Lun 13.04.2015
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SERIES › LOS ESTRENOS DE DAREDEVIL Y SCORPION

Más superhéroes en el barrio

Netflix se sumó al mundo Marvel con su primera serie dedicada a uno de sus personajes de culto y AXN estrena una ficción de genios tecnológicos. Dos buenos ejemplos de lo que significa el entretenimiento para el mundo audiovisual por estos días.

› Por Federico Lisica

Con el arribo de Daredevil (su estreno fue por Netflix el pasado viernes) y Scorpion (mañana a las 22 tendrá su debut por AXN), se amplía aún más la larga autopista de la industria del entretenimiento, aunque estas series parecieran tomar distintos carriles. La primera recurre a los condimentos de crudeza y dramatismo propios de la versión del comic surgido del cráneo de Frank Miller (ideólogo de la última saga de Batman, 300, Sin City). La segunda, inspirada en la vida de un hacker llamado Walter O’Brien, opta por la desvergonzada inocencia de series como Brigada A, sin embargo, los buenos ya no son ex combatientes de Vietnam sino un grupo de genios a los que les cuesta integrarse a la sociedad.

El protagonista de Daredevil es un abogado idealista que por las noches se convierte en un vigilante urbano. Como tantos otros héroes de la Marvel, su fortaleza proviene de una debilidad. Matt Murdock/Daredevil (Charlie Cox) es ciego pero sus otros cuatro sentidos están hiperestimulados. Su superpoder, si es que lo fuera, es saber si los villanos le dicen la verdad al captar sus latidos de corazón. Son trece episodios, por lo que hay mucho tiempo (a diferencia de lo que sucedía con la película protagonizada por Ben Affleck) para ahondar en su camino y pathos. Por mencionar un ítem: el paladín no anda con su icónico traje rojo, sino con un traje negro como de ninja casero. Lo sufrirán maleantes rusos, chinas con risas diabólicas y demás criminales de los bajos fondos de Manhattan; de hecho su némesis será un vecino del barrio, Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio). Su tan mentada brutalidad (que lo transforma en un caso único de la casa matriz de Stan Lee) se percibe en las coreografías de las peleas con cierto eco a la película coreana Old Boy.

De todos modos, la creación de Steve DeKnight (Spartacus) y Drew Goddard (guionista de Buffy y Lost) suaviza algunos ingredientes que volvieron de culto a ese comic. Donde su padre era abusivo, aquí es un ex boxeador alcohólico que cayó en las malas por arreglar una pelea. Si antes tiraba a un personaje de una ventana y lo dejaba cuadripléjico, ahora lo deja en coma. Darevil es la última y muy promocionada entrega del “Universo Cinemático Marvel”, cabeza de proa de su alianza con Netflix que tiene en carpeta cuatro productos más. El proyecto buscará explorar sus llamados “héroes callejeros”. En el futuro vendrán Jessica Jones, Iron Fist, Luke Cage, que apelan a la nostalgia de la violencia neoyorquina de los ‘80, y The Defenders en la que se dará un cruce de todos los mencionados más arriba.

Scorpion, por su parte, juega irónicamente con el cartel de “basado en una historia real”. Es un ardid, casi una mentira piadosa, para zambullirse luego en el subgénero de las entregas sobre un comando conformado por miembros tan extraordinarios como necesarios. “Entre todos tenemos como un coeficiente intelectual de 600 pero nos olvidamos de pagar las cuentas”, dice su líder, Walter O’Brien. Además de hackear las computadoras de la NASA de crío, este nerd dirige un grupo del que participan un experto en comportamiento, una chica que se las arregla para solucionar cualquier problema mecánico y un gurú de las estadísticas. “Todo surgió de una conversación con Walter O’Brien, lo que subyace es la idea de cómo es que esta gente brillante tiene problemas para encajar. Seas un genio o no todos tenemos esa sensación. Por otro lado, quisimos darle un enfoque muy fuerte desde el humor y la acción”, le dijo a este diario Nick Santora, uno de sus productores ejecutivos durante una teleconferencia. Estos outsiders se convertirán en la última reserva para la seguridad de Estados Unidos. En el primer episodio hay una crisis en el aeropuerto de Los Angeles, entuerto que solucionarán desde un bar con buen Wi-Fi. Ese enfoque, según Santora, es lo que diferencia a Scorpion de otras entregas cuyo universo son las nuevas tecnologías. “Este no es un programa sobre técnicas de hackeo cibernético, planteamos una serie de problemas mundanos como el atascamiento de tráfico o desfalcos en casinos, y otros como impedir que se desate una hecatombe nuclear”, explica Santora.

Con el estreno de la serie (que tiene confirmada una segunda temporada), comenzó a investigarse el perfil de ese tal O’Brien: si era cierto que su IQ a los nueve años era mayor que el de Einstein, su activismo y rebeldía online, su participación en los olímpicos de informática, si su compañía –llamada Scorpion– realmente se había dedicado a lo que él decía... Y empezaron a surgir algunas inconsistencias. Que la verdad no te estropee una buena historia dice la máxima y los creadores de la serie saben cómo aprovecharse de ello. “Seguimos hablando con Walter y nos ayuda a resolver algunas preguntas, quiere saber cómo va todo, sus huellas están siempre. El tema de la comunicación obsoleta en los aeropuertos y el software que diseñaron para las compañías de aviación surgió de esas primeras charlas. Aunque nos hemos tomado licencias creativas para ficcionalizar. No es que hayan sucedido de ese modo pero cada episodio está inspirado por su inteligencia asombrosa y de los que lo rodean”, destacó Santora.

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