La semana pasada, Sony estrenó Código Negro (va los miércoles a las 23), otra ficción que se viene a sumar a la enorme lista de dramas médicos. Es más, por estos días hubo una segunda novedad del tipo llamada Chicago Med (lunes a las 21 por Universal Channel). La primera se destaca por un elenco que cuenta en el protagónico con Marcia Gay Harden como la doctora Leanne Rorish. El otro diferencial es su apuesta cruda de lo que sucede en la sala de urgencias. Es decir borbotones de sangre, bisturís urgentes y algún que otro órgano, hueso o mucosidad en pantalla.

El epicentro es una sala de emergencias de un hospital de Los Angeles, la más reputada para los novatos que quieren hacer su residencia pero a la vez la más desbordada. El título de la entrega proviene de la instancia en la que llega algún moribundo o cuando el centro ha colapsado su capacidad operativa. Y en el piloto sucedió en varias ocasiones. Sin descanso, en una hora hubo cesáreas, un anciano con ACV, un turista con neumotórax, la fractura de un skater que se complicó y un pandillero baleado, entre otros. “La duda es mortal”, dice Rorish, experta con sus procedimientos de alto riesgo y experimentales del área de traumatología. “Tú eres el médico que quieren. Yo soy la que necesitan”, le dirá a Neal Hudson (Raza Jaffrey), un colega que no comparte su punto de vista. Estos contrapuntos, la relación con los residentes y la adrenalina que suponen los casos –y algún golpe bajo sin anestesia–, hacen de Código Negro un producto que dista de ser original pero que gana al apoyarse en intérpretes probados, como el portorriqueño Luis Guzmán, brillante como jefe de enfermeros.