Almost Human (se estrena el jueves 28 a las 23, por Warner Channel) presenta una novedad para la –a veces– anquilosada imaginería del género de ciencia ficción futurista. A la idea de un porvenir en el que hombres y robots conviven, se le suma la estructura narrativa del policial y más específicamente el de la pareja despareja. Sus protagonistas son Michael Early y Karl Urban, todo un experto en el tópico, ya que viene de participar del relanzamiento de Star Trek, la saga de Riddick y la remake de Dredd en cine. Aquí Urban encarna a John Kennex, el policía que desconfía de los “casi humanos”, y Early es Dorian, el droide en cuestión. El punto en el que se tocan es que el humano tiene injertos biomecánicos por una emboscada que sufrió y lo tuvo groggy por un buen rato, y el otro estaba casi en desuso porque pertenecía a una partida de policías sintéticos que usaban sus emociones.

Obviamente, el ida y vuelta entre el dúo desperfecto acompaña la resolución de casos violentos en la ciudad de Los Angeles de 2048, acaso no muy diferente de la actual. “Lo que más me interesa es pensar cómo la tecnología afecta nuestro entorno y eso está muy presente en nuestros días; claro que hay un aspecto muy positivo, pero también está el negativo. A veces te preguntás cuán peligroso puede ser destapar al genio de la botella”, señaló Joel Wyman, creador del programa, en una conferencia de prensa de la que participó este diario. La serie es la nueva apuesta fuerte de Bad Robot, la productora de J. J. Abrams que intenta pegar otro pleno como Lost, aunque ha tenido sus traspiés como Alcatraz y generado productos redituables como Person of Interest y Fringe (serie también concebida por Wyman).

–Las referencias en Almost Human a la obra de Isaac Asimov y de Philip K. Dick son claras. ¿Cuán útiles fueron a la hora de desarrollar el programa?

–Cualquier fan de la ciencia ficción tiene a Dick en un panteón. En mi caso, Blade Runner es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Siempre estaremos en deuda con él y con Asimov. Mi intención, sin embargo, fue la de mostrar otro tipo de futuro, menos utópico o distópico, mejor dicho. Algo más esperanzador. Sus novelas parten de la base post apocalíptica de que la humanidad ha ido demasiado lejos y que pagamos las consecuencias. No quería hacer algo demasiado oscuro y lluvioso donde nadie es feliz. La filosofía de la cual partimos es que la gente todavía va a tener hijos y va a festejar sus cumpleaños. Insertamos la condición humana en la ciencia ficción.

–¿Es una serie de dúo policial mezclada con ciencia ficción?

(Se ríe.) –Es un programa de policías y de procedimiento episódico. Puede que un asesinato no luzca igual en el futuro, pero seguirá siendo un asesinato. ¿Cómo será perpetrado? ¿Cómo será resuelto? Esa intriga está mezclada con el estilo de 48 horas o Bad Boys, esa clase de disfrute. Lo que está en el centro es la relación entre ellos dos.

–¿Qué clichés del género quiso evitar?

–Que el robot quiera ser humano. Ya lo hemos visto. Eso es de otra era. Aquí uno es humano, el otro es un robot que siente. Puede que uno no sea humano, pero es un sujeto. En ese contexto, las malfunciones y los errores siguen presentes.

–¿Hay una continuidad con su serie anterior, Fringe?

–Fringe era bastante más agria, en un punto. En aquel caso, la idea de la ciencia iba por el enigma. En este caso, tratamos de divertirnos más. Conceptualmente hay puntos en común, aunque Almost Human es más pochoclera. Lo cual también es un desafío.

–Este es su segundo trabajo para Bad Robot. ¿Podría definírsela como una productora dedicada al entretenimiento con un toque autoral?

–Creo que no hay nadie como J. J. Abrams, realmente ama entretenerse y dar algo más personal. Es único y bombástico. Cada producto tiene una huella digital que es clara: ¿Qué más podemos ofrecer? Puede que no siempre salgan como se espera, pero el ingrediente básico es el de apostar por lo que se cree, que sea gozoso y artístico.