Sábado, 21 de abril de 2007 | Hoy
En su regreso al cine luego de Un oso rojo, Adrián Caetano narra el único caso conocido de fuga de un campo de concentración, durante la última dictadura militar en la Argentina. Se trata de la concretada por el futbolista Claudio Tamburrini –arquero de Almagro, por entonces– junto a tres compañeros de detención, que a comienzos de 1978 huyeron de la casa conocida como Mansión Seré. Caetano acierta al dejar fuera de campo lo más obvio (las torturas), cerrando los encuadres para acentuar el estado de paranoia, que además incluye traiciones y “soplos” internos, un tema al que el cine argentino no se había atrevido hasta ahora. En la última parte, la de la fuga, la película levanta vuelo y gana libertad.
CASINO ROYALE
Tras el alejamiento de Pierce Brosnan, la serie se retrotrae hasta la primera de las novelas escritas por Ian Fleming e introduce al nuevo Bond, Daniel Craig. Rubio, muy serio, retacón y anabolizado, Craig cambia la sofisticación elegante por la política de los dientes apretados. Y la sunga también: ya no es Ursula Andress la diosa que sale del agua en bikini... sino el propio Craig, luciendo musculito. No extraña que el personaje femenino (interpretado por la estólida Eva Green) tenga tan poco desarrollo como el propio villano, uno de los menos carismáticos de toda la serie. El pulso narrativo crece en las escenas de acción y cae a pique en la interminable (y crucial) secuencia de póker.
NIÑOS DEL HOMBRE
de Alfonso Cuarón.
Con Clive Owen, Julianne Moore y Michael Caine, 2006.
108 min. AVH.
Tras haber levantado él sólo el interés de la serie Harry Potter (en El prisionero de Azkaban), el mexicano Alfonso Cuarón adapta esta novela de anticipación escrita por la inglesa P. D. James, que transcurre en un futuro en el que la gente ya no puede procrear. Que el protagonista llamado Teo (Dios, en griego) deba proteger a una mujer que quedó embarazada de milagro habla de la sobrecarga de explicitud religiosa que aflige la película. Para no mencionar el barco “Mañana”, que representa la salvación. Pero la renuncia de Cuarón a la espectacularidad vacua y su hábil manejo del plano-secuencia ayudan a hacer la vista gorda frente a tanto sobrepeso mensajístico.
AGUA
de Verónica Chen.
Con Rafael Ferro, Nicolás Mateo y Jimena Anganuzzi, 2006.
89 min. SBP.
En su segunda película luego de Vagón fumador, Verónica Chen, ex nadadora, reinventa un mundo que conoce bien, el de las competencias a cielo abierto. Allí inscribe a un nadador veterano, decidido a volver tras una suspensión por doping (el siempre ajustado Rafael Ferro) y un pibe que necesita demostrar lo que vale, tanto a los demás como a sí mismo (magnífico Nicolás Mateo). Como ellos, Chen parece más cómoda en el agua que sobre la tierra. Narra esa danza de cuerpos bellos con gran estilo, timing justo y fotografía subyugante, recordando a la Claire Denis de Bella tarea. Pero cuando llega la hora de hablar, se hunde en diálogos imposibles. Resultado de la carrera: una victoria apretada.
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