ZAZ EN EL LUNA PARK, CON CANCIONES PARISINAS Y DE TODA SU CARRERA
Aunque tuvo que superar problemas de sonido y le costó hacer entrar en clima al público, Isabelle “Zaz” Geffroy supo poner en juego su carisma y, sobre todo, la calidad interpretativa necesaria para abordar clásicos de la chanson y no naufragar en el intento.
› Por Sergio Sánchez
El desafío de tocar en el emblemático Luna Park no fue fácil para Zaz. La cantante francesa, que viene generando fanatismo en Europa y Latinoamérica, subió al escenario pasadas las 21.30 y tuvo que esperar hasta el tercer tema para que el público empezara a encenderse y el sonido se acomodara (no se escuchaban las guitarras, por ejemplo). Pero lo logró. A fuerza de buenas canciones y un gran carisma escénico, se puso en el bolsillo al público argentino una vez más, como ya lo había hecho el año pasado en Niceto, en dos conciertos que sólo unos pocos privilegiados pudieron presenciar. Pero, ¿por qué Zaz –Isabelle Geffroy– logró tanto reconocimiento en tan poco tiempo? La respuesta suena más sencilla de lo que es. Zaz supo combinar su talento vocal, interpretativo, con un modo contemporáneo de entender la canción. Esto es, una canción dispuesta a cruzar las fronteras, abierta a la mezcla de ritmos, pero respetuosa de la música tradicional de su país. De hecho, revisitó tempranamente a maestros de la chanson francesa como Maurice Chevalier y Edith Piaf. “A las personas les perturba cuando no pueden categorizarte y cuando no te pueden encerrar en un círculo donde puedan controlar lo que sos y definirte”, dijo en una entrevista. “Adoro mezclar ritmos y no me prohíbo nada”, le dijo a este diario quien sorprendió en 2010 con su disco debut, donde supo combinar la chanson con gypsy jazz, rap y swing.
Ahora está arriba del escenario. Acompañada por una banda impecable, Zaz abrió con “On ira”, el tema de difusión de Recto verso (2013). Pero el público se despertó recién con la seguidilla de “Nous debut” y “Cette Journee”, que sonaron con arreglos de reggae. La excusa era la presentación de Paris (2014), un disco recién salido del horno, pero la francesa aprovechó para recorrer sus tres discos. “Buenas tardes”, dijo después de la primera canción y el furcio despertó algunas sonrisas. “Muévanse, salten, déjense llevar”, invitó, con un español tropezado. Sin embargo, la propuesta musical invitaba más a disfrutar las canciones en una butaca que a saltar o bailar. Canciones clásicas del repertorio tradicional francés como “Sous le ciel de Paris”, “Dans mon Paris” (en versión manouche) o “La Complainte de la Butte” sonaron con una delicadeza tal que la mayoría optaba por cerrar los ojos y balancear lentamente el cuerpo. Hay que destacar aquí, también, el maravilloso trabajo de arreglos y el trabajo interpretativo de todos los músicos, como el rol del acordeonista Thierry Faure y el trompetista Philippe Slominsky.
Sin dudas, las más celebradas fueron las de su primer disco, que se tituló simplemente Zaz. Las canciones de ese trabajo dieron rápidamente la vuelta al mundo. En “Port Coton”, desplegó por primera vez en la noche su costado vocal más introspectivo, quizás el que mejor le queda. Y en la desgarradora “Eblouie par la nuit”, también del primer disco, hizo emocionar a todos y demostró por qué su música ocupa un lugar privilegiado. Luego, los vientos se encendieron en “Gamine” y los teclados en “Deterre”. “No olviden que somos la memoria de los que ya no tienen”, dijo antes de “Si je perds” y se ganó una ovación. El concierto ya estaba llegando a su fin, pero aún quedaban un par de perlitas. Un rato antes, la cantante y su banda sorprendieron con una versión del bolero “Dos gardenias”. Más tarde, la melodía inevitablemente francesa del teclado dio inicio a la preciosa “J’ai tant escamote”.
A esa altura, ya se escuchaban los característicos “Olé olé” bien argentinos y algún que otro grito de agradecimiento. En “Je veux”, su canción más conocida, no quedó celular en el bolsillo. Todas las cámaras y lentes apuntaban al escenario. Una Zaz emocionada agradeció desde arriba y se fue por unos segundos. Volvería para cerrar el show con “Dans ma rue” –aquella canción inmortalizada por Edith Piaf– y “J’aime a nouveau”, otra de sus gemas más pedidas. Aunque en el escenario Zaz no es tan contundente como en sus discos, su talento es innegable. Y su futuro, más que prometedor.
Músicos: Isabelle “Zaz” Geffroy (voz), Eric Seva (saxofón), Philippe Slominsky (trompeta), Thierry Faure (acordeón y piano), Denis Clavaizolle (teclado, acordeón y voz), Guillaume Juhel y Benoit Simon (guitarras), Jean-Philippe Motte (batería) y Ilan Abou (bajo y contrabajo).
Músicas invitadas: Las Taradas.
Público: 8000 personas.
Duración: 120 minutos.
Estadio Luna Park, jueves 12. Repite hoy en Córdoba, mañana en Rosario y el 31 en Mendoza.
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