Lun 15.12.2014
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SERIES › EL LIBRO SERIEMANíA, PUBLICADO POR PABLO MANZOTTI

“La voracidad ya estaba”

El trabajo del periodista repasa las ficciones más notables de la actualidad, analiza las nuevas formas de consumo y señala que la tan mentada retroalimentación entre “calidad cinematográfica y lenguaje televisivo” tiene su origen allá lejos y hace tiempo.

› Por Federico Lisica

El primer logro de Seriemanía, libro de Pablo Manzo-tti (Reservoir Books Mondadori), tiene que ver con su nombre. Hay allí tanta verdad como los diagnósticos que hacía Gregory House, la pureza del crack confeccionado por Walter White y la persuasión de Tony Soprano. Pues una de las grandes manías de los últimos tiempos es la que encarnan las ficciones con personajes como los mencionados más arriba, trío que, por otra parte, comparte la portada de la flamante “guía para elegir tu serie televisiva”. En sus 192 páginas, el periodista repasa las ficciones más notables de la actualidad, analiza las nuevas formas de consumo de la audiencia y explica (eludiendo sentidos comunes) que la tan mentada retroalimentación entre “calidad cinematográfica y lenguaje televisivo” tiene su origen allá lejos y hace tiempo. En su recorrido, el autor va de Alfred Hitchcock presenta a productos spielbergianos como Cuentos asombrosos, las realizaciones de Michael Mann (División Miami, Historia del crimen) hasta llegar al impacto de series muy puntuales en los ’90. Germen de formatos y contenidos que desemboca en una pregunta que hoy se escucha en cualquier reunión. ¿Y vos qué serie estás viendo? “Me interesaba analizar el fenómeno, por qué se habla de una nueva era dorada de la tevé, particularmente de las series”, asegura Manzotti, columnista en radio Metro y editor del sitio Tv.otroscines.com.

–¿Hubo más disparadores?

–Sí. Cómo es que ahora hay tanto para consumir y por qué es que se genera una voracidad en la audiencia. El título, aunque haya sido una recomendación editorial, creo que refleja mejor el espíritu que la bajada referida a lo de funcionar como guía. No me cerraba del todo, me sonaba a manual, y el libro trabaja todo el asunto, no es un ranking. A posteriori, me di cuenta, por los lectores, de que esa parte vino bien. Los que lo leen me dicen que ven algunos capítulos a la par del libro, con el glosario y las recomendaciones. Hoy ves series en un iPad o en un móvil comentando en Twitter, ¿por qué no verla con el libro?

–¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿Qué quería profundizar?

–Trabajé a partir de una estructura que, creo, refleja una idea y que respeté bastante. ¿Dónde está el germen de este período?, ¿fue de golpe?, ¿viene de mucho antes?, ¿por qué la gente te dice “esta serie parece una película”?, ¿por qué directores como Alex de la Iglesia te dicen que hoy miran más series que cine?, ¿qué pasó para que los productores expresen que el mayor espacio creativo esté en la televisión? Y claro, ¿por qué forman parte de cualquier conversación de amigos? Incluso para mí fue terapéutico. Yo tengo una teoría, hay muchos momentos previos, los ’80, con la inserción de la estética del videoclip es una, pero para mí lo que se vive hoy comienza con Twin Peaks y luego tiene su correlato en Los expedientes secretos X. De ahí hay una progresión que llega hasta este momento. También hay una serie de estamentos con series clave, por ejemplo los policiales y ficciones de lo real que son las series que atraviesan temáticas de la realidad. La única que tiene un capítulo aparte es Breaking Bad. ¿Es realmente la mejor serie de todos los tiempos? Es una pregunta retórica que quise contestar.

–Acaba de mencionar a Twin Peaks, ¿cuál fue su reacción al enterarse de la vuelta de este programa justo ahora?

–Ojalá que no se cierre el arco, significaría el techo, y el techo se está buscando. La vara que puso el cierre de Breaking Bad fue muy alta, y este 2014 fue un año muy bueno. True Detective, Sherlock, Fargo, The Strain, Silicon Valley. Todas buenas. ¿Y por qué todo tendría que ser como Los Soprano o Breaking Bad? ¿Y por qué Twin Peaks ahora? Por este momento de las series.

–Todas las que mencionó son dramas, policiales o del género fantástico, hay una sola comedia, ¿es el género que más perdió?

–Sí. La revolución y el techo de Seinfeld fueron enormes. Tenés cosas muy buenas como Louie, Curb Your Enthusiasm, Community, pero nada le saca la cabecita por arriba a Seinfeld. Es muy raro. Lo comparás con el drama en términos de explotación del lenguaje ¿y dónde está en la comedia? Incluso a nivel realización no se ve un gran cambio. Se espera que aparezca algo pero nadie sabe bien cómo sería. La explicación es Seinfeld. Y Los Simpson.

–¿Afecta a los realizadores esta nueva forma de consumir tevé? ¿Hay alguna serie que sea el epítome del proceso?

–En algún punto lo tiene que hacer, y si no lo hace está mal, otra cosa es que los condicione creativamente. El gran cambio lo propuso House of Cards, ahí el espectador puede ver toda la temporada junta de un tirón. Ya estaba el hambre pero es una propia empresa la que institucionaliza y entiende por dónde va el asunto. El otro extremo es lo que pasaba con una serie como Brigada A en los ’80. A nadie se le hubiera ocurrido decir que eso era cine, y tenía un consumo infernal, por años fue uno de los programas más vistos. Una serie de tevé yanqui que estaba en el aire y era primera en rating. Una locura. Hoy las sagas en cine tienen relación directa con esta manera de consumir tevé. La complejidad del cine se ha pasado a la tevé, los realizadores se sienten más cómodos. Y los espectadores cambian: ¡ahora hablamos de temporadas! ¿Qué es ver televisión hoy? No lo sabemos y eso tiene que ver con las posibilidades de consumo.

–¿Hay un parangón de la seriemanía con la producción local?

–Acá se apunta a un modelo más de BBC con las miniseries de calidad. Me parece que hubo experimentos interesantes con el fomento del Ministerio de Planificación y el Incaa, con algunas torpezas, y lo digo con el mayor de los respetos, en el relato y la selección de temáticas, pero es recontra positivo que se haga. Y no se aprovechó para el costumbrismo típico: eran series. Habría que marcar Los Simuladores, Hermanos y detectives, Underground tira para ese lado, y la adaptación de En terapia me parece muy buena más allá de que se adquiera un formato de afuera.

–¿Qué se puede “spoilear” del libro?

–(Se ríe.) Me quedo con el capítulo de Breaking Bad. La introducción con el análisis histórico y el capítulo de policiales donde se indaga sobre True Detective o The Killing, que creo que es uno de los géneros que mejor explota el lenguaje audiovisual.

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