Para comprender el status de celebridad de Barry Weiss vale mencionar una secuencia de un episodio reciente de ¿Quién da má$?, el programa que originó todo y del que este coleccionista ya no forma parte. Una pena, porque el resto de los competidores es bastante desagradable. Allí donde suelen reunirse quienes quieren apropiarse de containers con baratijas o verdaderas fortunas escondidas, apareció un imitador suyo. Es decir, alguien que dedica sus días a ser el doble de este millonario excéntrico que ama los coches antiguos y es dueño de un gusto cuanto menos singular. Weiss, siempre con sus guantes de esqueleto, es alocado, espontáneo e ideal para tener su propio reality. Y de eso se trata justamente Los tesoros de Barry (A&E emitirá sus mejores capítulos mañana a las 19).

En esta serie, su protagonista viaja por los Estados Unidos mientras comparte con la audiencia los artículos de su colección, negocia por objetos y completa su lista de cosas por hacer antes de morir. Siempre lo acompaña algún familiar o algún sujeto de su círculo íntimo. Así, en estos road trips suceden actividades como la de pasear en un coche con techo de burbuja, ir hasta un pueblo amish y pagar una fortuna por un mono embalsamado y fumador. Imposible no adorarlo.