“¿Sabés qué? Eso no me va a detener jamás”, eran las últimas palabras de Jimmy McGill (Bob Odenkirk) en la primera temporada de Better Call Saul. El abogado más carismático de Albuquerque se refería a la decencia. Había estado frente a un bolso con más de un millón y medio de dólares junto al hitman Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks) y ciertos pruritos morales le habían impedido repartir el dinero. De esta se le anunciaba al espectador que la transformación del sujeto estaba entrando a una nueva fase, la que se conoció en Breaking Bad con el nombre de Saul Goodman. Es cierto que Jimmy había tenido un pasado como estafador de poca monta, así que el sustrato estaba allí, sólo faltaba que Jimmy se diera cuenta. Justamente eso es lo que propone la segunda temporada de la serie de Vince Gilligan que retornó hace dos semanas por Netflix (cada martes habrá un nuevo episodio sobre un total de diez).

“Es claro que en Breaking Bad veíamos una fachada del personaje, como que le decía al mundo que era alguien más por lo bajo, alguien más profundo y no tenía problemas en ignorarlo. Diría que ahora hasta me cae mejor”, describió Odenkirk. Según los propios involucrados, la tarea más difícil para este spin-off era marcar su propio territorio y convencer a los fans duros de la serie madre. Así fue como la historia del hermano enfermo, el narco Nacho, el interés romántico por la abogada Kim se entremezclaron con algunas caras conocidas de Breaking Bad, el mismo humor negro, la escenografía clase B de Nuevo México, y una historia, al menos hasta ahora, unos grados menos cruenta que la de Walter White. En estos episodios se pudo ver a Jimmy y a su hermano Chuck trabajando juntos. Parecen ser buenos tiempos para Jimmy, que ha dejado su oficina en el depósito de una manicura y fue contratado por una firma respetable. Para hacer los trabajos sucios está Mike, ahí parece estar la clave de lo que vendrá. “Jimmy tendrá muchos obstáculos en su camino de convertirse en Saul Goodman. Cuanto más conocés a Jimmy más lo querés, y te da terror pensar en cómo es que se volvió Saul. Es interesante porque él hace algunas cosas malas y rompe la ley. Pero parece que en verdad lo hace por las personas que ama y que le importan. Lo que convierte a Jimmy McGill en Saul Goodman es la vergüenza”, dijo recientemente Vince Gilligan.