Vie 29.06.2007
espectaculos

SEPTIMO FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE TEMATICA SEXUAL

Películas para ver y discutir

El encuentro, que terminó el miércoles en Morón, tras una gira por Salta, La Rioja y Capital Federal, puso en el mismo plano el séptimo arte y el debate sobre el tema que lo convocaba.

Una violación en un ascensor, una joven solitaria que fantasea en su departamento, una familia con los vínculos rotos cuyo denominador común es el deseo y el descubrimiento de la masturbación por parte de una adolescente. Cuatro facetas que reflejan en cortos cinematográficos lo que fue el Séptimo Festival Internacional de Cine de Temática Sexual.

El encuentro, que duró catorce días, terminó anteayer en el auditorio Laferrere del municipio bonaerense de Morón, tras una gira ininterrumpida por ciudades de Salta, La Rioja y Capital Federal. El festival puso en el mismo plano al séptimo arte con el debate sobre la temática que lo convocaba. Por eso llevó las proyecciones a escuelas y salas comunitarias del interior, acompañado por la sexóloga cubana María Teresa Díaz Alvarez, del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), y su compatriota, la documentalista Lizzete Vila Espina, para fogonear la discusión.

Vila Espina además integró el jurado que, junto al cineasta argentino Pablo César y el actor Diego Capusotto, eligió a Séptimo Piso, de Federico Peretti, como ganadora del festival. En su corto, Peretti muestra a una mujer que comparte con un hombre un viaje en ascensor que terminará muy mal. La película filmada en Super 8 está inspirada, en sus propias palabras, “en ninguna y a la vez en todas” las historias de violación.

La catalana Xiana Yago recibió el segundo premio con Desembre, una postal cinematográfica de una joven solitaria que llega a su departamento acompañada por un diario y sus fantasías eróticas. La primera mención especial quedó para Martín Rodríguez. En Reflejos, este director presenta a cuatro personas unidas por un vínculo familiar, pero con sus lazos rotos y una vida empujada con timidez por el deseo callado. La otra mención se la llevó uno de los cortos más divertidos del festival: Las chicas sólo quieren tocarse, un retrato dinámico que la cineasta Laura Vale hace sobre una adolescente que con vergüenza y algo de torpeza se adentra en el mundo del autoerotismo y la masturbación.

Atrás quedaron las interesantes Thick lips, thin lips y Déception au trois (presentada como film apócrifo de Claude Chabrol), de Paul Lee y Edgardo Pabano, respectivamente. También quedaron en el camino la previsible Impulso, las extrañas animaciones francesas de Tom de Pekín con Elvis the Pelvis y Jean Eric Paulo Riton, y otra media docena de cortos.

Todas las películas en competencia cumplen con la doble premisa del buen desempeño técnico y la premisa de dar pie al intercambio de ideas. Fabio Zurita, director del festival, cuenta que en Salta, primera parada del recorrido, la presentación de Thick lips, thin lips propició un debate acalorado entre los alumnos de una escuela nocturna por su señalamiento a la homofobia y el racismo.

Díaz Alvarez destacó a Página/12 la importancia de que el guión de las películas no se quede sólo en lo anecdótico respecto del sexo, “que no te provoque sólo irte a la cama con tu pareja, que también te deje pensando”. Las charlas sobre la vida sexual de los jóvenes en los pueblos se dispararon en La Rioja a partir de Impulso y Las chicas... y así los adolescentes pudieron discutir sobre masturbación y plantear la incomodidad que les genera ir a comprar preservativos a la farmacia del pueblo, ya que los somete a una exposición intimidante. Y encima hacerlo en su escuela, delante de sus docentes y sus padres. La experiencia satisfizo a Díaz Alvarez, que repartió elogios hacia el festival y destacó el trabajo de la Asociación Benghalensis, que entregó preservativos y folletos explicativos en todas las etapas recorridas, en ocasiones en lugares donde el acceso a la información sexual no es la norma.

En Capital, frente al acceso a la sala del Complejo Tita Merello, donde se proyectaban las películas, y pese al recorrido extenuante de más de diez días a bordo de un micro, la representante de la OSC mantenían una energía y un buen humor envidiables: “Nunca hay que decir que no a esto”, afirmaba con guiño cómplice mientras ponía en manos del cronista una docena de preservativos y buscaba más para la gente que se apretujaba en el lugar. El día le había resultado largo, las proyecciones comenzaron a las 13 con la exhibición de cuatro mediometrajes (ver recuadro), siguió con películas invitadas, cortos fuera de competencia y documentales que Vila Espina realizó para la TV y el cine de su país. Dos de ellos, La entrega de la confianza y Sexualidad: un derecho a la vida, se proyectaron en Morón durante el último día del festival. Recién a las 21 llegaría el turno de los cortos en competencia y la reunión final del jurado.

El balance general del evento es positivo, pero todavía no es momento de pensar en su siguiente edición. Zurita contó que suele encarar año tras año recién cuando le empieza a llegar espontáneamente el material y las ofertas de lugar para encarlarlo. “En realidad, me gustaría no tener que hacerlo más –confiesa–, que los otros festivales acepten la temática sexual con naturalidad y estas películas puedan competir en ellos.”

Informe: Andrés Valenzuela.

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