La fascinación por Truman Capote, fenómeno popular conocido como la Capotemanía, tuvo un nuevo capítulo esta semana en Nueva York con la subasta de más de 300 objetos personales de este genio literario y precursor del Nuevo Periodismo. La firma Bonhams & Butterfields estuvo a cargo de la venta de algunas de las piezas más curiosas del escritor, muchas de las cuales no hallaron comprador, incluido un manuscrito que el autor de A sangre fría redactó el 24 de agosto de 1984, justo el día antes de su muerte. El ensayo de 14 páginas, aún sin dueño, es un relato de su primer encuentro con Willa Cather (que el suplemento Radar de la semana pasada reprodujo), una notable novelista estadounidense a la que Capote admiraba, y se titula Recordando a Willa Cather. Tenía un valor estimado entre 20 y 30 mil dólares.

Capote escribió el texto –publicado por primera vez en la revista Vanity Fair de noviembre– como regalo de cumpleaños a su entrañable amiga Joanne Carson, la mujer a la que el escritor dejó parte de sus bienes, y que ahora ha decidido poner en venta. La subasta, titulada El mundo privado de Truman Capote, demostró nuevamente que además de un escritor talentoso fue toda una celebridad, un excéntrico que se codeaba con lo mejor de la sociedad neoyorquina de su tiempo. Acaso siempre haya soñado con que en 2006, lo mejor de ese mundo privado fuese puesto a consideración del público. Su obra no fue otra cosa, precisamente, que un exorcismo de sus terrores más íntimos.

A 22 años de su muerte, Capote sigue siendo objeto de culto, como lo demuestran la celebración de esta subasta y el lanzamiento, en el último año, de dos películas y tres publicaciones sobre su obra y sobre su exuberante personalidad. Su homosexualidad y el abuso de alcohol y drogas perjudicaron su reputación y salud durante sus últimos años, pero su imagen ha trascendido a la historia como la de un hombre que se sentía tan a gusto entre el jet set como entre los libros. Se había suscitado una gran expectativa frente a esta subasta. La venta de Bonhams incluía, entre otras cosas, libros, fotografías, manuscritos, muebles y ropa, pero los objetos más fascinantes fueron los más personales, como su pasaporte y tarjeta de crédito y la fotografía de su madre que siempre llevaba consigo en sus viajes por todo el mundo. La fotografía, expuesta en un portarretrato dorado, se vendió en 850 dólares, después de una breve puja. Según el catálogo de la subasta, Truman Capote tuvo una complicada relación con su madre, con la que no habría podido resolver sus diferencias, ya que Nina Capote se suicidó en 1954, cuando el escritor tenía sólo 29 años.

La selección de su biblioteca puesta a la venta reveló tanto la amplia variedad de géneros que leía el autor como su fascinación por las biografías de aristócratas y políticos, pequeñas novelas de criminales, la historia de Hollywood y memorias variadas. Otros de los objetos subastados fue el famoso smoking que vistió Capote la noche de la mítica fiesta de baile conocida como “La fiesta del siglo”, organizada por el autor de Desayuno en Tiffany’s, en 1966, en el majestuoso, y ahora extinto Hotel Plaza. En esa famosa gala, cuyo cuarenta aniversario fue revivido en el libro La fiesta del siglo, publicado este año por la escritora Deborah Davis, Capote y sus amistades –políticos, celebridades y periodistas– se vistieron de blanco y negro, smoking y máscaras. El traje de Capote tenía un valor estimado entre cuatro mil y seis mil dólares, pero como en el caso del manuscrito, tampoco encontró un comprador. La subasta también incluía una primera edición de su libro más famoso, A sangre fría, firmada por su autor (ésta tuvo más suerte, ya que se vendió en siete mil dólares), y otra con una dedicatoria a su amiga –“Para Joanne, de su amigo. Amor. Truman”– en 800 dólares. Joanne Carson, de 75 años, señaló que buena parte de los ingresos de la subasta serán destinados a organizaciones protectoras de animales. Seguramente Capote aprobaría la elección de su amiga.