MUSICA › HECTOR VILCHE Y LA ERA DE LAS CAVERNAS
Militante guevarista en los ’70, sufrió cárcel tortura. Treinta años después, junto a su banda, Viejos, Sucios y Feos, estrenará hoy en el Teatro Coliseo de La Plata una ópera-rock que propone, sobre todas las cosas, ejercitar la memoria.
› Por Cristian Vitale
Héctor Vilche se arremanga la campera de jean y señala unas manchas blancas. Las tiene, todas juntas, cerca del puño izquierdo. “Me las hicieron en el tercer piso de la ex Coordinación Federal, Moreno 1417”, precisa, con la memoria intacta. Son de cigarrillo encendido y remiten a algún momento entre los seis años que estuvo detenido a disposición del PEN, efecto de su militancia en la Juventud Guevarista-PRT. “Estaba encadenado y vendado. Entonces venían los tipos y me pedían nombres: yo les decía ‘Pepe’, y me apagaban las colillas”, cuenta y vuelve a mirarlas. Pasaron casi 30 años y Vilche, cantante y compositor, las olvida tan poco como sus paseos de penuria por los penales de Devoto, Sierra Chica, Caseros o la U9 de La Plata, entre 1974 y 1980. Tan poco que junto a su banda (Viejos, Sucios y Feos) está a punto de estrenar una ópera-rock cuya sustancia es memoria: habla de la última dictadura militar y el nombre la pinta completa: La era de las cavernas. “Pese al dolor y al sufrimiento, recuerdo esa época como la mejor de mi vida, porque creíamos que teníamos el cambio hacia una sociedad más justa al alcance de la mano... después la realidad nos dio un mazazo”, dice él.
La cita es hoy en el Teatro Coliseo de La Plata y se prevé una puesta integral e integrada: proyección de imágenes, actores en escena, músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, presencias a medida (Madres y Abuelas, ex combatientes de Malvinas) y un equipo de filmación encabezado por el cineasta Carlos Martínez, que registrará el recital para su posterior edición en DVD. “La dignidad del ser humano es irrenunciable y sagrada... no se negocia”, insiste y resume Vilche sobre la esencia de su criatura artística. La era de las cavernas cuenta, además, con una amplia gama de auspicios que van desde ATE Buenos Aires, hasta APDH La Plata, PáginaI12, la CTA y Eco Music, y fue declarada de interés municipal por el voto unánime de todos los bloques con representación política en La Plata. “Los melones se acomodan con el carro andando, ¿no? –sostiene–. Yo compartí los pabellones de la muerte con muchos militantes y recuerdo que cuando nos llegaban las noticias de las protestas de las Madres, era como una bocanada de aire fresco. Ahora, mientras nuestros verdugos están escondidos, presos, se amparan en que tienen más de 70 años para no ir a la cárcel o son ‘suicidados’, nosotros hacemos música, cine, periodismo o política. Podemos estar y hablar libremente en un bar como éste, mientras ellos no, porque les gritan asesinos.”
Musicalmente, la obra (ópera-rock de un solo acto, para más precisión) transita terrenos climáticos con búsquedas “floydianas”, que le ponen un marco sólido a las intenciones de Vilche. “Me tomé el trabajo de traducir todas las letras de The Wall para ver cómo Roger Waters expresa lo que expresa. No para copiarlo sino para aprender de un grande”, indica. Las piezas suceden a una “Obertura” compuesta a la manera de viejas bandas de los setenta y engloban, con tacto, el devenir de la resistencia de los derechos humanos durante la dictadura: “Llantos en mi corazón”, remite a los que no están –incluido Julio López–; “Resistir es vencer”, a la consigna de los organismos de DD.HH. durante aquel período; “Malvinas”, a lo peor de la guerra, y canciones dedicadas a Madres y Abuelas.
–¿Y “No hablo de dinero”?
–La compuse pensando en cuánto nos costó la dictadura, pero no en términos de dinero, sino de miseria, analfabetismo, muertos y desaparecidos. Está muy bien que Videla, Astiz, los carniceros, estén presos y paguen, pero estaban los dueños de la carnicería: Martínez de Hoz, la Sociedad Rural... por eso canto “cuánto nos costó tu riqueza para pocos, cuánto nos costó tu lujo obsceno”. No me gusta ser obvio, pero tampoco ser tan críptico para que no me entienda nadie. Es una obra sobre la dictadura militar y en ninguna parte digo desaparecidos ni dictadura.
Vilche nació en 1956 y comenzó a militar a los 16 años, motivado por los fusilamientos de Trelew. Fundó la Juventud Guevarista pero duró poco: en 1974, a los 18 años, fue secuestrado junto a sus padres y lo “largaron” recién en 1980, bajo la estricta mirada de las autoridades. “Antes de salir –cuenta–, el coronel Sánchez Toranzo me pidió nombre, apellido y dirección de cuatro familiares míos: mi mamá, mi papá, mi hermana y mi cuñado, y me dijo: ‘Usted cuando saca un crédito en un banco tiene una garantía que tiene que responder si usted no paga, ¿no?, bueno, haga de cuenta que sus cuatro familiares son garantes... si se escapa, los secuestro a los cuatro’. Me tenían agarrado de las pelotas. Igual, lo primero que hice fui ir a darles un beso a las Madres en la vuelta que daban por la plaza de La Plata los miércoles.”
Hoy, con 52 años, el cantautor tiene una melena rubia que le atraviesa los hombros y recuerda que así la tenía cuando cayó en manos represoras. “Me lo cortaron en un coiffeur de seccional, como dice Miguel Cantilo”, se ríe. Tampoco podía cantar y es una de las secuencias que Carlos Martínez incorporó al guión de un film que contará acerca de los pabellones de la muerte. “Hay una parte en la que yo canto, el guardiacárcel me escucha, abre la reja, entra, y yo me callo, si no me sancionan o me matan a golpes. Cuando siento que cierra la verja, vuelvo a cantar. Y así varias veces. Mirá cómo son las vueltas: yo hoy vuelvo a cantar apoyado por un montón de gente y ese guardiacárcel está preso en Marcos Paz por delitos de lesa humanidad”, se ríe.
Para que la presentación de la obra –libre y gratuita– sea posible, también cuenta con el apoyo de la administración local, que facilita infraestructura técnica, difusión y contrataciones artísticas. Iván Maidana, secretario de Cultura y Educación de La Plata, aporta su mirada, sentado en la misma mesa que Vilche: “Hay que seguir trabajando la memoria, exigir justicia y éste es nuestro aporte... ejercer la responsabilidad de gestionar cultura en nuestra ciudad, cultura con compromiso. Por eso no podemos estar ajenos a una iniciativa como ésta”, agrega. La era de las cavernas, se prevé, seguirá su recorrido con presentaciones en la ESMA, Bragado, Trenque Lauquen, Zárate y, tal vez, Venezuela, bajo el firme propósito de su creador. “Más allá de los errores cometidos, la esencia está intacta: queremos una sociedad donde el ser humano sea hermano del ser humano y no su verdugo.”
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