No es la primera vez que un personaje interpretado por Jessica Lange participa de ritos tribales. Era el objeto de deseo, la ofrenda a King Kong (John Guillermin, 1976) para calmar a la bestia en su isla. En American Horror Story: Coven (martes a las 23 por Fox), la actriz, aunque tenga un papel secundario, es el verdadero sentido de esta ficción. No hay dudas de que el semblante duro y enigmático de Lange se ha convertido en la musa de Ryan Murphy, creador del programa de terror. Puede que hayan pasado los años y la belleza ha dado lugar a un aspecto ciertamente más tenebroso; ha obtenido dos premios Oscar, pero su maléfica caracterización sigue embrujando. De hecho, aquí hace de Fionna Goode, una hechicera suprema que busca proteger el aquelarre, los secretos del pasado y refundar su era con sus jóvenes aprendices.

La tercera temporada de la serie del cerebro detrás de Nip/Tuck y Glee vuelve a mutar de figura, pero mantiene el fondo. Integrada por 13 capítulos, se autodenomina como una “antología”, ya que cada año cambia de historia principal y ambiente, pero mantiene la misma base de actores que alternan personajes, logrando una ligazón enfermiza. En el primer año, el eje era una casa maldita, luego pasó al confinamiento en una institución mental con iconografías católicas dando vueltas, y en esta ocasión pasa a expertas en conjuros que viven bajo sus propias leyes. Hay dos historias principales, una acontece en la actualidad y la otra a comienzos del siglo XIX.

De todas las temporadas, la recientemente estrenada en la Argentina ha sido la mejor recibida por la crítica y el público en Estados Unidos. Antes era de culto masivo, ahora es directamente masiva. ¿Cuánto habrán tenido que ver los tenebrosos avances en formato de promos o imágenes diseminadas por la web? Mujeres colgadas de los techos y paredes, agujas y sangre espesa, cuernos y fuego. Puede que bastante.

El escenario de AHS en esta ocasión es toda una ciudad. Ninguna más pertinente que Nueva Orleans, al borde del río Mississippi, con su ritmo de jazz, de idioma creole y el clima de creencias oscuras. ¿Por qué no Salem? Aquí se plantea que a tres siglos de la cacería de brujas, las que entonces lograron escapar deben enfrentar nuevamente la posibilidad de ser extinguidas. Sufren ataques misteriosos y se van a atrincherar en una escuela de la ciudad de Louisiana, donde por si fuera poco se librará una batalla contra las practicantes del vudú, viejas rivales de las cachavachas.

Además de Lange, también rinden las caracterizaciones de Angela Bassett y Kathy Bates, en la otra trama importante de Coven. La primera hace de una reina de cultos africanos (Marie Laveau); la segunda, una asesina serial y dama de la alta sociedad que torturaba esclavos y se maquillaba con su sangre. Lo más cruento de todo es enterarse de que la imitadora de Isabel Báthory y su antagonista negra hicieron de las suyas hacia 1830. Las vueltas de humor negro y las imágenes impresionan por su visceralidad. La serie juega constantemente con ese trasfondo de tópicos reales y ficticios, donde odio, racismo, invocaciones, esclavismo, alquimia, y la ceja levantada de Jessica Lange, se mezclan en una marmita.