Lunes, 23 de noviembre de 2015 | Hoy
SERIES › ZOO, DE LUNES A VIERNES POR SPACE
Por Federico Lisica
Según John Vaillant, autor de la crónica The Tiger, en 1997 un felino siberiano hizo algo inédito: aniquiló a los pobladores de un poblado ruso como vendetta por el maltrato recibido. Zoo (va por Space de lunes a viernes a las 21.15) parte de la misma premisa, pero dotando al relato de un manto orgullosamente clase B, incluyendo a todo el reino animal en un frenético viaje por todo el planeta. La serie de trece episodios, en este sentido, recuerda y deja chiquita la propuesta de (R)evolución –película que indagó el origen del mito de El planeta de los simios– y también a El fantasma y la oscuridad –sobre unos leones asesinos en la estepa africana–. Aquí los osos pardos pueden destrozar una cocina; los gatitos meten miedo con su mirada, lobos atacan en cárceles y los murciélagos se vuelven kamikazes. No hay rincón del planeta a salvo. De Los Angeles a Botsuana, de Río de Janeiro a Tokio, de Alabama a París. ¿Por qué lanzan ataques cada vez más coordinados y feroces? ¿Se trata de rabia? ¿Hay alguna corporación detrás de las embestidas? James Patterson, el autor de la novela que dio origen a este producto de épica internacional, sugiere qué podría pasar en el futuro. Mientras, se empacha con Zoo que ya tiene una segunda temporada confirmada por su señal madre en los Estados Unidos (CBS). El rating alienta el propósito y se tiene concebida una estructura de cinco en total.
Un grupo ha sido conformado para investigar por qué los descendientes de Clarence, Chita, Mr. Ed y Lassie han dejado de ser amigables. Dentro del quinteto hay un experto en comportamiento animal; una periodista de fuertes nexos con el mundo blogger y ambientalistas; un guía de safaris africanos; una sexy agente de Inteligencia francesa y un veterinario patólogo. “Los animales ya no nos temen”, asegura uno de ellos dando en el centro argumental de la ficción. Entre las sombras aparece una poderosa compañía de biotecnología que, a fuerza de pesticidas, infecciones y extrañas cepas, está contaminando la sangre de varias especies. Una bacteria sería la explicación del comportamiento violento de los animales. Pero Zoo amplía el registro incluyendo a un recluso que parece saber cómo domar a una manada de lobos y también al infaltable FBI. En vez de subrayar el mensaje ambientalista –aunque la crítica está a la vista–, sus creadores optaron por el entretenimiento desprejuiciado buceando la acción y el suspenso. Que John Carpenter (director de obras de culto como La Cosa, Christine, Sobreviven) haya compuesto el tema original de la serie no parece haber sido al azar.
“Muchas series ofrecen una premisa inicial y luego se atienen siempre a ese formato, a ese patrón. Nosotros somos lo contrario. Nuestros protagonistas nunca sabrán dónde les tocará viajar, con qué animales deberán tratar”, puntualizó Jeff Pinkner, productor ejecutivo del envío. El pulso narrativo es ágil, incorporando a la web y sus dispositivos como actores fundamentales. Cierta máxima hollywoodense recomienda no filmar con niños, en el agua y con animales. Zoo resuelve el embrollo mezclando animales reales con animación por computadora. En ese combo, la serie despunta por su carácter de mapamundi 3.0. Zoo pasea a los integrantes del quinteto por varias latitudes como si fueran los miembros de Brigada A con un pasaporte sin límite de visas y con los animales agazapados en cada confín de la Tierra.
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