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Dirección y Guión: Juan Carlos Rulfo
Fotografía: Juan Carlos Rulfo
Montaje: Valentina Leduc Navarro
Música: Leonardo Heiblum
Se exhibe exclusivamente en el Malba, sábados y domingos a las 17.

Luego de decenas de presentaciones en festivales de cine y un buen puñado de galardones en su haber –que incluyen el premio a Mejor Película en el último Bafici y el Gran Premio del Jurado en el rubro Documentales Internacionales en Sundance–, llega comercialmente a nuestras pampas el último gran éxito del cine mexicano. En el hoyo es un largometraje documental que se propone, mediante diversos procedimientos de acercamiento a sus personajes, relatar las pequeñas historias, alegrías y frustraciones de un grupo de trabajadores de la construcción empeñados en la edificación del nuevo tramo de una importante autopista, el famoso Periférico. Un trabajo insalubre y ciertamente peligroso, como lo grafica claramente la escena de rescate que da nombre al film, con el trasfondo siempre vibrante de la interminable metrópolis del Distrito Federal mexicano.

El documentalista Juan Carlos Rulfo, quien a la hora de enfrentar este proyecto contaba ya con una vasta experiencia en el terreno de la no-ficción, al menos con películas de cortometraje, se acerca a sus sujetos como quien apuesta al retrato del mundo a partir de la pintura de un pequeño poblado. Diversos personajes comienzan a desgranar relatos, recuerdos e impresiones mientras la cámara los sigue en su rutina cotidiana de trabajo, descanso y escasos momentos de ocio, llegando en ciertos casos a perseguir a algunos de ellos hasta sus pueblos de origen. Hay incluso lugar para la melancolía, la epifanía política y el mito urbano (“dicen que los fantasmas de los muertos de la construcción vagan por aquí”, comenta a cámara, palabra más, palabra menos, una cuidadora nocturna de la obra). Así, durante ochenta minutos, el film logra, en algunos pasajes, asaltarnos con una necesaria carga de realidad, tan rica y compleja como la más sobrescrita de las ficciones.

Pero Rulfo intenta ir a por más, y entre sus ambiciones no es menor la de generar en el espectador la idea de que esa coyuntura edilicia y la particularidad de cada uno de los operarios puede funcionar como microcosmos de la sociedad mexicana, o al menos de parte de ella. Intento loable y saludable que la estructura del film no logra cohesionar en un todo, y que a medida que transcurren los minutos va configurando un collage de humanidades salpicado con apuntes sociales y culturales al paso, tan interesantes y simpáticos algunos como triviales otros.

No ayuda la inclusión de ciertos planos en cámara rápida tan fotográficamente “bellos” como vacíos, más a tono con algún aviso gubernamental que intentara hacer publicidad de la obra pública. En el hoyo no logra tomar el vuelo necesario para satisfacer sus propias pretensiones, y cuando sí lo hace –físicamente, a través del sobrevuelo en helicóptero de más de cinco minutos que cierra el film– ya es demasiado tarde. La sensación de coro griego anudando el drama colectivo parece forzado e innecesario, un acto de pomposidad estilística, un firulete mecánico que parece celebrar algo cuya existencia e idiosincrasia el film mismo no termina de aclarar.