PRESENTARON AYER EL NUEVO DICCIONARIO ESENCIAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA
Fuera arcaísmos, fuera acepciones excesivamente minuciosas, repetitivas o poco frecuentes, fuera etimologías latinas y fuera términos que no tengan lugar en lo que un hispanohablante necesita para su vida cotidiana. Esa fue la consigna para el nuevo Diccionario Esencial de la Lengua Española que presentó ayer el presidente de la Academia Argentina de Letras, Pedro Luis Barcia, en el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco.
El resultado es un diccionario más acotado, de “sólo” 54.000 vocablos, aunque con las acepciones alcanza a las 110.000. Barcia comentó que se pretendía “reducir la consulta a un espacio más acotado” y a la vez hacerla “más manejable desde el punto de vista físico”. Está dirigido a los hablantes del español interesados en ampliar su vocabulario, pero se circunscribe a las palabras de uso común, aunque el presidente de la AAL explicó que se refería “a personas cultas, porque el adolescente tiene un vocabulario acotado”, y estimó que “una persona culta se mueve con 4000 a 5000 palabras”.
El nuevo diccionario no elude los términos técnicos porque, según Barcia, el hombre común “debe conocer lo que le están diagnosticando si se trata de una palabra del área de la medicina”, consideró. Pero sí evita las palabras, que no serían útiles en el quehacer diario. Así, también figuran “termostato” o “tomografía computada” y otras que “reflejan problemas que pueden afectar órganos vitales”, dijo Barcia.
El volumen, publicado por Espasa Calpe, es una versión “simplificada” del llamado diccionario príncipe de la lengua española.
También presenta un nuevo criterio respecto de los llamados extranjerismos, que ahora quedan relegados a un apéndice y, según el presidente de la AAL, esto muestra que “el verdadero caudal de extranjerismos en danza no es tan grande”. El diccionario hace excepción de aquellos términos que ya han sido adaptados en el uso común, como “máster” (con tilde). “Ya le hemos puesto una pata encima con este acento, ya no es un extranjerismo”, declaró Barcia. Otro ejemplo es travelling, que se convirtió en trávelin al pasar al español.
Del bloque central se eliminaron las acepciones muy secundarias y también la etimología latina que, según Barcia “no importan porque son la base del idioma, interesan las inglesas o de lenguas indígenas”.
Durante la presentación que realizó acompañado por su par uruguayo, Wilfredo Penco, Barcia opinó que puliría aún más el diccionario ya que para su gusto hay demasiadas palabras técnicas, pero dijo que se trataba del “primer intento de reducción con un sentido de hablante común culto”.
El académico defendió la reducción del diccionario: “la riqueza no está en la cantidad de palabras que tiene, sino en la capacidad de manejo del mayor número de palabras y con matices que tienen los habitantes”. Pero no todo son quitas en el diccionario, también incorporó términos nuevos, ya que en los últimos cinco años se sumaron 5000 correcciones al diccionario grande. Con este diccionario, el del estudiante y el práctico, se apunta a hacer más accesible el lenguaje desde diferentes perspectivas. “Yo comparo el diccionario con un pájaro dormido –apuntó Barcia–, hay que despertarlo para que cante.”
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