Sáb 13.02.2016
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FOTOGRAFIA › LA MUESTRA EARLY STONES BY MICHAEL COOPER PUEDE VISITARSE EN EL KONEX

El testamento de una era del rock

Desde la salida del disco Aftermath en 1966 hasta su suicidio en 1973, Michael Cooper fue una presencia constante y amigable en el entorno de Los Rolling Stones. En la muestra curada por su hijo Adam se ven 250 imágenes de las más de 3500 que le sacó a la banda.

“Estoy dejando un testamento. En éste, pongo todo lo que tengo y poseo para vos, lo dejo en fideicomiso con alguien en quien confío, dejo principalmente mi trabajo, estoy seguro de que en algún momento valdrá algo.” Con estas palabras –escritas en su última carta–, Michael Cooper le entregaba a su hijo Adam los 70 mil negativos de todas las fotografías que había sacado durante su vida, a la que decidió poner fin cuando tenía 32 años. La carta que Cooper dejó a su hijo antes de suicidarse es lo primero con lo que uno se encuentra al ingresar en Early Stones by Michael Cooper, la muestra que Adam Cooper curó en la Ciudad Cultural Konex y que contiene 250 fotografías hechas por su padre a los Rolling Stones, desde la salida de Aftermath en 1966 hasta 1973, el año en que Michael Cooper se quitó la vida con una sobredosis de heroína.

Cooper había conocido a los Stones a través de Robert Fraser, el dueño de la galería de arte más importante de Londres durante los 60. Allí entró en contacto con muchos de los hombres que en aquella década pergeñaban una revolución de amor y paz a través de las letras, la música y las imágenes: John Lennon, Allen Ginsberg, William Burroughs y Dennis Hopper fueron algunos de ellos. Pero la amistad con los Rolling Stones fue lo que definió la búsqueda de Cooper. A través de las más de 3500 fotografías que les tomó, logró captar la esencia de aquellos jóvenes que a través del rock y la psicodelia intentaban expandir su consciencia dentro de una sociedad pacata y conservadora. “De todos los fotógrafos que existen, Michael ha sido por lejos el que mejor documentó esta magnífica década y quien entendió qué significaron aquellos años 60 y aquellos juveniles sueños de futuro”. Firmadas por John Lennon, estas palabras acompañan la carta con la que se inicia el recorrido por Early Stones by Michael Cooper.

“No quisimos ordenar la muestra de manera cronológica. Cada grupo de fotografías describen un momento determinado de todos aquellos que mi padre vivió junto a los Stones –explica Adam Cooper–. Creo que sus fotografías muestran aún más de esta manera. Por eso quisimos que cada visitante pueda entrar en una etapa y cerrarla al irse, sin que haya un recorrido fijo”. Las fotografías de Early Stones..., en su mayoría hechas en blanco y negro, están distribuidas en gigantografías de distintos tamaños a lo largo de paredes rojas, desde pequeños retratos hasta un Brian Jones de casi dos metros. Junto a ellas hay inscripciones en letras amarillas que describen el momento en el que fueron tomadas, citas de los miembros de la banda y menciones a aquellos con quienes compartían sus días y también aparece en las fotos, como la cantante Marianne Faithfull, pareja de Mick Jagger, y la modelo y actriz Anita Pallenberg, novia de Brian Jones y luego de Keith Richards.

Los distintos momentos a los que se refiere Adam Cooper abarcan desde paseos privados junto a Jagger y Faithfull –mientras el cantante se escondía de la prensa luego de ser arrestado por portación de estupefacientes– hasta viajes de ácido lisérgico junto a la banda, pasando por las sesiones de grabación de Beggars Banquet (1968) y Let it Bleed (1969), viajes en autos asediados por fanáticos y el mítico recital en Hyde Park luego de la muerte de Brian Jones en julio 1969. “Michael estaba allí, pero nunca presumía ni se aprovechaba, nunca se interponía en tu camino. Jamás te fastidiaba poniéndote una cámara en la cara ni haciéndote consciente de que la lente estaba ahí. Estar cerca de nosotros y además ser la única persona que yo soportaba allí era algo natural para él. Lo hacía tan bien y tan sigilosamente que la mayor parte del tiempo nadie notaba que nos estaba fotografiando”, escribió Keith Richards en el prólogo del libro Early Stones (Editorial Planeta), que reúne la mayoría de las fotos expuestas en la muestra y muchas otras que Cooper tomó de la banda.

“Mi padre era uno más de los Stones, el único al que le permitían entrar en los ensayos. Era invitado a las reuniones familiares y de amigos del grupo –dice Adam–. Jamás molestaba a nadie ni interrumpía ninguna actividad para hacer su trabajo. Por eso en sus fotografías hay momentos de tanta intimidad, que nadie más ha podido captar”. Esa amistad hizo que el fotógrafo y los Stones tuviesen otros proyectos compartidos. En 1967, la banda le encargó la portada de su disco Their Satanic Majesties Request, diseñado por Cooper en un formato tridimensional que al moverlo dejaba ver las caras de los cuatro integrantes de The Beatles, a quienes ya les había entregado la tapa de Sgt. Pepper’s Lonely hearts Club Band (1967), quizá la más emblemática de la historia del rock. “La legendaria animosidad entre ambas bandas jamás existió. Fue tan solo una creación de la prensa, ya que no sólo eran amigos, sino que se profesaban un gran respeto profesional”, escribió Adam Cooper en el medio de las dos únicas gigantografías a color que integran la muestra, con las tapas de ambos discos. “Cuando alguno de ellos estaba por lanzar un nuevo álbum, mutuamente se consultaban la fecha de lanzamiento para no colapsar entre sí”.

Poco antes de suicidarse, Michael Cooper había propuesto a los Rolling Stones que protagonizaran una película para la que había escrito el guión junto al escritor y periodista estadounidense Terry Southern: La naranja mecánica. Finalmente, luego de la muerte de Cooper, el proyecto fue entregado por Southern al cineasta Stanley Kubrick. Las ansias de Michael por canalizar el cambio de una época lo llevaron a explorar otras expresiones culturales y también lo acercaron a un fuego que no pudo manejar. Sin arrepentirse de su búsqueda, en su carta de despedida dejó a su hijo un único consejo: “Vivo en un mundo alterado y, como dice un viejo poema, ‘oigo el sonido de un tambor diferente’. Habrá un montón de gente que tratará de convencerte de cuán equivocado estuve de haberle prestado demasiada atención a ese sonido, te dirán ‘doblate con el viento’ y ‘sé flexible’, ‘no trates de confrontar el sistema’, o palabras similares. Escuchalos, escuchalos con atención, y luego descubrí qué late más fuerte, si ellos, o el tambor”.

* Early Stones by Michael Cooper puede visitarse en Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131), hasta el 31 de marzo, en los siguientes horarios: miércoles y jueves de 14 a 20 y viernes, sábados y domingos de 14 a 22.

Informe: Diego Fernández Romeral.

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