BALLET DE SANTIAGO DE CHILE
El regreso de la gitana más famosa
Los bailarines argentinos Luis Ortigoza y Marcela Goicoechea y la coreógrafa brasileña Marcia Haydée explican cómo es su versión de un clásico absoluto como Carmen, que presentan a partir de hoy en el Luna Park.
En la gala del Teatro Colón –con motivo del 80° aniversario del Ballet Estable– los argentinos Luis Ortigoza y Marcela Goicoechea deslumbraron el domingo pasado al público con un intenso pas de deux, con coreografía de Marcia Haydée, basado en Carmen –la novela de Mérimée–, el mismo por el cual fueron nominados recientemente para el premio Benois de la Danza en el Bolshoi de Moscú. Con la sensualidad y la fuerza que requiere este drama, las primeras figuras del Ballet de Santiago de Chile demostraron sus cualidades no sólo técnicas sino también actorales, en este dúo que es sólo un fragmento del ballet completo que presentarán junto al elenco estable de Santiago hoy y mañana a las 20.30 y el domingo a las 19 en el Luna Park (Bouchard 465).
Lejos de la versión de Roland Petit, la de Alicia Alonso o la de Maia Plisetskaia, la Carmen de Marcia Haydée pretende reconstruir la historia completa de esta gitana que burla tanto la ley como el amor, en un código más realista, con toda la compañía chilena en escena y la música de la ópera de Bizet en versión instrumental, especialmente adaptada para el ballet. “Así como Romeo y Julieta fue abordada por McMillan y Oscar Araiz, entre otros, y todas las versiones son distintas a pesar de que se narra la misma historia, con Carmen pasa lo mismo. Cada uno tiene su visión y eso es lo más interesante”, explica Marcia Haydée, directora del Ballet de Santiago, en diálogo con Página/12, junto a los protagonistas de la obra.
–¿Trabajaron sobre la ópera para reconstruir la obra en versión ballet?
Marcia Haydée: –No lo necesitamos. Nuestra manera de expresarnos es con el cuerpo; cada movimiento quiere decir algo, demuestra un sentimiento. Esa es nuestra manera de poner las palabras y eso es lo más lindo de la danza: poder no sólo bailar, sino hablar con el cuerpo.
–¿Cómo abordaron el aspecto teatral, que es tan importante en este caso?
Marcela Goicoechea: –Cada uno por su lado leyó el libro y yo sí vi la ópera, lo que me ayudó a encontrar mi personaje. Por otra parte, el trabajo fue fantástico. Es maravilloso trabajar con un coreógrafo creando para ti.
Luis Ortigoza: –A mí me gustó mucho el personaje y trabajar con Marcia (Haydée) facilitó las cosas: ella sabe lo que quiere y cómo sacarle a cada uno lo mejor que tiene. El proceso de creación fue muy enriquecedor para mí como bailarín porque éste es un rol que yo no estaba acostumbrado a hacer, demanda mucha exigencia emocional; es un personaje muy intenso y la historia es mucho más cercana, más palpable.
–Y en cuanto a Carmen, ¿cómo se aborda este rol femenino tan distinto a los tradicionales de los ballets clásicos, más frágiles, etéreos o naives?
M. G.: –Yo siempre intento buscar el peso del personaje. En el caso de Giselle o de cualquier hada, es mucho más liviano y la energía del personaje es otra. Carmen, en cambio, proyecta toda su energía en esa mirada directa e inmediata, que produce que todo el mundo se dé vuelta cuando pasa. Eso la diferencia muchísimo de los personajes de cuentos de hadas del ballet clásico tradicional. A mí me fascinan los personajes de mujeres, porque permiten otra búsqueda en el cuerpo y otra entrega.
–¿Qué sienten al encarnar roles que fueron interpretados en su momento por Maia Plisetskaia y Mijail Baryshnikov respectivamente?
M. G.: –A mí, personalmente, me encanta la versión de Maia; pero la nuestra es tan diferente que no podría realizar una comparación. Y a pesar de la fascinación que me sigue produciendo su Carmen, no quería contaminarme con su percepción del personaje, no quería entrar en ese molde sino crear el mío propio.
L. O.: –Yo creo que hoy es otra época. La Carmen de Plisetskaia en su momento fue revolucionaria y la recordamos porque ella tenía un sello propio. Pero hoy en día no es lo mismo, se usan otros códigos en el ballet y eso nos ayuda a hacer la diferencia.
En esta versión “por primera vez completa para ballet”, como afirma la coreógrafa, la tragedia de Carmen y su Don José –pura pasión, intriga y celos materializados en la historia de un pobre soldado que abandona a su amada, su carrera y su vida entera para correr tras una sensual gitana que lo introduce en el mundo del delito– será llevada a escena en dos actos y con 60 bailarines sobre el escenario, pertenecientes al Ballet de Santiago de Chile, “la compañía más importante de Sudamérica”, según Haydée.
–¿Más importante que el Ballet Estable del Teatro Colón?
M.H.: –Seguramente, si se reunieran todos los argentinos que están bailando por todo el mundo para formar una compañía, ésta sería la más grande del mundo. Sí tienen muy buenos maestros, una gran facilidad natural y el teatro que es el más lindo. La capacidad que hay para la danza en Argentina es impresionante, pero en Chile hay otra capacidad: la de trabajar continuamente. Por ejemplo, en Brasil, que es mi país, tienen una compañía muy grande, con muchísimos bailarines, pero no tienen esa constancia de presentarse. En cambio, en Chile, en un año se realizan cinco obras, de las que por lo menos se dan ocho funciones de cada una, más las giras al norte y al sur. Además, sabemos desde el principio del año cuál será el repertorio de toda la temporada; un modo muy europeo de trabajar. Por eso, cuando fui a bailar a Santiago por primera vez, me enamoré de la compañía. Y cuando volví el año pasado, me pidieron que me quedara como directora por segunda vez y acepté. Esta vez, la compañía se había enamorado de mí.”
Informe: Alina Mazzaferro