En caravana / los recuerdos pasan, / con una estela / dulce de emoción. / Quiero que sepas / que al evocarte / se van las penas / de mi corazón., escribía Alfredo Le Pera y cantaba Gardel en “Mi Buenos Aires querido”. Parece inevitable recordar esos versos mientras se miran los cuarenta dibujos de otros tantos artistas que componen la muestra Postales Porteñas, que el Museo del Dibujo y la Ilustración montó en una sala del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori.

Hilvanados para la misma época que las viñetas más antiguas de la exposición, esos versos tangueros son deliciosamente apropiados para ese conjunto de artistas que plasmaron en sus historietas y dibujos paisajes y momentos de Buenos Aires. Aguafuertes con pincelazos de humor, Postales Porteñas funciona también como archivo de la memoria. ¿Retrasos y problemas con el tren? ¿Falta de camas en los hospitales? ¿Inseguridad? Muchos de esos conflictos que los porteños (y quienes viven en el conurbano bonaerense) deben tolerar a diario, parecen enquistados, tal como nos recuerdan los artistas. Lino Palacio, Oski, Divito, Fontanarrosa y Rep, entre otros, dan cuenta de instantáneas de la vida cotidiana porteña.

“En esta muestra están representados todos los que de alguna manera influyeron en nuestra visión de Buenos Aires”, explicó Hugo Maradei, curador de la muestra y uno de los fundadores del Museo del Dibujo y la Ilustración, que funciona de manera itinerante (ver recuadro) y espera poder llevar la obra al interior del país.

La selección de obras difícilmente pueda cuestionarse. En la abundante producción gráfica de 70 años de historieta argentina, ha habido muchísimas pequeñas grandes obras, más de las que cabrían en las cuatro paredes y dos vitrinas de la sala que ocupa la muestra. Pero están todos los artistas importantes, los que merecerían dar su nombre a alguna calle porteña. La muestra también funciona como un recordatorio importante a las nuevas camadas de lectores acerca del talento que distintas generaciones de argentinos supieron disfrutar en las páginas de sus revistas favoritas, como Humor o Caras y Caretas, y de grandes personajes, como Rico Tipo o Mafalda.

Otro costado interesante, ya entrando en cuestiones más técnicas, es la posibilidad de apreciar en los originales marcas de los procesos creativos tradicionales, ahora que en época de Photoshop y retoque digital algunas cosas han cambiado. Ahí están para dar cuenta de ello los papelitos blancos pegados para tapar errores de una Rotring que se fue de carril, una pluma rebelde o un pulso traicionero.

También es atractivo observar los viejos originales del ’30 o el ’40 coloreados a mano y comparar las texturas de sus colores con las que se logran hoy día. Pero cuidado, porque no es tampoco cuestión de caer en el remanido “todo tiempo pasado fue mejor”. La muestra incluye varios ejemplos de talento contemporáneo.

Quizás una de las virtudes de Postales Porteñas es que consigue evocar en el visitante que ame Buenos Aires cierta sonrisa melancólica, una de esas que Arlt solía describir de los habitantes de la ciudad en sus aguafuertes. Y quien no conozca a la Reina del Plata al menos podrá acercarse a una buena parte del imaginario que la hace lo que es.

Postales Porteñas estará en el Museo Sívori (Av. Infanta Isabel 555, justo frente al puente blanco del Rosedal) hasta el 10 de febrero y se puede disfrutar de martes a viernes a partir de las 12 y los fines de semana desde las 10. Una buena alternativa al bar de turno cuando el sol aprieta junto a los lagos de Palermo.

Informe: Andrés Valenzuela.

La muestra se puede visitar en Infanta Isabel 555 hasta el 10 de febrero.