una condena, sino como una oportunidad. Vinieron a este mundo por una razón.
–¿La idea fue hacer una película concientizadora?
–Esa fue la razón principal. De científico hay poco, porque no es un documental científico. Filmo al niño con su problemática en un ambiente familiar. Y después interviene el terapeuta, que habla del niño. Pero es sobre el niño.
–En varias ocasiones no hay relatos a cámara, sino filmaciones de situaciones familiares. ¿Cómo trabajó la interacción de los chicos con la cámara?
–La verdad es que, al principio, yo pensaba hacer solamente el guión y dejar la dirección de la película a un director. Y estaba buscando un realizador, pero no lo encontré. Y sentí dentro de mi corazón que yo tenía que hacer esta película de todas formas. Al final, fue un desafío. En relación con la interacción de los chicos con la cámara, lo que pasó es que todos los chicos son amigos míos, me conocen. Cuando yo los filmaba, ellos estaban completamente confortables.
–¿Hizo un trabajo con ellos antes de la filmación?
–Sí, yo fui a sus casas a comer y a jugar. De esa manera, aprendí la técnica de comunicación con ellos, porque cada niño es distinto.
–Después de investigar el tema, ¿cómo cree que incide el contexto social en un chico con autismo?
–El niño con autismo es mucho más sensible que otro niño. Entonces, la energía que hay alrededor es lo más importante. Si hay una buena energía, si hay padres, familiares y otros niños que no sean autistas que lo quieren, que lo aman, que lo aceptan como él es, para el niño ya es un logro enorme. A nivel de recuperación, el noventa y nueve por ciento es el ambiente. El niño con autismo tiene un problema de comunicación, de relación. Si el otro no está, ¿cómo puede comunicarse? Es un ejercicio constante y mutuo. El ambiente es todo.
–El autismo genera un proceso de aprendizaje también para los padres. ¿Cómo notó esto en los casos que abordó?
–Todas las técnicas incluyen a los padres. Los padres están completamente comprometidos con la técnica terapéutica. Por ejemplo, en el psicoanálisis están el paciente y el analista. En el caso del autismo, están el paciente, los padres y el terapeuta. Siempre están presentes los padres para escuchar y aprender. Como el cerebro se desarrolla las 24 horas, los que más pueden influir sobre el desarrollo del cerebro del niño son los padres. No es el terapeuta cada semana. Esta técnica incluye a los padres para que conozcan todo lo que es bueno hacer con su propio niño, con la ayuda del terapeuta. Los padres incorporan tanto la técnica que es casi como una sustitución del terapeuta. Los padres aprenden lo que el terapeuta trabaja con el niño.
–¿La idea del documental fue también mostrar cómo a pesar de las dificultades del autismo una familia puede ser feliz en esas circunstancias?
–Sí, claro. Uno parte de una situación dramática y puede ver que se desarrolla a través de esta terapia una transformación de negativo a positivo. Por eso, los terapeutas trabajan mucho sobre los padres. Si hay un padre que está deprimido, no puede transmitir al niño la energía necesaria. Y eso es todo, porque, como dije, el ambiente es todo. Yo vi padres jugando todo el tiempo con su propio niño, sonriendo, con una alegría mutua. Eso también me convenció de hacer este documental. Ellos los adoran y están orgullosos de tener sus niños.
–¿Cree que existe una confusión a nivel social sobre lo que significa el autismo y cómo interviene en el comportamiento humano?
–Hay mucha confusión sobre el autismo. Si navegás por Google, hay diferentes opiniones. Y si un padre consulta eso, encuentra respuestas distintas. Es un peregrinar constante buscando una técnica u otra, un doctor u otro, sin fin. Hasta que no encuentran el terapeuta adecuado. Ese es el drama que hay en el autismo. También para reconocerlo, porque el pediatra quizá no sabe reconocer el autismo en un nene. Piensa que la mamá es ansiosa, que el nene va a aprender a hablar. Le dice a la madre que no se preocupe. Y después pasa el tiempo, y el tiempo es oro.
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