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Freud confesó en sus últimas horas que nunca había podido saber qué querían las mujeres. Si Corín Tellado hubiera sido su contemporánea, seguramente le habría dado alguna pista. Porque no es casual que hoy, 12 de octubre, la escritora esté celebrando sesenta años en el oficio: desde la publicación de Atrevida apuesta, en 1946, cada uno de sus relatos ha sabido enlazarse con los deseos de millones de mujeres de habla hispana. Ese éxito se sostuvo a través de más de 4 mil novelas, en una producción plagada de clichés, es cierto, pero la masividad sostenida de la reina de la “novela rosa” la hacen un personaje clave del siglo XX.
Su nombre completo es María del Socorro Tellado López y nació en la ciudad asturiana de Viavélez, en 1926. Figura en el libro Guinness de los Records por haber superado los 400 millones de ejemplares vendidos, cifra que en el mundo hispanoparlante sólo han alcanzado El Quijote y la Biblia. A lo largo de su carrera ha cosechado numerosos detractores, pero también admiradores como Pedro Almodóvar y el Premio Cervantes Guillermo Cabrera Infante. Desde Gijón, Corín Tellado responde a Página/12.
–¿Qué le gusta leer a la escritora más leída de Latinoamérica?
–Desde los diez años he leído de todo. A los trece sabía de memoria El criterio de Balmes. Victor Hugo, Dumas. Después pasé a la lectura contemporánea: Hojarasca, Doce años de soledad (sic). Y, al ser una lectora compulsiva, aún sigo leyendo, aunque tengo una visión defectuosa.
–En una obra teatral basada en sus escritos, que acaba de estrenarse en Buenos Aires, se abordan los “peligros” que acarrea la combinación de encierro, juego y adultez. ¿Hay alguno de esos factores en su vida?
–Pues mire usted. Yo sufro una enfermedad crónica desde hace quince años. Sólo puedo salir dos días a la semana: los jueves y los sábados. Me reúno con las amigas, conversamos, nos reímos, nunca lloramos. No parece demasiado divertido, pero yo soy una persona paciente y acepto estas cuestiones como un mal menor.
–Además sigue escribiendo, y no por necesidad económica. ¿Siente que su trabajo es un aporte a la cultura?
–La verdad, no lo sé, pero por los e-mails que recibo es evidente que soy parte de esa cultura. A veces pienso que soy más conocida en Hispanoamérica que en España. El gancho que he tenido en este ámbito lo ignoro, pero es evidente que llegué a ellos. Los míos son relatos de amor, un sentimiento que todos deberíamos aceptar como bueno.
–¿Cómo describiría el camino que han atravesado las mujeres desde su juventud hasta hoy?
–Empecé en 1946, en Cádiz. Mi situación personal era represiva, pero yo ya hice mujeres valientes y profesionales trabajadoras. Es evidente que la mujer se ha transfigurado. El mundo es evolutivo y el ser humano también. Si no evoluciona, puede convertirse en un vegetal. Y hay que ser valiente, y, con la mayor lógica del mundo, vivir a tono con el futuro. El porvenir es problemático.

Informe: Facundo García.