La primera vez que Peter Capaldi encarnó a Doctor Who no fue en un estudio de tevé de la BBC sino jugando con sus amigos a los nueve años. El actor forma parte de esa generación que vio nacer al viajero intergaláctico en los 60 y terminó por erigirse en un ícono británico. Hasta Rowan “Mr. Bean” Atkinson y Hugh Grant le dieron cuerpo en versiones extraoficiales al personaje del que solo se sabe su condición pero nunca su nombre. Desde 2005, con Steven Moffat como productor, que el programa vive un reverdecer con una fórmula no demasiada alejada de su matriz pero con plena consciencia del fandom global. Sigue estando su Tardis (esa nave con forma exterior de cabina policíaca), su compañía humana, los dilemas espacio-temporales a resolver junto al aire enigmático, y algo absurdo, de la propuesta. Basta ver la presentación en el 2013 en la que se anunció a Capaldi como el nuevo protagonista. Esa edición televisiva tuvo tintes idénticos a la introducción de un nuevo James Bond y no muy diferentes a la de una coronación real. “Todavía no sé bien las razones por las que el programa tiene éxito en todas partes. Aunque Doctor Who sea muy británico en cierta manera es como una historia de hadas o folklórico y eso lo hace discernible para diversas culturas. Interpretarlo ya de por sí es fantástico, me gusta hasta su chaqueta de cuero, que pueda tocar la guitarra, la Tardis, hay tanto de donde agarrarse, que haya toda clase de monstruos y que los pueda derrotar”, dice Capaldi en entrevista con medios latinos entre los que estuvo Página/12. Esta novena temporada va por Syfy los viernes a las 23 en versión subtitulada.

–¿Qué tiene de particular esta nueva temporada?

–Creo que es la que tiene más acción y también hay una línea algo funesta moviéndose por debajo. Es la que tendrá su final más dramático. Así que hay muchas sorpresas y explosivas para ver. Doctor Who no puede parar de ir a planetas espectaculares, luchar contra monstruos y meterse en problemas. Está atrapado con su habilidad increíble de viajar por tiempo y galaxias.

–Su colega cumple un rol fundamental. ¿Cómo es la dinámica con Clara Oswald?

–Jenna Coleman, la actriz que la interpreta, es importantísima. Al menos lo fue para mí ya que ella estuvo desde antes que yo llegara. Así que me ayudó bastante porque todo era bastante nuevo para mí. Tienen un tipo de relación especial, muy profunda y curiosa, porque si bien viajan por todo el universo juntos no terminan de entenderse completamente. A veces llevan las cosas al extremo. Casi que son reflejos el uno del otro. Ella es quien lo humaniza. Y él es quién le da permiso a participar de esta especie de juguetería cósmica.

–¿Es cierto que la próxima será su última temporada?

–No. Mis proyectos en el futuro tienen que ver con la serie. Yo quiero quedarme hasta 2017 por lo menos. Pero lo veo como algo muy lejano. La próxima será la última de Steven Moffat. Nos va a dejar en la décima. Lo cual es muy triste. Lo bueno es que Chris Chibnall se hará cargo y me encanta. Es un gran guionista y algo no menor: un tremendo fan de Doctor Who.

–El personaje no tiene nombre pero ahora que lo encarna, ¿e imagina cómo se llama?

–No. Y ese es uno de los mejores misterios que lo rodea. La razón por la que le dicen Doctor es porque los humanos tratan de comprenderlo. No sé si podrían aceptar que tuviese un nombre. Tiene una forma más allá de lo concebible como ser humano. Aunque creo que, yendo muy atrás a los ’70, en un episodio lo mencionaron, pero luego eso quedó como sepultado.

–¿Qué tipo de héroe es Doctor Who?

–No es típico. No tiene un superpoder. Tal vez allí esté parte de su encanto. Las batallas se dan de otra manera, lo mismo con las maneras en que las resuelve. Tiene sus trucos pero apela a ciertos recursos singulares. Es colorido. Apasionado. Más allá de la vida. Completamente desbordado.