ENTREVISTA A AURIMAR NUNES, DIRECTOR DEL CENTRO CULTURAL BRASIL-ARGENTINA
El funcionario habla de la idea de revertir la tendencia que en los ’90 convirtió a los centros culturales en instrumento de ideas más propio de un ente privado que de un estímulo al intercambio cultural entre dos naciones con intereses y fascinaciones mutuas.
› Por Luciana De Mello
“La primera ventaja del intercambio entre Brasil y Argentina es que tanto los argentinos como los brasileños nos creemos que hablamos a la perfección la lengua del otro. Nosotros llegamos acá creyendo eso, que el español es fácil; los argentinos van allá y con decir hola gatinha como vai ya se sienten que hablan portugués.” Aurimar Nunes, director del Centro Cultural Brasil-Argentina, sonríe al comentar las cercanías y distancias culturales entre los dos países hermanos. El Centro Cultural –inaugurado el 1º de julio de este año– no sólo tiene como objetivo la enseñanza del idioma portugués en su vertiente brasileña, sino que viene a plantear un cambio decisivo en cuanto a políticas de gestión cultural del gobierno brasileño en el exterior. Durante los noventa, siguiendo al espíritu privatizador de la época, los centros culturales de la Embajada de Brasil pasaron a ser entes privados no sólo en Argentina sino en otros países alrededor del mundo. Y hoy la reestructuración tiene que ver con un cambio de paradigma, iniciado ya en el gobierno de Lula, sobre la re-estatización de la gestión cultural, tanto fuera como dentro del país.
–¿Cómo fue el recorrido de intercambio cultural hasta ahora?
–Podemos decir que desde los años ’50 existe una presencia cultural fuerte del gobierno brasileño en Argentina. Primero mediante el Centro de Estudios Brasileños de la Embajada, luego con la Fundación Centro de Estudios Brasileños, y todo este caudal de experiencias llevaron a que el gobierno brasileño decidiera crear su propio centro cultural, teniendo en cuenta la dimensión de la relación Brasil-Argentina, que se profundiza cada vez más. Nosotros vemos a muchos artistas brasileños acá, y por otra parte vemos menos artistas argentinos en Brasil de lo que nos gustaría. Ese es un punto en el que vengo pensando hace muchos meses, cuando me encargaron esta tarea de crear un centro cultural de la embajada, y que este centro sea un espacio de diálogo. Claro que como diplomáticos y como embajada de Brasil tenemos la misión institucional de promocionar la cultura brasileña, pero yo quiero que este nuevo centro cultural sea un espacio de intercambio entre las dos culturas. Así que más que tener un escritor brasileño dando una charla, nos interesa organizar un diálogo, por ejemplo, entre un escritor argentino y uno brasileño. Más que traer una exposición de un pintor brasileño, queremos ver una muestra de un pintor argentino sobre sus experiencias en Brasil. Entonces, si bien tenemos la obligación de promocionar la cultura brasileña, uno de los puntos en los que vamos a ser innovadores es en esto de promocionar un diálogo verdadero y fresco entre las dos culturas. Y por otra parte vemos como fundamental en Argentina la enseñanza del portugués como instrumento de diálogo de las dos sociedades. Hay muchos argentinos estudiando portugués, la idea de un centro que se crea dentro de la Embajada es que tenga un nivel de profesionalismo muy alto.
–¿Y esto no sucedía antes con la Funceb?
–En cuanto a la difusión del idioma, sí. El hecho es que lo que jamás fue divulgado es que Funceb es una fundación privada creada en 1996. Desde entonces el gobierno brasileño mantenía un convenio que era renovado cada dos años por el cual aportaba recursos, subsidiaba las actividades de la Fundación. En esa época se pensó que las fundaciones debían ser privadas, caminar solas, sin el apoyo del Estado, en todo el continente. Y lo que se demostró es que Funceb no logró volverse independiente, siguió dependiendo de los recursos del Estado, así que el gobierno después de mucho analizar decidió poner esos recursos, incluso para fines de control, en su propio Centro, un espacio vinculado a la embajada. Estamos hablando de dinero público, nos parece mejor para poder controlar y gastar esos recursos públicos que la cultura se vuelva un objeto de gestión pública ciento por ciento. Esto es una transición de un modelo hacia otro. Los profesores de Funceb han ido a concurso, muchos han entrado. Otros no quisieron presentarse y ahí es donde hay reclamos, pero nosotros somos un órgano público y tenemos que hacer las cosas de manera ecuánime para todos. Lo importante es que el Centro es una institución nueva, estatal y vinculada a la embajada. Con Funceb no hay conflicto, estamos en una transición negociada donde hay mucha cooperación para que se lleve a cabo con tranquilidad. Las reacciones son naturales y son aisladas.
Brasil y Argentina tienen una serie de acuerdos bilaterales en el área cultural y en el área educacional que incluyen programas de posgrado, becas de intercambio para estudiantes de ambos países y un programa de escuelas de frontera donde los maestros argentinos enseñan una parte del día en Brasil, al mismo tiempo que los brasileños enseñan una parte del día en Argentina. Por otra parte, la ciudad de Buenos Aires cuenta con nueve escuelas plurilingües donde se enseña portugués. “Todo eso no se dio de la noche a la mañana –aclara Nunes–, es un proceso que comienza en la década del 50 con el Centro de Estudios Brasileños. Lo que ahora es diferente es que el gobierno brasileño vuelve a involucrarse completamente en la difusión del idioma portugués en la Argentina. Tenemos una cosa poco conocida que son los lectores. Hay una lectora que enseña portugués en la UBA, otra en la Universidad de Córdoba y otro lector en la Universidad de Mendoza, todos subsidiados por el gobierno brasileño.”
–¿Cuáles son las actividades que tienen pensadas para el Centro?
–El tema es que nosotros trabajamos con una programación anual en la Embajada, pero como estamos abriendo a mitad de año vamos a proponer actividades ad hoc para este semestre. Es decir, a partir de 2014 ingresamos en una programación anual. Ahora en septiembre habrá un encuentro de historiadores y queremos comenzar con un proyecto para la comunidad de brasileños residentes en Buenos Aires, un espacio para que los niños sigan escuchando y practicando el idioma, donde habrá cine infantil y actividades lúdicas para ellos, así como un programa de asistencia al residente que estará vinculado a la Cancillería. En cuanto a la literatura, tenemos ganas de traer a escritores jóvenes como Beto Brant, Daniel Galera, hay una escritora que no es tan inédita pero que aún no vino a Argentina, que es Patricia Melo, y que es buenísima. Hay una política del ministerio en el área cultural –sobre todo la parte de música– de promocionar jóvenes. Es decir, claro que es lindo y hace parte de nuestro ADN promocionar la bossa nova, pero queremos darles espacio a los jóvenes, como lo hicimos con Céu, por dar un ejemplo. Por otra parte, en el nuevo centro vamos a tener una sala de cine donde vamos a mostrar no sólo cine brasileño, sino que vamos a proponer por ejemplo un ciclo de películas sudamericanas de los ’90, cuando todos los cines de la región –ustedes más que nosotros– crecieron y aparecieron a nivel mundial después de 40 años, cuando fue el pico, ahí en los ’60. Me encantaría hacerlo por tres cuatro meses, invitando a directores argentinos, brasileños, uruguayos, chilenos, colombianos. En nosotros está muy presente esa idea de que no es sólo Brasil para dar, sino también Brasil para recibir.
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