Mié 27.05.2015
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EL MúSICO EMILIO SOLLA PRESENTA EN BUENOS AIRES SU GRUPO SENTIDO COMúN

El jazz como punto de partida

El pianista y compositor radicado en Nueva York mostrará el material de su último disco, Second Half, con el que fue candidato al Grammy. Su banda está integrada por varios de los más destacados músicos del jazz local, aunque la propuesta excede el género.

› Por Diego Fischerman

No hay mucho para explicar. O no hay mucho que pueda explicarse, explica el pianista y compositor Emilio Solla. Uno de los muy jóvenes emergentes, en Buenos Aires –aunque nació en Mendoza– y hace unos treinta años, de una nueva música que abrevaba en el jazz pero, también, en fuentes nativas –el tango, las músicas rurales filtradas por lo que a partir de los ’60 se llamaba “folklore”–, recaló durante un tiempo en Barcelona y, después, como parte del grupo de Pablo Aslán, en Nueva York. “Hay algo que tiene que ver con el gesto, algo que no puede explicarse, y que uno encuentra con los músicos de acá: un sentido común”, dice, presentando al grupo con el que actuará hoy en esta ciudad, después de haber sido candidato al Grammy con su último disco, Second Half.

Sentido Común tocará hoy en el club Boris (Gorriti 5568). El grupo está integrado por varios de los más destacados músicos del jazz local: Rodrigo Domínguez en saxos, Jerónimo Carmona en contrabajo y Carto Brandán en batería. Y además estarán, como invitados, Gabriel Senanes en saxo soprano, Patricio Villarejo en cello, Gustavo Bergalli en trompeta, Chany Suárez como cantante, Jorge Cutello en flauta y Rubén Calegari en batería. “Este proyecto se trata de poder tocar una música que yo siento argentina con músicos argentinos, lo que permite no tener que explicar un montón de cosas; aquí apuesto un poco más a eso, a una música un poco menos escrita, y que permita que salga todo ese jugo”, señala Solla, que la semana pasada estuvo en el bellísimo Espacio Le Parc, de la ciudad de Mendoza, tocando junto a músicos de esa provincia. Second Half es su séptimo disco y allí el grupo es un octeto formado hace cinco años y bautizado La Inestable de Brooklyn. “Si hay algo metódico es la intención de ponerse a trabajar, nada más”, cuenta, refiriéndose a sus maneras de componer. “Después es el propio trabajo el que va guiando los distintos pasos a seguir. Algo puede surgir de un ritmo, de una pequeña melodía, de una idea de instrumentación, de unos acordes. Nada de eso puede decidirse demasiado de antemano. Lo único que uno puede decidir realmente es ponerse a trabajar. Después, el trabajo dirá.”

Solla afirma que “es el material el que va diciendo para dónde quiere ir. Eso y las posibilidades. Uno sabe qué músicos tiene, cuántos, quiénes son, cómo tocan e, inevitablemente, se piensa en ellos en el momento de componer. Un compositor de música de tradición académica sabe cómo suena un oboe, o un fagot o un cello. Escribe con esos sonidos en la cabeza. Para un músico de tradición popular, un instrumento no existe sin un instrumentista. Una guitarra puede sonar de maneras infinitas según quién sea el guitarrista; lo mismo con un saxo o una trompeta. Para Sentido Común yo no pienso, no puedo pensar, en realidad, en el saxo como algo abstracto. Es Rodrigo Domínguez, su fraseo, su sonido, su manera de improvisar lo que se dispara en mi cabeza cuando pienso en la palabra ‘saxo’. Y, más en general, uno no va a poner un montón de compases de solo, totalmente abiertos y sin ninguna indicación, si uno está componiendo para una orquesta sinfónica y tampoco le va a escribir 60.000 notas a un músico de jazz, sin dejarlo que improvise.”

Si bien su música tiene un código en común con el jazz y, de hecho, es tocada por músicos de jazz, Emilio Solla dice: “Ese es un punto de partida, o un alfabeto, si se quiere. Pero el lenguaje, lo que uno va a decir con él, no es exactamente jazz. Están presentes los solos, una cierta forma de integrar la improvisación a la composición, pero los ritmos, y muchos materiales melódicos, vienen de otro lado.” Candidato al Grammy en la categoría Mejor disco latino, el pianista y compositor asegura: “El premio puede significar mucho o muy poco. Lo importante es que alguien escuchó el disco, que a varios les pareció que se trataba de algo a considerar, que eso que uno hizo una vez, junto a otros músicos, llame la atención de otros totalmente distintos. Después, la vida sigue. No es que el teléfono empieza sonar sin parar con propuestas increíbles. Hay seguir como todos los días, poniendo piedrita sobre piedrita.”

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