Domingo, 11 de febrero de 2007 | Hoy
LILIA FERREIRA, MIGUEL BONASSO Y JORGE TIMOSSI, EN UN HOMENAJE A RODOLFO WALSH
En uno de los encuentros más multitudinarios en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, la Feria del Libro cubana reservó un momento de alta emoción para recordar al autor de Operación masacre: “Es emblemático que el primer homenaje a Rodolfo en el 30º aniversario de su desaparición se realice en Cuba”, dijo Ferreira. Osvaldo Bayer, por su parte, protagonizó una charla magistral sobre el destino de los pueblos originarios en América latina.
Por Silvina Friera
Desde La Habana
A sus asesinos no les resultó fácil hacerlo desaparecer para siempre. No quería ser un héroe sino un hombre “que se anima”. Y por el coraje de animarse, por la obra que dejó en varios frentes, ayer homenajearon al autor de Operación masacre en la Feria del Libro de La Habana, en una de las jornadas más multitudinarias que recuerden los cubanos en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña (ver aparte).
Rodolfo Walsh: periodista, investigador y militante fue el nombre de la mesa en la que participaron la periodista Lilia Ferreira, su última mujer; Miguel Bonasso y el vicepresidente del Instituto del libro cubano, Jorge Timossi. “Es emblemático que el primer homenaje a Rodolfo en el 30º aniversario de su desaparición se realice en Cuba, tan entrañablemente ligada a los cambios más trascendentales de su vida”, dijo Ferreira. “Poco tiempo antes de su muerte dijo que si teníamos que salir de Argentina nos íbamos a La Habana porque Cuba era nuestra casa; el justo lugar de la dignidad.”
Ferreira subrayó que la vida de Walsh estuvo marcada por “la coherencia entre la idea, la palabra y la acción, por el inagotable interés en la revelación de lo escondido, y por su profundo compromiso con la época en que vivió”. Su última mujer, visiblemente emocionada, recordó que el 25 de marzo de 1977 un grupo de la Armada argentina lo secuestró, destruyó la casa en la que vivían y robó todos sus escritos inéditos. “Como a los 30 mil desaparecidos, no pudieron borrarlo de la memoria colectiva. En estas tres décadas, se han publicado infinidad de libros y ensayos sobre su vida como escritor, periodista y militante; calles, plazas, bibliotecas, escuelas, agrupaciones políticas y estudiantiles han sido bautizadas con su nombre. Podría decirse que no existe estudiante de periodismo en Argentina que no haya leído Operación masacre, su investigación sobre los fusilamientos de 1956”, señaló Ferreira, quien aclaró que hablaba “desde la memoria de la vida con él; de lo que él contaba y escribió sobre su propia vida”.
Entre los datos biográficos de Walsh que fue enumerando para los cubanos que asistieron al homenaje, entre ellos muchos jóvenes, Ferreira recordó que, como aberrante paradoja, el escritor estaba emparentado por vía materna con Lord Kitchener, militar colonialista inglés, quien organizó el primer campo de concentración del siglo XX en Sudáfrica, donde murieron 20 mil personas. Sobre los escritos inéditos que el grupo de tareas robó, Ferreira mencionó un relato autobiográfico titulado El 27, texto escrito pocos meses antes de su muerte, en donde “reaparecen imágenes de su infancia, en la que se recorta la figura de su padre en el escenario de lo que Rodolfo llamaba la cultura de la tierra, que ‘hemos perdido’”.
Un cambio fundamental para el escritor y periodista sucedió en 1967, cuando Francisco “Paco” Urondo invitó a Rodolfo a Cuba para ser jurado del concurso Casa de las Américas y para participar en el Congreso de los Intelectuales. Ferreira comentó que conoció a Walsh pocos meses antes de esa invitación, y que la primera vez que fue a su casa vio sobre la pared una gran foto en blanco y negro de La Habana y ahí supo que había vivido dos años en Cuba y trabajado en la agencia Prensa Latina. Después de ese segundo viaje a La Habana, que se concretó en enero del ’68, Walsh regresó a Buenos Aires para comenzar su militancia “con las armas de su oficio de periodista” y organizó el periódico de la rebelde CGT de los Argentinos. En 1973 se incorporó a la organización Montoneros, integrando un proyecto político que para él “no podía asentarse sólo en la calidad revolucionaria de sus ejecutores, sino fundamentalmente en una correcta comprensión de la fuerza del enemigo, en la solidez de un pensamiento histórico y en la elaboración de una estrategia política global”, explicó Ferreira.
Sobre la Carta abierta de un escritor a la junta militar, Ferreira precisó que ese documento es considerado hoy “el testimonio más lúcido y revelador de esa nefasta etapa de la historia argentina”. Muy emocionada, Ferreira concluyó que a 30 años de la desaparición de Rodolfo, “siento una gran emoción por estar hoy en Cuba, compartiendo con ustedes mi memoria para celebrar su vida”.
Bonasso empezó admitiendo que se alegraba de estar en Cuba y de haber escuchado de boca de Raúl que “el gran Fidel se está recuperando”. El diputado, escritor y periodista señaló que si hay un hombre que une a esta isla entrañable con la Argentina es Rodolfo Walsh. “No sólo por haber participado de la creación de Prensa Latina sino porque Rodolfo es también un hijo de la Revolución Cubana”, añadió Bonasso, quien aseguró que hay pocas figuras que hayan representado lo que Gramsci llamaba “el intelectual orgánico”. Bonasso recordó que Gabriel García Márquez publicó una crónica, El escritor que se adelantó a la CIA, en la que contaba cómo Walsh se hizo criptógrafo a la fuerza. “Rodolfo encontró un cable en la agencia de Prensa Latina con una serie de números y se dio cuenta de que se trataba de un mensaje cifrado. Y descubrió que era nada menos que un cable que estaba dirigido a Washington por el jefe de la CIA de Guatemala, donde se entrenaban mercenarios, y era un informe minucioso de los preparativos de un desembarco en Playa Girón”, precisó el autor de Recuerdo de la muerte.
“Lo recuerdo tímido, de breve pero seductora sonrisa, espejuelos de cristales gruesos, de baja estatura”, recordó Timossi, quien conoció a Walsh en 1957. Cuando Timossi decidió abandonar la química y dejar la Argentina con el deseo de escribir, de hacer periodismo, Walsh le dio la dirección en Río de Janeiro para que Timossi le enviara sus escritos a la agencia de noticias Prensa Latina. “Y envié mis primeros artículos, y trabajé con el inolvidable periodista brasileño Aroldo Wall y el cubano José Prado. Es por esto que a Rodolfo le debo sencillamente mi vida”, confesó Timossi. Osvaldo Bayer, que estaba entre el público, se puso de pie y comentó que están juntando firmas para recuperar la casa de Walsh en Choele-Choel (Río Negro), donde nació el autor de Operación masacre. “La realidad es una guionista perversa”, agregó Bonasso, uno de los primeros en firmar. Bayer pidió disculpas porque se tenía que retirar a dar su conferencia magistral (ver aparte) y todos formaron una fila para firmar la solicitada.
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