El Teatro Municipal General San Martín de la ciudad de Buenos Aires permanecerá cerrado hasta mitad de año, según informó ayer el ministro de Cultura de la Ciudad, Darío Lopérfido, en una entrevista que otorgó al diario Clarín. El cierre se debe a las remodelaciones que se harán en el teatro, que se mantiene en un estado de constantes refacciones edilicias desde 2012 –con un presupuesto que ya asciende a los 161 millones de pesos–, motivo por el cual disminuyó en gran medida la oferta de espectáculos y eventos culturales que se realizaban allí. Toda la programación prevista para la primera mitad del 2016 será derivada a distintos espacios culturales de la Ciudad, “y si hace falta alquilaremos teatros privados”, dijo Lopérfido, quien aclaró que decidieron cerrar el teatro porque el obrador está ahora en el hall y “hay polvillo, hay arena y puede haber un accidente y es feo”. Según el ministro de Cultura de la Ciudad, el problema del Teatro San Martín es que es “poco práctico, tiene mucho hall. Fue creado con la idea de ser un lugar de encuentro, un lugar sobre Corrientes donde podés entrar a ver libros, escuchar música gratis, tomar un café. Pero la sala Casacuberta, por su estructura, te condiciona a determinadas puestas. La Cunill Cabanellas era un bar, que Kive Staiff convirtió en sala. Y a la Martín Coronado le sacaría algunas butacas: lo lógico sería que tuviera menos butacas y un escenario más grande”. Luego de que se haya cancelado la conferencia de prensa en la que se anunciaría la programación de este año, y de que actores, directores, bailarines y coreógrafos que trabajan dentro del teatro se manifestaran en la puerta en reclamo por las condiciones precarias en que se encontraban las instalaciones, el ministro de Cultura de la Ciudad decidió finalmente cerrarlo durante “cuatro o cinco meses” y recién reabrirá hacia junio o julio. Cuestionado en estos últimos días por el sistema de selección de los directores de los museos y teatros porteños, que no es por concurso, Lopérfido dijo en la entrevista a Clarín estar “de acuerdo en que se concursen en los museos”, pero no en los teatros. Según Lopérfido, allí “se elige un tipo de curaduría –conservador, vanguardista– y la gestión política tiene derecho a decidir eso”.