Miércoles, 12 de noviembre de 2014 | Hoy
RUDI FLORES MOSTRARá EN VIVO SU PRIMER DISCO SOLISTA, TARDES PROVINCIANAS
El guitarrista correntino siempre había grabado junto al acordeón de su hermano Nini, pero finalmente concretó su vieja idea de un álbum solo de guitarras. Entre las catorce piezas instrumentales hay sólo dos chamamés, pero tercian el folklore, el tango y la milonga.
Por Cristian Vitale
Es natural, casi un axioma, que Rudi Flores haya experimentado nostalgias del acordeón de Nini, su hermano. No sólo los unen treinta años de discos, conciertos, largas estadías europeas y el aura de un padre (Avelino), cuya impronta chamamecera los ha sellado a fuego, sino un futuro inmediato que será disco. Pero el guitarrista se ha tomado, a contranostalgia, un respiro esencial. Y lo llamó Tardes provincianas. “La idea de grabar este disco nació de una conversación con amigos apasionados de la guitarra, aunque ya estaba en mi mente desde hace mucho tiempo”, encuadra él, a punto de presentar su primer disco solista mañana a las 21, en el Café Vinilo (Gorriti 3780). “El trabajo del dúo con Nini fue siempre la prioridad en mi vida musical, lo que hizo que quizás este proyecto se viera postergado, o simplemente demorado en su realización por no ser el momento, pero finalmente acá está”, extiende el músico, sobre un trabajo poblado por catorce piezas instrumentales entre las cuales –data clave– hay sólo tres chamamés. “Cuando decidí grabar este disco de guitarras tenía pensado hacer sólo chamamé, pero desde hace tiempo tenía compuestos temas en otros ritmos argentinos que no quería dejar de grabar”, dice. Y la idea fue mutando hasta invertir la ecuación.
–Valses, tangos y milongas doblegan a los chamamés...
–Sí (risas.). El proyecto inicial de chamamé con guitarras quedó para otra oportunidad. Y esto también viene de mi padre que, además de ser un bandoneonista chamamecero, también fue un gran amante del tango y despertó en mí el interés por el género. Si bien crecí en un ambiente de chamamé, cuando comencé a tocar guitarra acompañaba a mi padre en algunos tangos, valses y milongas, y desde entonces me convertí en un apasionado de estos géneros.
Tal apasionamiento se traduce en varias piezas del disco. Además de la que le da nombre, figuran dos valses más (“Pétalos sueltos”, de su padre, y “Vals para Yolanda”, de Massei), dos milongas (“Forastera” y “Bien pibe”) y cuatro tangazos: “La casita de mis viejos”, de Cobián-Cadícamo; “La guitarrita”, de Arolas; “La que nunca tuvo novio”, del tándem Bardi-Cadícamo y “Tango del encuentro”, cuya composición Rudi comparte con Hugo Rivas. “Mi idea no era imponer una formación instrumental fija ni mostrar un estilo personal. Quería grabar con guitarras y que sonaran en lo posible a guitarras argentinas, a la manera tradicional”, describe el notable violero correntino, sobre una totalidad que también contempla polcas, guarañas y, claro, chamamé, como el clásico “A Villa Ocampo”. “A pesar de haber dejado mi país hace mucho tiempo, Corrientes sigue siendo mi referencia, tanto en la vida como en la música. Desde la distancia, los recuerdos de mis años vividos en Corrientes se agigantan y adquieren mayor presencia en mi vida. No paso un solo día sin pensar en mi provincia... Con el tiempo aumenta el deseo de volver a quedarme definitivamente con mi familia y mis amigos de siempre. Sumado a los recuerdos y vivencias, está la música, otro de los lazos que me mantiene unido a mi tierra”, contextualiza Rudi, radicado en París.
–Su trayecto está directa e inevitablemente vinculado con el de su hermano Nini. ¿Le ha costado encarar un proyecto individual?
–A ver, el hecho de estar unidos por la sangre, de haber crecido juntos y de tener puntos de vista muy parecidos crea las condiciones ideales para llevar adelante una forma de vivir la música. Hablar el mismo idioma en aspectos esenciales facilita mucho las cosas y, de esta manera, tocar toda la vida juntos la música de nuestra tierra se convirtió en algo muy natural. Grabar este disco me dio la posibilidad de tocar con músicos de otras regiones, ritmos que no son de mi región, y aunque la emoción de compartir la música con mi hermano u otros colegas es la misma, en los dos chamamés grabados en este disco sentí con nostalgias la ausencia de su acordeón.
Rudi y Nini marchan juntos desde 1984. Parte en Corrientes, donde se originó el dúo; parte en Buenos Aires, donde recalaron en 1986, y (buena) parte en París, donde editaron discos como Chamame, musique du Parana, Los Hermanos Flores, Corrientes Norte y Refugio de soñadores. “Entre Nini y yo siempre hubo la libertad necesaria en relación con las actividades o proyectos musicales desarrollados fuera del dúo. El siempre tuvo en mente grabar un disco de acordeón con invitados y, más allá de que ese proyecto todavía no se concretó, somos conscientes de que esas experiencias sirven para crecer musicalmente... Trabajar con otros músicos significa recibir nuevas ideas y de esa forma ampliar el horizonte de nuevas búsquedas musicales. Por el momento, no tengo una opinión cierta respecto de trabajar con dos proyectos paralelos, pero sí estoy seguro de que esta nueva apertura musical será para mí una experiencia muy valiosa, ya que desde lo técnico o instrumental, la guitarra tendrá un mayor protagonismo y eso me permitirá explotar el instrumento desde otra óptica”, dice Rudi.
–¿Cómo sobrelleva ambos proyectos?
–Podríamos decir que los elementos comunes más importantes entre ambos proyectos son el respeto por las tradiciones musicales, el intercambio de ideas y la selección del repertorio sin condicionamientos de tipo comercial. Después, en cuanto a las diferencias, con el dúo sólo hacemos chamamé, y en este disco hay tango y folklore. El dúo con Nini siempre tuvo una visión vanguardista y en este disco se mantiene el estilo tradicional de la música argentina. Pero ojo, porque cuando hablo de vanguardia y tradición es sólo para establecer una diferencia de estilo. Me parece importante y necesario renovarse pero sin olvidar la esencia, porque el verdadero vanguardista se nutre en las raíces mismas de la tradición. En cuanto a la autonomía entre uno y otro trabajo, se podrá pensar que mi autonomía es mayor en este disco que con el dúo, pero autonomía y libertad tienen para mí un significado muy parecido, y la libertad que encuentro tocando a dúo con Nini o con un trío de guitarras, al cabo, es la misma.
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