La decisión arbitraria de la directora interina, la señora Elsa Barber, de suspender los talleres creativos de la Biblioteca Nacional, parece estar más emparentada con las medidas de una monarquía que con las de una república. Una decisión perjudicial para la cultura, tomada en la soledad del despacho. Escribo esto porque nunca desde su cargo anterior de subdirectora (2007) ni en el presente, la funcionaria tuvo contacto con nosotros, los coordinadores o se interesó por conocer el articulado de los talleres, sumamente exitosos en su convocatoria. Tampoco se preocupó por constatar si desempeñábamos con idoneidad nuestra tarea. Ni si los talleres cumplimentaban las exigencias para las cuales fueron concebidos. Nunca consultó con los participantes si estaban conformes o no. Nunca visitó los talleres. Por ninguna razón. Por lo tanto, ignora la importancia que tienen los mismos. A pesar de eso, decide. Quizás, a la manera de una nueva princesa al servicio de un nuevo rey, quiera imponer un nuevo séquito, sin tener en cuenta el esfuerzo, la dedicación, ni el compromiso de las personas involucradas con el trabajo realizado. Quizá no le importe. Afirmo que esta medida echa por tierra los logros de estos años. Por ejemplo, dejará de publicarse la revista-libro Coartadas (2004) de circulación gratuita, creada a iniciativa mía e impulsada por varios alumnos y que reseñaba la producción anual de los talleres; también se perderá esa dinámica propia de la creación, la misma que alentaba a los integrantes para que publicaran sus primeros libros. Ahora, doce años de desarrollo de espacios plurales, donde se practicaron la escritura, el debate, la lectura, la opinión, la escucha, han quedado suprimidos de un día para otro por disposición de una funcionaria que, una vez cumplimentado su mandato, al parecer breve, pasará. ¿Y nosotros? Y todas las personas beneficiadas durante este período por el ejercicio de una cultura libre y gratuita, una cultura para todos, ¿Qué harán? ¿Qué haremos? ¿Quién se responsabiliza o se responsabilizará por ellos, por nosotros? El silencio de la señora Barber no es inocente.

* Poeta y tallerista.