El fútbol, opinan muchos, es la vida misma. Y si es así, entonces el fútbol también es el arte y la literatura. Dos formas de pensar el mundo. Y de recorrerlo, también. Dos formas de ser persona. Eso quedó claro el sábado durante la presentación en la Feria del Libro de los dos últimos títulos de la colección “Social y deportivo”, de la editorial Colihue. En cancha chica, de Juan José Panno, y Tirando paredes, de Claudio Morresi. Dos tipos que, según confirmaron los panelistas (Sandra Bianchi, Horacio Pagani, Ariel Scher y Sergio Goycochea), gustan del juego asociado en la cancha y en la rutina diaria.

Las incursiones del Nene Pa- nno en la literatura vienen desde hace rato. El periodista de Página/12 dirige desde hace rato la colección y, además, tiene varios títulos publicados. Para Morresi, en tanto, su nuevo libro es un abrirse a un desafío muy distinto al que lo llevó primero a la primera división argentina (debutó, según recordó, con un gol en una victoria abultada para su equipo y un doloroso “5” en la calificación de El Gráfico, que le propinó el propio Panno), a la camiseta argentina y también a la función pública, como secretario de Deportes de la Nación. En este novela, Morresi acude a sus sentimientos como jugador, pero también indaga en los vínculos entre dictadura y deporte durante los años de plomo.

“Este libro es importante para mí porque las ilustraciones las hizo mi hijo”, reveló Panno, quien aseguró que En cancha chica es como una reunión de amigos para tomar café. “Tiene una parte donde se habla de fútbol, tiene una parte de política, hablamos de minas... y después volvemos a hablar de fútbol”. Además, el periodista se mostró complacido por poder presentar su libro junto a Tirando paredes. “Me pone feliz porque él es uno de esos tipos que va haciendo juego asociado”, declaró.

Scher destacó que ambos libros “representan a sus autores de manera acabadísima”. Aseguró, por ejemplo, que Panno pasó de escribir textos largos a estas microficciones, casi como un modo de sostener el apodo de “Nene”. “Mírenlo bien –propuso–, ¿cómo conservó ese apelativo? Yo que lo admiro desde que yo era un nene en serio y él ya no, veo que hizo un proceso migratorio desde los textos largos hasta su devoción por la microficción. Como los chicos, ningún niño arranca a escribir con La Guerra y la Paz, él volvió a eso, y sigue siendo un crack.” Bianchi, especialista en el difícil arte de la literatura brevísima, ofreció algunas pistas para encarar la lectura de estos “minicuentos de fútbol”. Sugirió leer y releer, prestar atención a los juegos de palabras y a las alusiones a la literatura y la mitología. Además, la escritora consideró que la gran virtud microficcional de su colega es su capacidad para condensar en una frase la condición humana.

Pagani, en tanto, se puso serio: “No lo pudo haber escrito otra persona”, reflexionó mientras calculaba que con su amigo y colega se conocían hace casi medio siglo. Sobre Morresi, aseguró, Tirando paredes “refleja su don de gentes”. De la mesa, claro, quien más conocía al ex jugador fue su compañero en la selección juvenil, Sergio Goycochea. El arquero confesó que le costaba ver a su amigo “fuera del gran escenario que es una cancha”, pero mostró su orgullo por el camino que Morresi realizó desde que colgó los botines. Antes de cerrar la charla, todos terminaron casi recitando la formación del juvenil del mundial de Australia, a comienzos de los ’80. “¿Vieron? Al final siempre terminamos hablando de fútbol”, zanjó Panno.