SERIES › ENTREVISTA A RICHARD ROXBURGH, PROTAGONISTA DE RAKE
Vuelve la serie australiana sobre un abogado en permanente crisis existencial: en su tercera temporada, Cleaver Greene está más cerca que nunca del otro lado de la ley. Y de eso habla Roxburgh en esta entrevista exclusiva con Página/12.
› Por Federico Lisica
“Siempre se lo digo a mis amigos abogados. Luego de haber interpretado a uno de ustedes por tanto tiempo, lo que más anhelo es no necesitarlos”, asegura Richard Roxburgh durante la entrevista con Página/12. El protagonista de Rake, reconocible por sus villanos en la gran pantalla (Misión imposible II, Moulin Rouge y Van Helsing), encarna en esta serie –de la cual también es su creador– a un hombre de ley brillante, mujeriego y alcohólico. Se trata de un Saul Goodman con tonada australiana, pero definitivamente más vicioso que su par de Albuquerque. Su cartera de clientes incluye narcotraficantes, bígamos, devotos de la zoofilia, y demás almas, apenas, más perdidas que la suya. Greene es el peor lobbista de sí mismo y, para su bien o perdición, posee el don de su labia. “Tuve la idea de este tipo taladrándome la cabeza por un largo tiempo. Es alguien moralmente complejo y vive en una zona gris. Tiene impulsos autodestructivos y se desenvuelve con su carisma e inteligencia”, repasa el actor. La tercera temporada de esta ficción, presentada como un drama pero con diálogos y una imaginería visual propia de la comedia negra, se estrenó ayer por Sundance Channel (irá los domingos a las 22). “Este año está en prisión, así que anda rodeado de sus peores enemigos. Ese es el inicio y es su infierno. No quisimos empezar con Cleaver ya liberado, está confinado y lo dejaremos ahí por un rato”, apunta.
–Es alguien que se mueve con la ambigüedad del ser humano. ¿No se hace de amigos en la cárcel?
–Ese es exactamente el punto. Está como bailando de manera muy elaborada con la oscuridad y la luz. De algún modo logra sortear sus problemas; no quiero contar demasiado, pero si se las arregla para estar afuera seguirá por ese camino sinuoso. Porque tiene oportunidades de redención pero siempre lo arruina.
–El término que le da nombre a la serie tiene muchas acepciones, ¿qué significa “rake” para usted?
–Hacia el siglo XVIII, los ingleses la usaban para definir a un hombre que tiene una moral llamémosla mixta y es de modales rebuscados. A Cleaver eso le cabe como anillo al dedo (se ríe). Es alguien muy divertido de interpretar. Puedo improvisar porque sé quién es, y me gusta empujarlo más y más. No hay nada que me disguste de él.
–¿Ni siquiera usar esa peluca en la corte?
–Eso puede ser (se ríe). Rodar en una corte es un poco tortuoso porque lo hacemos los sábados cuando nadie trabaja, así que desde hace un buen tiempo que no tengo fines de semana libres.
El éxito de la serie en su país de origen (donde están comenzando a trabajar sobre la cuarta temporada) llevó a que la FOX intentara una remake. Aunque el protagónico fuera para un gran actor como Greg Kinnear, y contara en la dirección con Sam Raimi, a duras penas aguantó una temporada. “Que un proyecto le guste a la audiencia es algo muy difícil de predecir, y diría que en un punto es engañoso. Creo que en Australia funcionó muy bien porque iba por la tevé pública, forzando sus propios términos, sabiendo que era de temática adulta. Pero en Estados Unidos la estructura fue distinta. Es otro tipo de bestia por domar, tal vez no se tomaron tantos riesgos como en la versión original. Y Rake es sobre alguien que todo el tiempo toma riesgos, además de tomar drogas, alcohol, mujeres y todo lo demás. Si no estás dispuesto a atravesar esos conflictos el programa no va a funcionar”, explica. Algo que sin dudas faltó fue uno de sus ganchos: las apariciones de invitados como Tony Colette, Rachel Griffiths o el irlandés Sam Neill. Esta temporada Cate Blanchett será de la partida; hará de Greene a partir del recurso de “ficción dentro de la ficción”.
–Rake funciona como una Brigada A pero de grandes actores australianos, ¿cómo logra convocarlos?
–Lo es, ¿no? (risas) Bueno, se trata de pedirle grandes favores a los amigos y molestarlos hasta que lo hacen. Lo de Cate en esta temporada es muy gracioso. Son personajes pequeños y que entretienen al público, también a los actores.
–En Rake uno no sabe bien cuándo reírse o sufrir, es muy dramática y juega con el humor negro. ¿Cómo encontraron ese tono?
–Esa fue precisamente la línea que queríamos caminar. Hay tanto humor ridículo en nuestra cotidianidad, sobre todo cuando queremos ser serios. La comedia es lo más natural en los momentos oscuros. A veces fuimos muy lejos, probamos los límites y sirvió para testearnos, como en el piloto con la defensa del caníbal. Es una cuerda tirante. En esta temporada creo que ajustamos el foco.
–Usted se refirió a lo grisáceo de Greene, contemporáneo de los antihéroes de otras series como Dr. House o Californication, ¿por qué la fascinación por sujetos de esta índole?
–Es una buena pregunta. Obviamente involucra a la audiencia que tiene gustos más raros y sofisticados. Internet también tiene que ver. Cambió nuestras expectativas sobre lo que son los demás y nosotros mismos. La tevé es el medio que más ha evolucionado, lo demuestran Los Soprano y Breaking Bad, programas notables y que han cambiado el parangón para siempre.
–Si tuviera que contratar a un abogado, ¿sería como Perry Mason, Atticus Finch o Cleaver Greene?
–Creo que con Cleaver Greene me divertiría más (risas).
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