MUSICA › ENTREVISTA A JOSS STONE, ANTES DE SU ESPERADO DEBUT EN BUENOS AIRES
› Por Roque Casciero
O bien la encargada de hacer la conexión telefónica con Joss Stone se confundió de número, o la dulce y amable señorita que atiende a PáginaI12 no tiene nada que ver con el retrato que presentan de ella los tabloides de su país, Inglaterra. Cuidado, tampoco suena como la sirena rubia de 16 años que conquistó a medio mundo con su disco The Soul Se-ssions, allá por 2003. Aquel era un álbum hecho a medida con viejos temas del género y... viejos músicos del género. La Stone que contesta el teléfono ya no aceptaría una propuesta así: es una artista segura de sí misma y está decidida a forjar su propio destino musical. Introducing Joss Stone, su tercer trabajo, la muestra más cercana al hip hop, aunque conserve su garganta de Aretha Franklin blanca. También su aspecto es diferente: su larga cabellera rubia fue recortada y teñida de azabache con mechas rosadas. “Para ser honesta, la imagen no significa un carajo para mí”, suelta. “Lo que importa es que puedo hacer mi música y que hay gente que la escucha.” Stone, que lleva vendidos más de 10 millones de discos en todo el mundo, llegará a Buenos Aires por primera vez para cantar el 11 de junio en el Luna Park (con una segunda función el sábado 21). “Nunca estuve allí, así que estoy abierta para lo inesperado”, dice ella. No es más la sirenita rubia, definitivamente, pero su canto puede hacer encallar a unos cuantos souleros de corazón.
–Después de su aparición, el soul revivió en Inglaterra, con artistas como Amy Winehouse, Adele o Duffy. ¿Se siente pionera?
–Sería grandioso que haya sido así. A mí me gusta pensar que lo fui, pero no lo sé... Es verdad que en Inglaterra ya no se le prestaba atención al soul, y me alegra haber podido hacerlo. Y también que ahora haya más soul. Cuando empecé, me sentía bastante nerviosa porque yo era la única que hacía eso. Pensaba: “Ok, soy joven, soy inglesa y canto soul. ¡Estoy jodida!”. No sabía cómo iba a ser recibida. Obviamente que era algo que ya había sido hecho antes, pero no en ese momento, por eso sentía que estaba medio sola. Ahora siento que tengo compañía y es muy agradable.
–¿Qué es lo mejor que le pasó en su carrera?
–Que alguien creyera en mí al principio y me ofreciera un contrato. Había mucha gente que creía en mí, pero que no sabía qué hacer con alguien como yo y se asustaba porque era muy diferente a lo que había en ese momento. Los ejecutivos quieren invertir su dinero sobre seguro. Si ahora aparece una joven cantante soul que encima es inglesa, dicen: “Buenísimo, ya sabemos qué hacer”. Pero en ese momento era muy distinto.
–¿Y lo peor?
–Que la persona que creyó en mí, Steve Greenberg, se fuera de la compañía. Steve es un apasionado de la música y les presta mucha atención a los artistas. Cuando él dejó EMI para irse a Columbia tuve que presentarle mi tercer disco, que es mi favorito, a directivos a los que no conocía y de quienes sentía que no tenían interés por mi trabajo. Ahora está todo bien, mientras pueda seguir haciendo mi música sin que ellos interfieran. A ellos les encantaría interferir, no hay nada que les guste tanto (risas), pero no voy a dejarlos. Me siento afortunada por tener un contrato, pero al mismo tiempo no quiero que nadie haga mis discos por mí. Quiero hacer mi música loca y feliz del modo que tengo ganas.
–En su página web usted dice que Introducing... es su verdadero primer disco.
–No creo que sea mi primer disco, creo que es el tercero (risas). Durante los dos primeros estaba aprendiendo y todavía sigo haciéndolo, pero digamos que estuve mucho más involucrada en el tercer disco.
–A esta altura, ¿se lleva bien con The Soul Sessions y Mind, Body and Soul, esos dos discos en los que estaba aprendiendo?
–Me gustan, creo que son muy buenos y una buena parte de mi vida.
–Pero antes otros tomaban las decisiones por usted, mientras que en Introducing... escribió todas las canciones y cambió el sonido. ¿Quiso intentar un disco más moderno?
–Sí. Quería hacer un disco más joven porque yo soy joven. A muchas personas les sorprendió eso, pero yo tenía 19 años cuando lo hice, ¿qué esperaban? Lo que pasa es que a los anteriores los hizo gente mucho mayor que yo, por eso sonaba más “viejo”.
–¿Siente que para mucha gente todavía es la nenita rubia que los sorprendió con su voz en The Soul Sessions?
–Sí, totalmente, a veces sucede.
–¿Por eso cambió su aspecto?
–No, simplemente estaba aburrida. Hay mucha gente que se cambia el color de pelo y nadie la cuestiona, pero me cuestionan a mí. Y no sé por qué, porque no lo hice por ninguna razón en particular, fue por puro aburrimiento.
–Dijo que estaba cansada de que los demás tomaran las decisiones por usted. ¿Ahora se siente lo suficientemente fuerte como para plantarse?
–Absolutamente. Pero ya era lo suficientemente fuerte antes, en ningún momento bajé los brazos. Me molestaba, pero nunca hice lo que me decían, no importaba qué edad tuviera.
–Pero no debe haber sido fácil lidiar con los ejecutivos cuando tenía 16 años.
–Sí, era difícil, pero la vida es difícil.
–Con su experiencia, ¿qué consejo le daría a una chica que recién empieza como cantante?
–Le diría que haga su música antes de acercarse a cualquiera en busca de un contrato, porque si no lo hacés van a tratar de hacerte la música que quieran ellos. Y puede que termines haciendo algo que no te gusta sólo por el hecho de la desesperación por hacer música.
–¿Eso es lo que le pasó a usted?
–Sí, pero no sólo a mí, a todo el mundo. Tuve la bendición de que el tipo que me contrató era realmente brillante y amaba la música, pero la mayoría de los directivos actuales de las discográficas no siempre entienden lo que tratás de lograr. A vos puede interesarte otro tipo de música, pero por el hecho de que te contrataron creen que tienen todo el derecho de crear tu álbum, y eso es deprimente. Te dicen: “Tenés que hacer tal canción” y si a vos no te gusta, a ellos les importa un carajo. “Esa es la que vas a sacar porque nosotros somos los que ponemos la plata, ¿ok?” Es una situación difícil y a veces no te queda otra que aceptar, porque te sentís superado. Pero si te les acercás con un disco ya listo, no pueden ponerse a boludear con eso. Probablemente ésa sea la mejor manera de ser una persona feliz en el mundo de la música. Ojo, esto no quiere decir que no esté agradecida de lo que me pasó a mí, pero en el camino aprendí varias cosas.
–Antes del éxito, usted se presentó en un concurso televisivo. ¿Cree que esa clase de programas ayudan a los artistas?
–Creo que pueden ser buenos. En realidad, me parece que lo mejor en programas como American Idol no es ganar sino que te reconozcan a partir de tu paso por ahí. A veces, si ganás, tenés que firmar un contrato y hacer un disco sin poder negociar nada, lo cual es muy triste.
–¿Cómo imagina su futuro musical?
–No estoy muy segura. Cuando escribo una canción y me meto al estudio trato de hacer lo que me sale en ese momento. Y puede ser rock, soul, hip hop o lo que sea. No me gusta pensarlo demasiado, porque cuando lo hago, arruino la canción.
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