Lunes, 6 de abril de 2015 | Hoy
Dos años después de su última publicación de ficción, Haruki Murakami retoma el género con Hombres sin mujeres, siete magníficos relatos en torno de la soledad, la pérdida y el amor, con historias de hombres deshabitados, atormentados o de-samparados, un libro atravesado por la singularidad tan propia del japonés, quien vuelve a recordar por qué despertó fanatismo entre los lectores. “Un buen día, de repente, te conviertes en un hombre sin mujer. Ese día sobreviene de repente, sin mediar el menor indicio o aviso, sin corazonadas ni presentimientos, sin llamar a la puerta y sin carraspeos. Al doblar la esquina, te das cuenta de que ya estás allí. Y no puedes dar marcha atrás. Una vez que doblas la esquina, se convierte en tu único mundo. En ese mundo pasan a decir que eres uno de esos ‘hombres sin mujeres’. Es un plural gélido.” Con esas palabras, extraídas del cuento homónimo al título del libro, Hombres sin mujeres (Tusquets), se podría delinear el hilo conductor de estos siete relatos, acompasados al ritmo de la escritura de un Murakami más cercano a ese que despertó el fervor de lectores, con obras como Kafka en la orilla y Tokio blues. A la cabeza del ranking de los libros más vendidos en Argentina (donde este perpetuo candidato al Nobel de Literatura es también best seller asegurado), Murakami regresa así al plano de la ficción después de la novela Los años de peregrinación de un chico sin color (2013), aunque ya con dos volúmenes de relatos en su haber, Sauce ciego, mujer dormida y Después del terremoto. En estos cuentos reaparece el tema de la soledad, ese condimento omnipresente en la obra del japonés. Murakami vuelve a traer musicalidad a su narración: además del jazz –género que lo convoca siempre– aparecen guiños a los Beatles con dos relatos que llevan por título “Yesterday” y “Drive My Car”.
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